La temporada de polinización de este año ha acabado en la provincia de Jaén con 16.902 de granos de polen de olivo por metro cúbico de aire como máxima cantidad, según los datos registrados por el servicio de Alergología del Complejo Hospitalario.
Ello supone una cifra mayor que la de 2016, cuando se alcanzaron 11.089 granos, según ha precisado este lunes el referido centro del Servicio Andaluz de Salud (SAS). Su página web (www.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdesalud/chj) ha difundido durante toda esta primavera datos sobre los niveles de polen para informar y ayudar los jiennenses que padecen problemas alérgicos; una información que se reanudará en abril de 2018.
El pico más alto de polinización del olivo de esta temporada se produjo el 4 de mayo. Desde entonces se han mantenido hasta primeros de junio con niveles altos o extremos y, a partir de ahí, empezó a descender al medio y bajo hasta casi desaparecer. La principal novedad este año es que su período de mayor incidencia ha llegado entre diez y 15 días antes de lo habitual.
La cifra récord registrada desde que en 2010 comenzaron estas mediciones en el hospital público de la capital jiennense se mantiene en los 19.840 granos por metro cúbico alcanzados el 13 de mayo de 2015.
El Complejo Hospitalario de Jaén tiene instalado un captador de pólenes en la novena planta del Hospital Materno Infantil, que mediante el método Hirst capta partículas volumétricas por succión según el principio de impacto. Este equipamiento es el empleado por todas las estaciones de muestreo adscritas a la Red Española de Aerobiología (REA), así como por los grupos de trabajo de los diferentes países que forman parte de la European Aeroallergen Network (EAN).
Los profesionales del servicio de Alergología han medido durante la pasada primavera, entre otros pólenes, los de olivo y gramíneas, cuyas concentraciones son las que alcanzan niveles más altos en la provincia jiennense. La finalidad de esta prestación es que los pacientes puedan iniciar medidas físicas, como evitar su contacto con el polen, y farmacológicas, como la toma de antihistamínicos o inhaladores, que les reporte un mayor control de su patología alérgica y, por tanto, una mejora de su calidad de vida.
Este captador consta de tres unidades, que son las de impacto, una veleta y una bomba de vacío. La primera tiene un orificio de entrada y un soporte circular o tambor donde que se adhieren las partículas, que está conectado a un reloj y gira a razón de dos milímetros por hora. Tiene también fijada una cinta impregnada de una sustancia adhesiva para que las partículas succionadas desde el exterior se adhieran.
La veleta adosada al exterior protege la unidad de impacto y su función es mantener el orificio de entrada en la dirección de los vientos dominantes, con lo que la eficacia de captación de partículas es mayor. La bomba de vacío permite la succión de un volumen de aire determinado de diez litros por minuto. La cinta sobre la que se han adherido los pólenes se coloca sobre el portador para teñir la muestra con fucsina. Después, se realiza la lectura en el microscopio y mediante una fórmula matemática se determina el número medio de granos de polen por metro cúbico de aire.