Por ANTONIO GARRIDO / Lo primero de todo es saludar el buen momento de la cultura en Jaén. Es raro el día que no tiene lugar alguna actividad destacada, especialmente, y esto es muy grato, presentaciones de libros de autores muy diversos, en su mayoría jienenses, obras en narrativa y en poesía, la semana pasada en una sola tarde coincidían, que yo sepa, tres acontecimientos similares y lo difícil era elegir. Aparte del programa habitual de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, del Festival de Otoño que cuando finalice sabremos el numeroso público que ha logrado captar, o el resto de contenidos que ofertan la Diputación, especialmente en torno al Centro Cultural de los Baños Árabes, la Junta de Andalucía y su Biblioteca Provincial, el Museo Íbero, y colectivos culturales diversos, nos dan una idea de que estamos en un momento favorable que hay que aprovechar y que ojalá continúe al mismo ritmo. Los autores se están colocando en el escaparate, no hace falta que llegue la Feria del Libro para que notemos que son y que están. Es un placer mirar la oferta de cada día y comprobar que Jaén mantiene un pulso cultural importante. A título de ejemplo, La Económica celebra al menos dos actividades a la semana, y se alternan conciertos y recitales de música de muy diferentes estilos con conferencias y presentaciones de libros. La pasada semana pasaron por el salón de la institución su Grupo Polifónico y Panaceite, con un público que tiene tanto fervor a la música que llena cada acto y es muy agradable de ver. Todavía son muchas las posibilidades que existen en la capital, por ejemplo no se ha dicho nada nuevo en este casi año y medio desde la toma de posesión del nuevo gobierno municipal del tan promocionado en campaña electoral Barrio de las Letras, que si llega a hacerse podrá ser un revulsivo porque hay muchos nombres sobre los que crear ese proyecto, que además constituirá otro recurso más para enseñar Jaén a los visitantes.
De los asuntos de la actualidad que nos afectan a todos, en la mañana del domingo asistí, como creo que era la obligación de cualquier ciudadano, a la manifestación convocada por las Mareas reivindicando una sanidad pública de calidad. En ella hubo toda clase de personas, las más comprometidas con organizaciones políticas, sindicales o colectivos que trabajan en el campo sanitario, y siempre se cuelan algunos más, pero nadie sobra. Fui como lo hago habitualmente cuando se trata de reivindicar mejoras de cualquier índole para Jaén, por eso he estado en todas las manifestaciones promovidas exigiendo trenes dignos, por cierto lamentando que nos quejemos tanto en las redes sociales y a la hora de la verdad nos quedemos cómodamente instalados en casa, con lo que la fuerza que pueda exhibir un territorio se pierde y los gobiernos se creen con autoridad suficiente para pasar de nosotros, ahí tenemos el caso de Madrid donde con el asunto del tren pintamos menos que Jacinto en su boda. El PSOE de Jaén, es evidente que tampoco, lo ha reivindicado, me consta, pero no le han hecho el menor caso.
Pues eso mismo digo con respecto a la sanidad, que como la lucha del ferrocarril no tendría que ser de derechas ni de izquierdas, hay servicios que no pueden ni deben tener sesgo ideológico, hacer un viaje, acudir al médico y que te atienda, pretender que un especialista no tarde en verte un año ni dos, y mucho menos que una necesaria intervención quirúrgica se prolongue una eternidad, ¿eso tiene algo que ver con la lucha de partidos? Está mal y tenemos el deber, la obligación de exigir a los responsables públicos que este panorama tan desolador se acabe cuanto antes, porque me parece que no es tanto un asunto económico sino de gestión. El caso es que achicharró a la consejera jienense Catalina García Carrasco y está a punto de hacer lo propio con la actual. El 2023 fiaban la mejora a final de ese año, en esta ocasión hacen lo propio, pero la realidad es que vemos que el sistema hace aguas y se requieren soluciones muy urgentes y eficaces, por supuesto con más medios y más personal. La salida adoptada de transferir servicios a la sanidad privada, que se extiende por el territorio, es una huida hacia adelante, reconocer incapacidad en la gestión y encomendarse a la providencia divina. No estoy en contra de la sanidad privada, todo lo contrario, incluso puede existir en determinados momentos una colaboración, pero lo primero de todo es garantizar que la sanidad pública con todos los frentes que tiene abiertos, funcione como un reloj, sea de calidad contrastada y como en su momento vendía Susana Díaz, aunque con mucho cuento por su parte, llegue a ser de verdad la joya de la corona. De eso se trata, de cuidar y mimar nuestros servicios públicos, a los que tenemos derecho y pagamos con nuestros impuestos. Ayer en la manifestación se hablaba también mucho de la indignación general existente con respecto al maltrato que tiene la Junta con la Dependencia. Conozco bien los procedimientos que se siguen y es penoso ver que las personas se mueren y en algunos casos esperando dos años que le llegue su turno. Para qué queremos este tipo de administraciones inoperantes, que sí, hacen mucha publicidad de sus recursos, pero no cumplen.
Tanto de Dependencia como de sanidad tengo varios casos en mi entorno más próximo, y este es también un motivo que me lleva a salir a la calle, presa de la indignación. Personas que llevan casi un año esperando que la llamen para una simple rehabilitación, u otra que debe ser intervenida de un problema serio y que tal como está la lista de espera el profesional de turno le aconseja, hasta dónde hemos llegado, que lo mejor que hace es irse a la privada porque en una semana la pueden operar. Me da vergüenza hasta contarlo. Esto se puede multiplicar por todas las familias de la provincia, seguramente en cada una hay un caso al menos. Ayer por cierto me encontré con la diputada socialista Ángeles Férriz, que es la que les canta las cuarenta a las consejeras, pero esta vez lo ha hecho emocionada y con más énfasis, su intervención en el Parlamento la ha subido a las redes, se trata de una espera prolongada para dar solución a un niño de ocho años por el que también la familia atraviesa un calvario, solo que ese niño es su propio hijo. Creo que le ha tenido que hacer un seguro privado porque no puede exponerse, cualquiera lo haría, a que el niño empeore de su dolencia. Por cierto, Férriz, que siempre me ha caído muy bien porque desprende energía, me cuenta que en esta etapa política lo está dando todo. ¿Qué pasará mañana? Lo que me consta es que se ha vuelto a matricular en la Universidad de Jaén. El PSOE prepara sus congresos y aunque circulan muchos rumores, cualquiera sabe lo que va a ocurrir, a quién bendecirá Pedro Sánchez si sale salvo de la que está cayendo, cómo se resuelve la situación de Andalucía con Juan Espadas en el centro, aunque es obvio que tiene contestación fuera y dentro del partido, y trascendiendo a lo provincial, ya se oye decir que Reyes dejará la secretaría provincial socialista pero que no pondría reparos en seguir presidiendo la Diputación. Está obsesionado con el Cetedex, que es el premio de consolación a tantos años de sequía socialista y al maltrato del Colce, y parece que le gustaría estar en la foto de la inauguración. Todas las miradas se dirigen al actual coordinador del grupo parlamentario, José Latorre, que parece que por el momento es el que tiene más papeletas para dirigir el partido desde la calle Hurtado.
Por último, ya no me llaman la atención los excesos verbales de los políticos cuando se dirigen a sus jefes, me da igual que sea Jesús Estrella o Agustín González con respecto a Juanma Moreno, porque están abducidos, es que les pasa a todos y el subdelegado del Gobierno, Manuel Fernández Palomino, no se sale de la norma. Sus últimas declaraciones sobre los beneficios que deja en Jaén hasta la fecha el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que dicho sea de paso nos recuerda de vez en cuando, para que no se nos olvide, afirma que “llevan el sello de Pedro Sánchez”, aunque se trate de los fondos Next Generation. El subdelegado trata de convencernos de que los 200 millones que son los que han llegado a la provincia en ese Plan “suponen una oportunidad histórica para impulsar la modernización y la cohesion social”, pero dice más, que es “un despliegue de fondos sin precedentes, que sitúan a Jaén a la vanguardia en transición energética, infraestructuras y turismo”. Yo creo que no se lo cree ni él, o tal vez sí, pero recuerdo que con 200 millones para una provincia con 97 municipios y más de 600.000 habitantes no pueden ser una redención, se necesitaría mucho más, o simplemente lo prometido, el día que se abrió el proceso, tanto desde el Gobierno como desde la Oficina aperturada en Diputación, se anunciaron no cientos, sino proyectos por varios miles de millones para la provincia, pero si esto es de Sánchez, como dice el subdelegado, él y su gobierno han venido con las rebajas. El Plan de Resiliencia que nos ha llegado son simples migajas, e ignoro por el momento si parte de la responsabilidad se encuentra en nuestro propio territorio, que sería todavía peor. Pero me asombra que juguemos con pólvora en salvas.
Por último les adelanto que mañana me ocuparé de la UJA con todo detalle. Cómo estará el panorama para que el rector, Nicolás Ruiz, lleve hoy a Consejo de Gobierno el malestar porque no se da respuesta al Modelo de Financiación pactado con la Junta. El problema no es el Modelo, que logró pasar el consenso, la dificultad estriba en los incumplimientos, marca registrada de la Junta. Una vez más se pone en peligro la suficiencia financiera de la Universidad de Jaén porque los hechos no suceden a las buenas palabras. En fin, nada nuevo bajo el sol.
Foto: Un momento de la manifestación del domingo en favor de la sanidad pública. (Plataforma por la Sanidad Pública y de la Calidad de Jaén)