JAÉN, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2017
La situación sanitaria de Jaén deja mucho que desear. Estos días se sigue manifestando el malestar de organizaciones y colectivos ciudadanos, pero sería para estar permanentemente reivindicando para que por lo menos lo que tenemos no corra peligro. Ya no me refiero a promesas incumplidas por la Junta como la Ciudad Sanitaria, que se quedó atrás dicen que por la crisis, aunque pienso que nunca hubo la suficiente voluntad política para afrontarla, a la hora de establecer prioridades se pensó que era mejor regalarnos el tranvía que ahí lleva siete años muerto de risa, que un moderno Hospital con todos los servicios unificados para que los profesionales puedan trabajar de manera más satisfactoria y para que se pudiera atender mejor a los pacientes.
Lo peor del caso es que no hay a quien exigirle cuentas de aquellas alegrías electorales, ya no podemos acudir ni a Chaves, ni a Griñán, ni a ninguno de los consejeros a los que se les llenaba la boca con promesas que se quedaron en simples brindis al sol. Al hilo del Hospital también recuerdo la visita de Griñán hace siete años, de prisa y corriendo, para vendernos otro sonado compromiso, una Facultad de Medicina, ligada a la Ciudad Sanitaria. Ni rastro de aquello que sirvió para dar titulares y para que el entonces presidente de la Junta tratara de congraciarse con una provincia donde el socialismo dirigente le era hostil. Pues en parte de aquellos polvos estos lodos.
De la situación actual conviene ser justos en el sentido de que ni todo es tan bueno como nos dice la Junta, ni todo es tan desastroso como nos pretende hacer ver la oposición. En el término medio posiblemente está la verdad. Soy un firme defensor de la sanidad pública, es más, he tenido que utilizarla en varias ocasiones y mi valoración es altamente satisfactoria, hay muchas cosas que funcionan bastante bien en nuestros hospitales, en concreto en los centros del Complejo Hospitalario de Jaén, pero no es menos verdad que hay muchos aspectos que llevan tiempo urgiendo cambios para mejor. En verano se hace tabla rasa con las camas, esto no es de ahora, y lo peor es que se trate de hacernos comulgar con ruedas de molino.
Una de las quejas más habituales tiene que ver con la proliferación, a estas alturas, de habitaciones con tres camas, que es algo que debería estar desterrado. Estos días esta inquietud ha vuelto al Parlamento andaluz donde el diputado autonómico del PP, Miguel Ángel García Anguita, ha subido al estrado a demandar una mayor calidad asistencial para Jaén, poniendo énfasis en esta situación tercermundista del hacinamiento. No es la primera vez que este político defiende estos importantes asuntos que afectan a los ciudadanos, pero esta vez si cabe ha sido más duro y contundente, sobre todo en la crítica a los compromisos incumplidos por los sucesivos gobiernos de la comunidad autónoma. Ha contestado la consejera del ramo diciendo que las tres camas se van a terminar, declaraciones en las que hace poco también ha coincidido la delegada provincial. ¿Que se van a terminan, pero cuándo y cómo? No tenemos mucha confianza en lo que han dicho, la verdad, porque tradicionalmente nos han ido conformando y los compromisos no han llegado.
En una visita hace muchos años del entonces presidente Manuel Chaves, y algo ha llovido, ya nos presentó este brindis al sol, un proyecto a base de habitaciones individuales. Alguien debería invitarlo ahora para que dé explicaciones de los motivos por los que no se hizo algo tan elemental. El presidente del Colegio Oficial de Médicos de Jaén, Emilio García de la Torre, ha declarado hace poco que, además, tenemos el honor de ser la “única provincia” donde se mantiene este lamentable panorama. Como en otros tiempos, ahí están los médicos alzando la voz, incluso presentes de manera activa en la plataforma “Jaén Merece Más”. Claro que hay que recordar, sobre todo al PSOE, por si se le ha olvidado, que Chaves fue el mismo presidente de los cheques en blanco y de tantas historias para no dormir, el mismo de la olvidada Ciudad Sanitaria, que sí podría haber permitido plantearse un proyecto de camas individuales. Pero no, el tranvía era más urgente. Creo que sí, en efecto, sobre todo para algunos que lo defendieron como si se tratara de la tabla de salvación de Jaén. Una pena. Pero a lo que íbamos, hay que suprimir la escena de las tres camas por habitación en pleno siglo XXI. Háganlo, pero ¡ya!
La Junta de Andalucía y con ella el PSOE están estos días a la defensiva tratando de vender los aspectos positivos de la sanidad jienense, que los tiene, en especial grandes profesionales, para tratar de contrarrestar la manifestación que se ha previsto para el día 30, que ha nacido con la intención de ser multitudinaria, como han apuntado desde la plataforma por la sanidad, Marea del Cucharón y otros colectivos que se suman a la protesta, porque la sanidad, la salud, es un asunto de atención preferente. Será la oportunidad de reivindicar en un solo acto las principales deficiencias del sistema sanitario, sobre todo sus especificidades en Jaén, que no olvidarán la situación del Neveral, entre otras. Sobre este centro en concreto, ninguna concesión al diálogo, para nada han servido las protestas y los razonamientos de los colectivos sanitarios, ha acabado imponiéndose el ordeno y mando.
En realidad, si esta ciudad fuera de otra manera, si los jienenses defendiéramos todo lo que consideramos justo, y también hiciéramos valer las promesas que nos han hecho los políticos a lo largo del tiempo y que están en las hemerotecas, otra sería la situación. Pero ellos saben de nuestra capacidad de aguante. Saben que nos pueden enfadar hasta el infinito, y no pasa nada. Al menos hasta ahora no ha pasado nunca nada.
Pese a todo, insisto, tenemos el deber de exigir y fortalecer nuestra sanidad pública, entre otras razones porque la alternativa, que es la sanidad privada, tampoco se encuentra en una situación ejemplar. He tenido la oportunidad de acudir en varias ocasiones al único centro de urgencias en Jaén que atiende a las compañías aseguradoras y el panorama que he encontrado no es mejor que el de los centros sanitarios de carácter público. La última vez me encontré en la clínica Cristo Rey con un panorama deplorable, un único médico de guardia para las urgencias, un colapso total, retraso de hasta cinco horas y más en algunos casos…En la capital y en su zona de influencia hay muchísimos miles de personas que tienen un seguro privado, sobre todo funcionarios de diversos estamentos y también personas particulares.
Me impresionó el nivel de aceptación de la gente, a pesar de los comentarios generalizados de malestar, pero el personal sigue permitiendo que se ofrezca esta desatención, en absoluto achacable a los profesionales que hacen su trabajo en estas condiciones tan indeseables. También digo que no me extrañaría que estas situaciones se den en pocos sitios, desde luego entre ellos Jaén, porque es conocido nuestro conformismo, nos han tomado la medida dentro y fuera y nos tratan con esa falta de respeto y deferencia a la que deberíamos tener derecho.
En fin, si la sanidad pública, como gusta decir a la presidenta de la Junta, es “la joya de la corona”, aunque evidentemente en Jaén no se puede decir que sea el caso, esperamos que la administración atienda las demandas de la manifestación del día 30, y sobre todo, que las autoridades sanitarias desciendan a la realidad de lo que ocurre en nuestros hospitales, donde insisto, se hacen muy bien grandes cosas y en otras hay bastante margen de mejora.
Foto: imagen de uno de los accesos al Hospital Médico-Quirúrgico de Jaén.