Por ANTONIO GARRIDO / A estas alturas no es un secreto para nadie que la sanidad pública andaluza y en consecuencia la jienense está en un momento crítico. Esta misma mañana lo comentaba con un gran profesional de la Medicina y conversábamos sin sesgo ideológico, es decir, tratando de analizar la situación al margen del gobierno de turno. El que siga mínimamente la actualidad y tenga los ojos abiertos tiene que advertir que desde hace unos años el sistema sanitario público es insostenible y hemos llegado al convencimiento de que el problema radica en que no hay capacidad suficiente para la gestión, o es porque o no se da con los dirigentes adecuados o en los propios centros sanitarios no existe la organización correcta para superar este caos en el que de una u otra forma todos nos vemos envueltos en alguna oportunidad, por nosotros mismos o por familiares y amigos. Cualquiera dispone de informaciones de primera mano de hechos tremendamente desagradables que son el retrato fiel de un panorama desolador. No niego que lo más probable es que los principales responsables traten de acertar, la buena voluntad se les supone, pero que vamos de mal en peor esto es una evidencia. De vez en cuando tratan de calmarnos ofreciendo informaciones sobre las listas de espera que no se sostienen, no ya para operaciones quirúrgicas o para asistir a las consultas de los especialistas, es que en la misma atención primaria hace poco se anunció una mejora con un plazo máximo de tres días para ser atendidos por el médicos de familia, y así fue o casi, pero esa buena nueva ya ha quedado atrás, hoy mismo he podido advertir que se ha vuelto de nuevo a la situación anterior. No se dan cifras o cuando las ofrecen tengo el convencimiento de que son cocinadas, porque debe darles vergüenza presentar ese balance cuando también en este ámbito de la responsabilidad política prometieron que iban a acabar con las listas de espera en cuestión de meses.
Los socialistas, sabedores de la gravedad de la situación y de que en condiciones normales el estado de la sanidad es capaz de hacer caer a un gobierno, están poniendo toda la carne en el asador en una campaña incesante y agresiva, saben que insistiendo pueden lograr réditos. Ya lo creo que lo saben, es que ellos mismos salieron del gobierno andaluz a causa de los problemas sanitarios, la sanidad pública llegó a ser considerada por Susana Díaz la joya de la corona, era su fantasía, la que acompaña a los que solo quieren ver lo que les beneficia y no lo que les perjudica, porque a la postre fue el detonante para que el PSOE perdiera las elecciones. Hoy el funcionamiento es muchísimo peor, no solo no se ha aprendido de los errores pasados sino que no se ve la salida por ningún sitio, y es extraño que el presidente de la Junta, Juanma Moreno, salga indemne en las encuestas. Cuesta creerlo, lo mismo que echar un vistazo a los sondeos de Tezanos que pronostican que el PSOE ganaría de calle unas elecciones generales con Pedro Sánchez a la cabeza. A estas alturas no me fío de las encuestas porque no me puedo creer que la ciudadanía esté tan ciega y llegue a perdonar a los gobernantes deficiencias que forman parte de las prioridades porque afectan a las personas, en especial la salud que es lo más grande que tenemos. Hace unos meses el titular del gobierno andaluz promovió unos cuantos cambios y a la postre parece que ha sido peor el remedio que la enfermedad. Ojo al dato, solo se salvan la mayoría de los profesionales, médicos, personal de enfermería y de otras tareas, que con este panorama defienden lo que va quedando, pero en muchos casos, y los conozco bien, no tienen el menor reparo en confesarse ante los pacientes y pedirles que se quejen, que denuncien, que se muevan, incluso que recurran a la medicina privada si tienen prisa…pero los pacientes en Jaén, como ocurre con todo lo que funciona mal o sencillamente no funciona, son, somos, pasivos, sin caer en la cuenta que estamos jugando con fuego y que la única manera de luchar contra el mal estado de la sanidad es rebelándonos. Claro que cuando eso ocurre los que viven del gobierno de la Junta o del partido, y subsidiariamente los palmeros, pueden tacharnos de radicales de izquierdas que solo tratan de quemar al gobierno. Por supuesto apoyo las protestas que están teniendo lugar en Cazorla y cualquiera otra que trate de luchar por la mejora de los servicios.
Pero hay más. El desorden en la sanidad pública, pero no fuera, sino en la propia provincia, está poniendo a prueba a la medicina privada, que ya hace unos meses que empezó a colapsarse, a consecuencia de que el SAS, en su ineficacia, no para de enviarles pacientes para operaciones, consultas, pruebas diagnósticas… La crisis en la sanidad pública ha derivado en un claro beneficio para la medicina privada, de hecho, aunque no constan datos fehacientes, se sabe que las compañías aseguradoras han aumentado su clientela en la esperanza de tener mayores garantías de atención llegado el momento. Pero no es así. Hasta hace poco con una tarjeta de asegurado de cualquier compañía se podía conseguir cita para una Resonancia Magnética, por ejemplo, en pocas fechas, a día de hoy un asegurado puede tener que esperar por lo menos un mes y de ahí para arriba, y no solo para estos servicios, la sanidad privada, que es un esfuerzo económico para las familias que han de acudir a ella, pero que sobre todo es un gasto muy cuantioso que la Junta se podía ahorrar, el de transferirle enfermos, cada vez más, para aligerar los hospitales, está también a punto de estallar y lo sé de muy buena tinta. Ignoro qué se puede hacer, pero lo que en absoluto aconsejo es que nos mantengamos en una actitud de pasividad como si nada estuviera sucediendo, mientras vemos que los responsables públicos se pasan los días discutiendo de política y del sexo de los ángeles y miles de personas de la capital y de la provincia sufren la enfermedad, esperan ser atendidas y muchas de ellas tal vez no vean el fin de esta pesadilla. Es un tema muy serio y es política porque requiere de mucha voluntad y decisión de los políticos para resolverlo, pero sobre todo es humano, un derecho y una responsabilidad adquirida por quienes fueron votados y que a veces da la impresión de que viven instalados en su zona de confort porque además observan en su altanería de tal modo que ni se despeinan. Cómo son y cómo somos.
Ya puesto añado, porque es otro asunto que conozco al dedillo, el funcionamiento, mejor dicho, el pésimo funcionamiento de la dependencia, otro pariente pobre para los políticos, a pesar de que continuamente aluden a las cifras y se jactan de resultados que tampoco se corresponden con la realidad. Lo peor es que los responsables para tratar de evadirse del problema justifican los largos procesos de espera de una resolución en la herencia recibida, olvidan que el PP lleva ya unos cuantos años gobernando y que tiempo ha tenido para cambiar un sistema si el que había no era de su agrado. Es impresentable este trato a las personas que acuden a este servicio por pura necesidad. Aclaro que me refiero al papeleo, el funcionamiento en sí y el personal que trabaja en el servicio no merece más que agradecimiento. Un caso concreto para que lo entiendan mejor. Una señora que hoy tiene 93 años y que hace nada menos que 28 meses se pidió para ella la revisión de la ayuda a domicilio mínima que viene recibiendo, solo de 10 horas al mes. En esta larguísima espera el estado de esta anciana ha ido empeorando, el informe que se hizo en su día no sirve y la resolución definitiva para que se aumente la ayuda a domicilio, que es lo que necesita, ni está ni se le espera, con lo que entra dentro de lo posible por la edad y por el tiempo transcurrido en una gestión que está en las antípodas de la agilidad, que fallezca con la desesperación para quienes se han ocupado y preocupado de estar pendientes de una burocracia inhumana porque hay cosas con las que no cabe más que poner empeño y determinación. Es de imaginar la lista de las personas de la provincia que pasan o han pasado por esta situación y no creo que se les pueda sacar más que reproches de quienes estuvieron dedicados en vender humo y fueron causa de decepción y de dolor. Lo peor de todo es ver las caras de esos políticos y políticas en los periódicos y en las redes sociales, luciendo sus mejores sonrisas, a sabiendas de que o son responsables directos o subsidiarios de la prestación de un servicio que nació con voluntad de hacer bien y los gestores lo han convertido en un lujo para el que con suerte puede disfrutarlo.
Foto: Una manifestación, en noviembre del pasado año, por las calles de Jaén, reivindicando una sanidad pública de calidad.