Un buen médico, cuando precisa hacer un diagnóstico, no examina sólo las secuelas que sufre el paciente, sino que debe descubrir el origen, la causa de su mal, para así prescribir el tratamiento adecuado que lo elimine y, al mismo tiempo, evitar que la dolencia se repita. Haciendo una analogía, me pregunto: ¿Cuál será el mal que padecen esas miles de personas que vomitan odio hacia lo español? ¿Qué les ha pasado para que exhalen ira por cada poro de su piel? ¿Por qué ese dañino virus sólo ha llegado a esos niveles de pandemia en Cataluña…?
Durante las últimas semanas estamos observando unos acontecimientos que nos han dejado a muchos en un estado casi de shock. Y cual jauría de perros rabiosos, llenos de resentimiento y furia, miles de ciudadanos catalanes, sobre todo jóvenes, claman una extraña independencia, fruto de su «superioridad», porque ellos «lo valen», porque se «la han ganado», porque «la merecen»… ¿Por qué ellos se creen dignos de tal premio y otros no? ¿Por qué otras comunidades que son más históricas que las denominadas «históricas» no han sido tocadas con tanta fuerza por la varita mágica del sentimiento de independencia?
Nunca hay una sola respuesta, eso es bueno, pero, tras visionar, hasta la saciedad, noticias, leer artículos, editoriales, entrevistas, grabaciones, documentales …, he sacado mis propias conclusiones: Desde siempre se ha dicho que la Educación no es un gasto, sino que es una inversión, algo que ahora, tristemente, estamos constatando… Ha sido la gran inversión del independentismo catalán.
La Educación es la base de la formación integral de la persona; no olvidemos que un niño pasa más horas en el centro educativo que en su casa, que un niño pasa más horas con sus profesores que con sus padres, que un niño atiende más a las explicaciones que se le ofrecen en el colegio que jugando a la consola… Y esos niños, ahora jóvenes, que durante años han sido adoctrinados en falsos relatos, que durante años han mamado el odio hacia España (no hacia el resto de España, porque nunca se han considerado parte de ella), que durante años se les ha alimentado el ego con reinos propios, con historias épicas inventadas, con fábulas de países imaginarios de los que manaban ríos de miel…, Que han sido criados con adulaciones, halagos y loas que les han hecho creer que son los más listos, los más cultos, los más guapos… Años siendo adoctrinados en la falsedad de que gracias a ellos el resto de España comía…, que eran superiores y que no necesitaban a nadie…
A base de repetirlas y repetirlas, sin cotejo alguno, se han creído sus propias mentiras. Lo siento, jóvenes independentistas catalanes, no sois los más cultos, no sois los más listos, no sois los más guapos… No alimentáis a España, nunca habéis tenido reino; es más, habéis sido súbditos de la Corona de Aragón, algo que sabríais si hubiéseis tenido similares planes de estudio que el resto de vuestros compatriotas.
Es el momento de reflexionar y preguntarnos en voz alta: ¿Por qué, durante estos años, ha habido gente que ha denunciado el trato que algunos libros de texto han dispensado al tema de la identidad de género? ¿Por qué, durante estos años, ha habido gente que ha denunciado el lenguaje sexista en algunos libros de texto? ¿Por qué, durante estos años, ha habido gente que ha denunciado la reducción de la asignatura de Filosofía o el mantenimiento de la de Religión…? ¿Por qué no ha habido gente que haya denunciado las mentiras, falacias y falsedades que se han enseñado en esas escuelas públicas catalanas durante tantos años…?
Hay pilares que deben ser únicos para crear Estado. Uno de esos cimientos, cuya función es la de unirnos y darnos las mismas oportunidades, es la Educación, pero, en este caso, estamos viviendo las nefastas consecuencias de la aplicación de una Educación perversa, de unos planes malintencionados dirigidos a formar a una sociedad excelsa, superior…, basada en quimeras y engaños.
La Educación debe tener como base la verdad, la objetividad, la imparcialidad… Las Matemáticas deben ser las mismas para todos; la Historia debe ser la misma para todos, los héroes deben ser los mismos para todos, los villanos deben ser los mismos para todos…, porque, después, la vida, las circunstancias, las vivencias, la madurez y la experiencia nos darán la subjetividad suficiente para que, esa Historia que aprendimos, sea entendida de una manera u otra…
Es nuestro derecho para convertirnos en seres únicos, nuestro derecho para formar un libre albedrío. Es un don que nos regala y moldea la vida a lo largo de su transcurso…, es nuestro derecho y no es competencia de unas mentes perniciosas y resentidas que han jugado con algo tan sagrado, como es la formación de la persona, con el único objetivo de conseguir suficientes peones que protegieran a sus reyes, los únicos reyes nativos que han tenido…, y tendrán…