Después de la manifestación celebrada el pasado sábado por la plataforma “Jaén merece más” y seguida por miles de jienenses, la mayoría de los cuales es posible que no hayan asistido en su vida a una convocatoria de este tipo, la primera impresión que se recibe es que, al menos los partidos mayoritarios, no parecen dispuestos a cambiar para nada su hoja de ruta. Hasta ahí podíamos llegar, supongo que se dirán, y harán una regla de tres para quedarse más tranquilos. Se dirán, si la ciudad cuenta con casi 115.000 habitantes y han asistido entre 6.000 y 8.000, no hay motivos para inquietarse. Lo cierto es que las primeras reacciones son indicativas de que se actúa con mucha prepotencia, con la seguridad de que nadie les va a mover de sus sillones y, mucho más que esto, cada administración en lugar de hacer su autocrítica lo que hace es justamente lo que llevan haciendo décadas, mirar al adversario y cargar sobre él todas las culpas. Nada nuevo bajo el sol. Se reparten los papeles y la víctima es la ciudad, es decir, los vecinos.
El Partido Popular ha sido más madrugador a la hora de pronunciarse sobre la histórica salida a la calle de los jienenses reivindicando inversiones. Los populares consideran que están trabajando bien para que en Jaén y en la provincia haya “un mejor futuro”, y acto seguido lo que hacen es tirar las piedras sobre el tejado de la Junta, de la que recuerdan que nos debe la Ciudad Sanitaria, Ciudad de la Justicia y un largo etcétera. Nada se dice de las responsabilidades de la Administración central, como si no existiera, y por supuesto se pasa olímpicamente del Ayuntamiento, si bien no ha habido un pronunciamiento específico del equipo de gobierno del Consistorio, parece como si las reivindicaciones de los miles de jienenses no afectaran a la institución municipal.
Pero los socialistas que se hacían esperar no han tenido un discurso diferente. El secretario provincial del PSOE jienense ve “magnífico que la ciudadanía salga a la calle” para reivindicar inversiones para Jaén, es decir, se ve bien que haya una actitud reivindicativa, pero en la misma línea invitan a que no se equivoque la diana, dando a entender que hay administraciones cercanas (no tiene que decir más) que deben asumir sus responsabilidades. Dan a entender que la cosa no va con la Junta de Andalucía ni por supuesto con la Diputación, sino con el Ayuntamiento. Leña al mono.
El resto de formaciones supongo que se irán retratando en estos días, pero los dos ejemplos me parecen muy preocupantes porque son una demostración palpable de que los políticos no se ponen a la altura de las circunstancias y lo que van a conseguir con este tipo de respuestas es crispar los ánimos de tantos miles de jienenses que se han levantado con la esperanza de que a partir de ahora haya un cambio que pasa, necesariamente, porque todas las administraciones asuman la existencia del problema y después actúen juntas en solucionar todas las demandas de Jaén. Mucho me temo, por lo que conozco el paño, que desde luego no es de muy buena calidad, que la cruzada que persigue ‘Jaén merece más’ no va a ser del todo fácil y que lo más probable es que hagan falta muchas manifestaciones, muchos días 17, para que la respuesta política de la gente común, que únicamente quiere defender un mejor futuro para la ciudad, tengo el eco debido.
Seguramente estos políticos nuestros no han calibrado la magnitud del nuevo movimiento ciudadano, pero lo mismo que decíamos ayer, en caliente, que el camino adoptado por una plataforma da la impresión de que esta vez no tiene retorno, es decir, que no va a tratarse de un experimento más como otras plataformas o la famosa en su día Mesa por Jaén, señalamos de igual manera con pena que una vez más nos han vuelto a decepcionar con unos argumentos carentes de sentido y de puro trámite, para ponerse cada uno de ejemplo de lo que evidentemente no lo son. Pues sí, habrá que seguir haciendo política, en este caso política ciudadana, con la suficiente contundencia y seriedad para que se les obligue a abandonar el pedestal en el que unos cuantos que tienen poder parece que se han subido por encima del bien y del mal. Hay que convencerles de que nadie tiene más fuerza que el pueblo unido. Y al pueblo unido el que mejor lo representa es el propio pueblo. Es un simple aviso a navegantes.