Skip to main content

Por ANTONIO GARRIDO / La Fundación Estrategias para el Desarrollo de la Provincia de Jaén acaba de finalizar una etapa evaluando positivamente el II Plan Estratégico y sin solución de continuidad dando comienzo al III, con el objetivo marcado, temporalmente al menos, en el horizonte de 2030. Este trabajo, aunque no lo parezca por lo convulso que está el panorama político, también en la provincia, ha logrado durante su trayectoria de más de 25 años, en 2023 celebró su aniversario, y aunque también ha habido discrepancias que hay que interpretar como lógicas, en todo momento la labor de la Fundación ha presidido el consenso y el diálogo, teniendo en cuenta única y exclusivamente los intereses de la Provincia de Jaén.

Queda bastante atrás la iniciativa de la Diputación Provincial que ante la evidencia de la situación, es decir, los indicadores en contra, el paro, la falta de infraestructuras, sobre todo de comunicaciones, etc., en lugar de coger la táctica del avestruz, de esconder la cabeza bajo tierra, quiso crear un instrumento para ayudar al despegue de Jaén y hacerlo de una manera metódica. Presidía el organismo provincial Felipe López, al que no se puede negar preocupación por el futuro del territorio, hasta tal punto que promovió iniciativas diversas, todas encaminadas a impulsar el desarrollo socioeconómico, por cierto todas las asumió a su llegada el actual presidente, Francisco Reyes, que en algunos casos les ha dado mayor contenido para adaptarlas al nuevo tiempo.

Recuerdo perfectamente que fue en el Foro Jaén de Opinión y Debate donde el entonces hombre fuerte de la Junta, el conocido virrey de Jaén, Gaspar Zarrías, anunció en primicia la llegada de esta especie de fábrica de las ideas. Francisco Reyes ha señalado en más de una ocasión al hacer balance que la provincia, que se han dado grandes pasos, y es evidente, pero también ha dicho, porque sería injusto negarlo, que aún queda mucho por hacer. En la gala del 25 aniversario, el pasado año, se dedicó un especial reconocimiento a las personas más implicadas con el proyecto en este cuarto de siglo. A veces hay trabajos que no se ven, pero se sorprenderían al saber que detrás de cada iniciativa de la Fundación Estrategias y el Plan Estratégico hay mucha labor y dedicación.

La Fundación Estrategias suscita en algunos sectores de la sociedad jienense, sobre todo en quienes la desconocen, escepticismo y desconfianza. Los que por nuestro trabajo tenemos el deber de acercarnos más y mejor a esta realidad, sin querer pecar de optimistas, porque no se trata de lanzar las campanas al vuelo, hemos defendido la conveniencia de que la provincia de Jaén tenga puestas al día de manera permanente todas sus expectativas de crecimiento y desarrollo, al menos que por una falta de previsión Jaén no se vea perjudicada.

El hecho de que hayan pasado ya más de 25 años desde aquel 1998 en que la Fundación Estrategias se ponía en marcha y esta provincia siga padeciendo el terror de algunas estadísticas, que nos siguen situando en lugares poco confortables en los medidores de avance y convergencia, pueden dar la impresión de que una tarea tan apasionante no haya servido para el fin que se perseguía. Les puedo asegurar que ha sido impecable el trabajo al frente de la dirección técnica de quienes se han encargado de liderar el proyecto, primero Antonio Martín Mesa, su gran impulsor y figura clave para consolidarlo, y desde hace quince años hasta ahora, Inmaculada Herrador Lindes, que ya estaba en un segundo plano desde el principio, y que se ha dedicado en cuerpo y alma al proyecto y lo ha dinamizado socialmente con su propio ejemplo y la prueba más evidente es el éxito social, el poder de convocatoria, en el acto del aniversario, el todo Jaén político, económico, social y cultural. Ambos, a los que además admiro por sus trayectorias y compromiso tanto en la Universidad como fuera de ella, encarnan a dos jienenses apasionados por su tierra, y solo les ha faltado la varita mágica para conseguir todo lo que anhelaban para ella. Comparto el contenido del discurso de Antonio Martín en aquella oportunidad, basado en datos estadísticos, sobre la mejora de la economía jienense en este cuarto de siglo y del cumplimiento de determinadas expectativas, en tanto también puso el acento en asignaturas pendientes y en algo determinante como es el descenso poblacional. Ese tiene que ser el mensaje, asumir la realidad y seguir buscando las fórmulas para combatirla.

Hoy me permito felicitar a Inmaculada Herrador, la directora del Plan Estratégico y de la Fundación Estrategias, que ha decidido, creo que con buen criterio, poner fin a una etapa y vuelve a la Universidad, en el momento vital oportuno, a seguir desarrollando su carrera universitaria en el ámbito de la docencia, en el área de Economía, y la investigación, precisamente cuando con su esfuerzo, dedicación y compromiso ha encabezado un proyecto para Jaén que ha resultado modélico para el territorio y ha merecido el reconocimiento de otras ciudades que han copiado nuestro modelo. Gracias, Inmaculada, por dedicar tanto tiempo y ganas a un servicio impagable, logrando aunar voluntades y sentar las bases de un III Plan Estratégico que debe ser un nuevo impulso a proyectos pendientes que no pueden esperar. Inmaculada Herrador le ha dado su toque y ha aportado a la tarea su talento y su enorme compromiso con la provincia, demostrado en otras distintas responsabilidades, como consejera de Caja Rural o miembro activa tanto del Instituto de Estudios Giennenses como en la Junta de Oficiales de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, entre otras instituciones sociales y culturales que dan idea de su militancia jaenera. Y por si faltaba poco es de mi añorada Úbeda, que ese sí me parece también un timbre de gloria. El presidente de la Diputación le ha entregado un recuerdo en agradecimiento por su magnífica labor y ha hecho lo propio con quien ha sido tesorero de la Fundación, Enrique Acisclo, el hasta hace poco providencial director general de Caja Rural, responsabilidad que asume Fernando Planelles, el nuevo ejecutivo de la entidad financiera más jienense, como él mismo, y a la que le duele el porvenir de esta tierra.

La Fundación ha parido en más de 25 años centenares de iniciativas y ha logrado reunir en sus mesas a grupos de personas, entre ellos una buena nómina de expertos, que se han ido implicando en esta tarea, administraciones, agentes sociales, económicos, culturales, etc., que han ido haciendo sus aportaciones. Se ha trabajado mucho en el diagnóstico que está puesto al día, y se han implicado las administraciones, bien es cierto que no todas de la misma manera, y que sabemos mucho más de la teoría de la situación de Jaén que de la realidad de las inversiones contantes y sonantes que legitiman la bondad de un plan estratégico que se precie. A pesar de todo, que el ritmo no sea el adecuado, siempre aspiraremos a más, no ha de ser motivo para bajar la guardia o negarle el pan y la sal, lo que hay que hacer es no rendirse, exigirle más a las administraciones, porque todas tienen una notable deuda histórica con Jaén y los jienenses, y no se trata tanto de que individualmente traten de sacar pecho sino de, en efecto, con obras e inversiones, coadyuven, sin afán de protagonismo y con la voluntad de sumar, a hacer más grande este Jaén que ES DE TODOS, y que precisa del dinero que no sale de los bolsillos de los políticos sino de los presupuestos de los que se nutren las administraciones públicas.

Los responsables en concreto ahora del II Plan Estratégico, que ha terminado su vigencia, con el visto bueno general, han hecho valoraciones positivas considerando los proyectos, los objetivos y las actuaciones, que es un modo de medir el nivel de eficacia, aunque en el balance exista un “totum revolutum” en el que cabe todo, los que fueron en su día retos, y los muchísimos que siguen a la espera, a los que han unido el último esperanzador Cetedex, que pretenden convertir en lotería o milagro para que Jaén avance.  

Reconozco, y lo he confesado alguna vez, que al principio de la existencia del Plan Estratégico, donde quiero hacer justicia reconociendo el impulso de otro activista proJaén como es Pedro Molino, que está en el origen del proyecto, me mostré muy crítico, más que nada porque en Jaén estamos hartos de hacer diagnósticos y en marear la perdiz en lugar de actuar, de hecho inicialmente se editó un libro al que llamé “Libro gordo de Petete II”, porque era muy voluminoso. El tiempo ha demostrado que se trata de una herramienta útil y que se hizo bien en crearla porque si mal está hoy el panorama, lo más probable es que fuera mucho peor de haber faltado este instrumento de diagnosis al servicio de la provincia, donde están la Diputación, la Universidad, la Caja Rural, todas las administraciones y agentes sociales, y la implicación que llega a centenares de personas a través de las diferentes estrategias que tienen que ver con las comunicaciones, convivencia y bienestar social, calidad ambiental, industria, Jaén como centro mundial del aceite de oliva; Jaén, provincia bien comunicada; cultura y educación, innovación, y, por último, Jaén paraíso interior.

Puede entenderse un poquito de complacencia con los resultados, los planes son eficaces en la medida en que sirven para situar el plano de las prioridades y comprometer las inversiones a los organismos que tienen esa responsabilidad. Cierto que hay más conclusiones que soluciones, porque las administraciones se lo piensan a la hora de invertir en Jaén, pero el papel del Plan es el de ser una especie de martillo pilón para recordar a cada cual sus deberes. No es una solución milagro, lo sé, pero el tiempo ha justificado esta iniciativa que fue pionera y que se ha ido extendiendo en otros territorios, como un hecho favorable, aunque a veces se estrellen de manera estrepitosa las hermosas teorías sobre nuestro porvenir, porque esto no es fácil, y hay que pelearlo duro. Es conocido que hay administraciones que sistemáticamente se escaquean de sus responsabilidades, aunque alardeen de sus “apuestas y compromisos”, por lo que los avances no son todo los deseados, y hay que señalar a las administraciones central y autonómica que deberían liderar las inversiones y no lo hacen, de ahí que haya aspectos, como la infraestructura de comunicaciones, con el escandaloso agravio histórico del ferrocarril que está de espaldas a Jaén, que por sí solas justificarían que una Fundación de estas características esté actuando. 

Posiblemente al celebrar estos 25 años ya largos se muestre un cierto alarde de optimismo que es tanto como decir de ganas de avanzar, pero está visto que sacar a Jaén del pozo en el que estaba y en algunos aspectos aún debe progresar adecuadamente, requiere en efecto de una planificación estratégica, pero a la Diputación, que ha sido su locomotora desde el principio, no le siguen el resto de administraciones, la Junta invierte mucho menos de lo que debiera y el Gobierno central está muy lejos de un compromiso estable con Jaén, aunque todos traten de convencernos de lo contrario, en esa actitud tan autocomplaciente que distingue a la política y a los políticos. Queda poco margen para sacar pecho, los planes sin dinero para invertir son brindis al sol. Y que cada cual revise su posición al respecto.

Si los Planes Estratégicos se van imponiendo es porque permiten hacer una hoja de ruta fiable. No son la panacea pero enseñan el camino para avanzar y señalan asimismo a los que están implicados como a los que no quieren saber nada e incluso le ponen las trabas posibles. Pues bien, el Plan Estratégico repite y recuerda de la primera hasta la última aspiración de la provincia, los grandes proyectos y las pequeñas actuaciones de cualquier índole. Por esta razón ha dicho Francisco Reyes que los planes, y a partir de ahora el III Plan Estratégico que es el siguiente reto, deben ser “el libro de cabecera para todas las administraciones”. Y ha dicho más, que es fácil compartir, y es que “el futuro de la provincia depende de nosotros”. Supongo que ese «nosotros» se refiere a la sociedad, de ahí que debamos tomar nota y mantener una actitud vigilante y exigente. Por fortuna contamos con el documento y hay provincias que nos han secundado y nos toman como ejemplo de lo que debe ser una estrategia ordenada, por temáticas y prioridades.

Por eso celebro que se anuncie ya un inminente III Plan con la actualización de los objetivos, para que lejos de resignarnos le demos cuerda a la idea que todos tenemos en la mente de que no debemos permitir que haya quienes ahoguen el legítimo progreso de un pueblo que es el nuestro.

Foto: La hasta ahora directora de la Fundación Estrategias y del Plan estratégico, Inmaculada Herrador Lindes, recibiendo un recuerdo del presidente de la Diputación, Francisco Reyes, al abandonar, por decisión propia, esta responsabilidad, por incorporarse de nuevo a la Universidad de Jaén.

Dejar un comentario