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Entre las iniciativas que ha impulsado la Diputación Provincial, con indudable acierto, merece situarse ya en un lugar de honor, la Fiesta del Primer Aceite, cuya cuarta edición concluyó ayer, en la ciudad de Linares, en la que ha sido una agradable experiencia para festejar los aoves jienenses que es al tiempo un reconocimiento a nuestra autoestima porque en efecto tenemos muchos problemas, pero no es menos verdad que en Jaén poseemos unas riquezas a las que hemos empezado a darles el verdadero valor, y, entre ellas, sobresale de un modo muy especial, el mar de olivos que produce el que ya va siendo el mejor aceite del mundo.

La Diputación, con el apoyo de la Junta de Andalucía, ha sido el motor que en los últimos años ha mostrado a los olivareros jienenses el camino, y es justo reconocer que unas veces por su propio impulso, y en otras, por contagio y por el respaldo institucional que se les ha ofrecido, ya hay un importante número de empresarios del sector que se han abonado a la aventura de apostar por un aceite de calidad, abandonando la vieja estrategia tan conservadora de vender el aceite sin pensar en el futuro del principal producto jienense. Hay que alabar el cambio de mentalidad, el despegue del sector, con gente muy válida que se ha incorporado a este desafío, a poner a nuestro oro líquido en lo más alto del escaparate, en la confianza de que será bueno para todos los productores, pero lo será aún más para el conjunto de la provincia, que no hay que recordar que es la principal productora del mundo, con nada menos que 66 millones de árboles en este bosque olivarero que es nuestra geografía.

Como ya sucediera en las ediciones anteriores de la Fiesta del Primer Aceite, en Baeza, Jaén y Andújar, este fin de semana en Linares, han rivalizado fraternalmente los aceites que se vienen distinguiendo por estar en la pelea por la excelencia, entre ellos están los que forman parte de “Jaén Selección” que promueve cada año el organismo provincial, pero son bastantes más, por fortuna,  los que se han colocado en la órbita, muchos de ellos reconocidos y premiados. Hace veinte años, casi nada, era impensable que se pudieran dar en la provincia estos pasos, pero ya son irreversibles, porque el buen paño no se vende en el arca y porque el consumidor ya no está dispuesto a aceptar que se le dé gato por liebre. Se ha dado cuenta de que la calidad es posible, por tanto se conoce el camino, y no hay vuelta atrás.

En este fin de semana Linares ha sido testigo de primera mano de la pasión que muchos jienenses sienten por su aceite, en especial por este jugo de la aceituna salido de la primera prensada, que es un verdadero placer para los sentidos y un manjar digno de tener la máxima consideración. Una vez más gracias a los esfuerzos de tantos productores que son los auténticos protagonistas de este milagro que se está produciendo en el aceite de oliva. Y ya no se puede parar, porque por fortuna para nosotros y el para el futuro del cultivo del que somos máxima potencia, los aoves son cada vez más admirados en las cocinas de todo el mundo y cuentan con el estudio de los investigadores, empezando por los de nuestra Universidad de Jaén, refrendando los beneficios del producto estrella de los jienenses para la salud.

El aceite de oliva virgen extra bien se merecía una fiesta como la que este fin de semana se ha celebrado en la ciudad de Linares, como homenaje a tantos pasos acertados como se han dado en los últimos tiempos, en la convicción, que creo que nadie pone en duda, de que en absoluto es posible escribir el futuro de la provincia sin contar con algo que nos identifica en lo económico, en lo social, y en lo cultural, como es nuestro olivar, cuyo paisaje único y maravilloso lleva camino de convertirse en Patrimonio de la Humanidad. Y nosotros, tan orgullosos de vivir entre olivares y de hacer toda una liturgia con el oro verde con el que nos ha bendecido la naturaleza.

 

(Comentario emitido hoy en el espacio La Colmena, en Radio Jaén)

 

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