Sin sorpresas, que por otra parte no se esperaban, ha finalizado el debate para tratar de la investidura del candidato del PP, Mariano Rajoy, que ha resultado frustrada, como lo fue la anterior de Pedro Sánchez. Resultado, como hace 48 horas, 170 votos a favor y 180 en contra. Bastaba la mayoría simple, pero no se ha obrado ningún milagro.
La pregunta que todo el mundo se hace a partir de este mismo momento es la de ¿y ahora qué? La respuesta tiene que ser una de dos: o Pedro Sánchez vertebra una alternativa, algo bastante improbable, habida cuenta de los recelos que provoca en parte del electorado socialista Unidos Podemos y las líneas rojas de los partidos soberanistas a cambio de sus votos, o las terceras elecciones generales que probablemente se celebrarían el 18 de diciembre, ya que parece existir acuerdo entre los grupos de la Cámara para acortar la campaña para no dar la pésima imagen de llamar a las urnas el mismísimo día de Navidad. Por otra parte es que resulta innecesario siquiera hacer campaña porque pienso que a estas alturas los ciudadanos españoles saben lo que tienen que votar, como conocen de sobra que hasta ahora el sentido de sus votos no han servido absolutamente para nada.
En el breve debate de esta tarde no ha habido la más mínima concesión a la sorpresa. Rajoy contra Sánchez, Sánchez contra Rajoy, Iglesias tratando de llamar la atención del secretario general de los socialistas, al que ha pedido directamente que se aclare. “No quiere un acuerdo con nosotros, pero a lo mejor se le acaban las oportunidades”.
Rajoy ha centrado su breve parlamento en una defensa de algo así como “yo o el caos”, en referencia a las consecuencias para España de que siga sin haber gobierno, aludiendo a las subidas para pensionistas y funcionarios, entre otros argumentos, y ha dicho expresamente que las consecuencias las pagarán todos los españoles. En esto sí lleva toda la razón el presidente en funciones, veremos a ver el costo que tiene la falta de acuerdo.
Sánchez ha hecho caso omiso a las interpelaciones que le han llegado desde diferentes direcciones, y se ha centrado en señalar que el problema es Rajoy, hasta el punto de que ha llegado a ofrecer la disponibilidad del PSOE si el recambio se produce, si bien el portavoz del PP ha negado rotundamente que esto pueda suceder. Por cierto, Sánchez, para no ser menos que nadie, ha anunciado una iniciativa parlamentaria para la subida a pensionistas y funcionarios, pero desde el gobierno le han replicado que de dónde piensa extraer los ingresos que se necesitan para ello.
Iglesias, de Unidos Podemos, ha tendido la mano a Sánchez, pero parece que desde el convencimiento del que clama en el desierto. “Aclárese si quiere acordar con nosotros o con el PP”, le ha insistido.
Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, ha sido el único dirigente político que se ha subido a la tribuna para pedir PERDÓN a los españoles, gesto que personalmente le agradezco. También ha dicho que tanto PP como PSOE deben reflexionar sobre el fracaso de sus respectivas investiduras. Ha sido tajante en una afirmación que puede ser compartida sin ningún problema: “Quien piense en unas terceras elecciones no merece ser presidente de este país nunca”. “Me siento partícipe del fracaso de esta Cámara”, ha señalado asimismo el político de la formación naranja. Durante la sesión se ha escenificado con meridiana claridad que la relación entre PP y C´s pende de un hilo y que lo más probable es que, aunque algunos miembros de ambos partidos le hayan restado importancia a las diferencias, a estas horas el acuerdo de 150 puntos firmados para la investidura, ya sea papel mojado. Ha habido algunos puyazos que evidencian que el matrimonio de conveniencia se sostenía sobre una gran fragilidad.
La intervención del portavoz popular, Rafael Hernando, ha sido directa a la cara de los líderes políticos. A Sánchez le ha pagado con la misma moneda: “En una democracia se va no el que gana, sino el que pierde”. Por lo demás los grupos minoritarios han dejado algunas perlas, como la intervención del diputado de ERC, Gabriel Rufián, independentista acérrimo, de ascendencia jienense, que supongo ha debido colmar la paciencia de muchos de los que seguíamos la sesión. Ha habido más invitaciones a Rajoy para que se marche y deje el camino expedito, se ha hablado de postureo y politiqueo, ha habido también serias advertencias para un Pedro Sánchez con rostro serio por la deriva de la situación creada…en fin, después de las nueve de la noche ha finalizado la segunda parte de este culebrón con final previamente escrito. Insisto y reitero, yo les habría dejado encerrados en la Cámara, sin comer o a media dieta, por supuesto sin cobrar un solo euro, para que le dieran una respuesta inmediata a la nación, la que sea, porque todas las fórmulas son legítimas. La única que no lo es sin duda alguna, es que tengamos que preguntarnos ¿y ahora qué? Y la única fórmula que tampoco tendría que ser legítima es que el futuro de la política española lo escriban las mismas personas que han demostrado que no sirven para el papel que les encomendó el pueblo español el 26 de junio, por segunda vez, cada uno a su estilo, forma y manera.