Por MARTÍN LORENZO PAREDES APARICIO / En esta ciudad, cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo. Algunos tienen el síndrome de este hermoso pájaro. Su fuerte personalidad no les impide encogerse, nunca tienen frío, pues su calor intelectual está fuera de toda duda. Son grandes pensadores, con todos los premios imposibles y posibles. Afamados comunicadores que han ido yendo de medio en medio, hasta que han dado con el suyo que, con la complicidad de sus propietarios, le permite despotricar con elegancia de otros individuos que, ingenuos, comparten sus inquietudes artísticas sin ningún tipo de meta o de logro. Logrando la humillación y el desengaño de ellos. Irónicamente, pertenecen a asociaciones en las que se proclama la bondad y la igualdad, el amor fraterno, la ética y las buenas obras. Estos magníficos mosqueteros de las artes no dudan en insultar a estos pequecreativos, desde las oscuras bambalinas o desde esos medios que con sus bellos mensajes buscan que la minusvaloración llegue al receptor.
Amparado por las élites, y después de haber peregrinado mucho, defiende a capa y espada su alta atalaya desde la que pisar al prójimo, aunque diga que tiene una buena relación con el mismo. Considerando quiénes pueden acceder al olimpo de este mundo de vanidades que ellos han creado.
No dudan en levantar falsos testimonios, en su entorno más cercano, y hacer ver a este pequecreativo, como una persona peligrosa y de dudosa reputación. Existiendo, incluso, acólitos suyos, que se dedican a insultar en las redes sociales a estos insignificantes individuos, que ya tienen miedo a realizar algo que pueda acarrear alguna notoriedad que al gran Mosquetero moleste. Pues este “vir bonus”, amparándose en el respeto que hay que tener a la literatura, a la pintura, a la música, realiza los insultos más deleznables que se le puede realizar a un ser humano como gentuza, broza, escombro…
Provocándole tristeza, ansiedad, decepción y muchas cosas más.
Señor que guías el mundo cuida a estas ilustres personas, para que la vida sea un poco más fácil.
En Jaén, queridos, cuando el grajo vuela bajo, hace un frío de carajo.
Me atrevo a quitar una pluma pequeña de este excelso pájaro, con el objeto de ofrecerla, humildemente, a todo aquel que empieza en este mundo. Que nadie nos quite el derecho a publicar, sea de la forma que sea, a pintar, sea de la forma que sea, a componer, sea de la forma que sea.
Por cierto, felicidades para los ganadores. ¡Qué frío!