La desaparición de la clase media avanza. Los hijos dependen de los padres, y los padres de los abuelos. Es sabido que mayores que vivían en residencias vuelven a residir con los hijos para utilizar la pensión del mayor y acabar el mes. La pobreza de las clases medias es un hecho constatable. A la falta de empleo, a las restricciones salariares, se le une un aumento del coste de la luz, del gas, del agua, los impuestos, la gasolina….. Disminuyen los ingresos y aumentan los gastos, consecuencia inmediata: cada día más pobres.
Esa clase media que ha levantado este país durante muchos años, con su trabajo y esfuerzo, se empobrece y desaparece. Nos indignan las tarjetas opacas, la malversación de fondos públicos, las “puertas giratorias”…. Y mientras, la mayor parte de los debates que protagonizan la vida política en España tienen poco que ver con aquello que demandan los ciudadanos, son debates absurdos, inútiles y falaces.
Los grandes partidos no han entendido el mensaje. Los ciudadanos reclamamos cambio en las formas de hacer política, cambio en la forma de designar a nuestros representantes, es el momento de las listas abiertas, pero nada cambia, todo sigue igual, todo a dedo, todo lo decide el “líder”. La consecuencia inmediata la ofrecen las encuestas, las redes sociales y, sobre todo, el día a día de la calle, que refleja desconfianza y hartazgo de la política. El modelo está agotado, y no pueden renovarlo los mismos que lo han agotado. Ya nos lo decía A. Einstein, “si quieres obtener resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Os daré un consejillo que podrá reducir los gastos cotidianos. Según la Asociación Nacional de Ahorro y Eficiencia Energética (ANAE), un consumidor doméstico puede rebajar su factura entre 61,5 y 156 € al año si recorta en un tramo o en 1,15 kilovatios la potencia contratada. Esta potencia está escondida en el recibo de la luz. Es la potencia eléctrica contratada en casa o en la empresa, la parte fija del precio de la luz que más ha subido desde 2013, un 70 %, y que supone más del 40% del volumen total de gasto bimensual.
Los clientes contratan 175 Gigawatios/hora (GW/h); no obstante, y según los datos de Red Eléctrica en los diez meses de 2014 sólo se han demandado 39 GW/h. Hay 136 GW/h que están contratados y se pagan a las compañías eléctricas, pero que no se usan, según la ANAE. Lo que se paga de más en el recibo por la potencia contratada, 8.000 millones van para las compañías y 2.200 para Hacienda. Por mucho que andemos por casa a oscuras, para consumir menos luz, la penalización viene por la parte fija del recibo, la que más ha subido, y la que grava la factura con el sobrecoste de la potencia contratada. ¡Qué guay, y yo sin saberlo!. Y por supuesto los gobiernos, que lo saben, lo consienten.
Van a dar lugar a que nos desenchufemos de muchas cosas.
(25 de julio de 2016)