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Por ANTONIO GARRIDO / Tras el caudal de información sobre la ruina económica del Ayuntamiento y la evolución de la deuda, donde aparece el Consistorio jienense en cualquier ranking que se precie como uno de los más endeudados de España y de los que más tarde pagan, la realidad es que a los populares también se les ha acabado, a un año de llegar nuevamente al equipo de gobierno, el argumento de la “herencia recibida”, porque los números han demostrado que todos han contribuido en su cuota parte a la situación tan desastrosa de las arcas municipales que, según los datos conocidos, presentan un agujero de alrededor de 600 millones, y con cifras que se van engordando porque las operaciones económicas no han conocido el fin. Es con diferencia el principal problema al que se enfrenta el Ayuntamiento y la ciudad. Baste señalar que la propia Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal ha dicho con rotundidad que la situación del Consistorio de Jaén es irreversible, o dicho de otro modo, que no existe salida posible a la quiebra municipal. Imagino el jarro de agua fría de los responsables de las cuentas, y el embolado en el que se ha visto José María Álvarez Barrientos tras la espantada de Martínez Sabina, aunque parece evidente que es el alcalde quien asume la responsabilidad de este complicado laberinto. Supongo que se está acordando del proceder de antecesores suyos, propios y extraños, porque no es verdad que los responsables pertenezcan a unas solas siglas. Es un tremendo despropósito, y lo es también que la pésima gestión de quienes pretendieron tener un minuto de gloria para ser recordados como grandes salvadores, apuntarse tantos, que por cierto no se ven por ningún sitio, dejaron un agujero impresionante, hipotecaron de por vida al Ayuntamiento y a Jaén y además se fueron de rositas. Menuda impotencia la que deben sentir los munícipes que vayan a sus funciones con buena fe, y menuda indignación que sentimos los ciudadanos por ser los sufridores de una situación en la que no hemos sido ni arte ni parte, han jugado con nuestros intereses y con las expectativas de vivir en una ciudad mejor dotada en todos los aspectos.  

Está claro que ninguno de los que han gobernado la ciudad al menos en los últimos quince años pueden pedir que se les saque de la foto del desaguisado, de la mala gestión y administración de los recursos. Unos y otros a través de sus palmeros defienden gestión y postulados en las redes sociales, pero la ciudad sabe que hay una responsabilidad compartida y en cierto modo lo que llama la atención es que durante algunos años hubo una actitud en el gobierno local un tanto paradójica y es que mientras se ponía verde a “socialistas y comunistas” por el demoledor balance de las cuentas, y éstos asistían un tanto abochornados a los plenos, los nuevos regidores iban, sin prisa pero sin pausa, engordando los números rojos, sin ningún rubor o muchas veces también, ante la falta de otros argumentos de peso, haciendo ver lo blanco negro.

Desde el Ayuntamiento, a finales del pasado año se acordó en pleno, con el voto favorable del PSOE, la refinanciación de la deuda por una cantidad de 514 millones de euros, una operación en la que, de acuerdo con el Ministerio de Hacienda, el gobierno municipal quedaba comprometido a medidas de contención del gasto y una subida de determinados impuestos. Esa operación repetía una similar fórmula utilizada durante el mandato de PSOE con Ciudadanos, y se puede resumir en el sentido de que la ciudad queda hipotecada hasta el año 2050. Porque, en efecto, la singular situación financiera necesita el plácet ministerial para cualquier movimiento económico, la puesta al día del severo plan de ajuste, vigente desde el año 2012, ya que en la práctica somos un Ayuntamiento con un altísimo nivel de riesgo y por lo tanto bajo la tutela estatal. Por lo que respecta a la deuda a proveedores, el actual Ayuntamiento se jacta de haberla rebajado en casi dos meses, de todas maneras estamos en el top, 608 días, que se dice pronto, cualquier cosa menos sentir orgullo, las empresas huyen cuando huelen al Ayuntamiento de Jaén. Y a las que se quedan tendríamos que organizarles un homenaje. El actual equipo de gobierno está planteando un llamado Plan de Eficiencia de Recursos Municipales, está bien parir ideas, pero ¿van a pagar los empleados en exclusiva los desmanes cometidos?, ¿es normal que en un Ayuntamiento en ruinas existan tantas liberaciones políticas? Por cierto, siguen las reuniones con la Policía Local, directamente afectada por la supresión temporal de la productividad, pero ya se han visto afectados servicios por el malestar causado en el Cuerpo y a un paso de la Feria de San Lucas o hay acuerdo o se pone en riesgo la seguridad y todo Jaén padece el caos, ya lo que faltaba. No quiero ni pensarlo.

Por los últimos datos conocidos y a partir de la nueva refinanciación de la deuda municipal, sí se conoce que la deuda per cápita está en casi los 5.000 euros, en base a 111.669 habitantes que aparecen registrados en el último censo. Por lo demás, Datosmacro.com, que refleja la evolución de la deuda municipal entre los años 2008 y 2022 largo establece la deuda en más de 547 millones de euros, cuando en el año 2008 no llegaba a los 88 millones. Qué ha pasado en el Ayuntamiento y en Jaén desde aquel año hasta hoy es lo que tenemos que saber porque esa deuda no es cuestión menor, por el contrario ha sido la soga al cuello que ha lastrado el avance de la ciudad.

Ahora la “herencia recibida” es de todos, cierto, eso sí, que de unos más que otros, y está bien que se conozcan los datos con pelos y señales, para que los jienenses los conozcamos y le pidamos responsabilidades a quienes corresponda, por una sencilla razón y es que la mala política y la deficiente gestión económica ha lastrado el progreso de la ciudad y lamentablemente no la van a pagar quienes propiciaron este panorama sino que el elevado costo de una política errática ya lo estamos asumiendo con creces los ciudadanos. Por lo menos que se nos conceda el beneficio de quejarnos amargamente de esta sinrazón que ha cercenado, tanto como todos dicen quererla, el futuro de Jaén. Por otro lado no soy del club de fans de Pedro Sánchez, ni de ningún político con responsabilidades de gobierno, en España, Andalucía o Jaén, pero erramos en el tiro si pretendemos echarle la culpa de un problema que es exclusivamente nuestro. Cuestión diferente es rogarles que nos tiendan una mano, que nos den las facilidades posibles, como parece que va a ocurrir en el conflicto de la basura entre el Ayuntamiento y la Diputación. También es lógico pretender que nos llegue algún beneficio, siempre que no cause daños a terceros porque sería injusto premiar la mala gestión frente a los ayuntamientos cumplidores o ejemplares, necesitamos en fin ver alguna luz al final del túnel, pero los que saben no se andan por las ramas y con toda crudeza nos dicen que el Ayuntamiento de Jaén está en la UCI y que esta enfermedad no tiene cura. La pregunta es obligada, porque si no hay remedio, ¿qué va a pasar con Jaén? Ya llevamos alrededor de doce años lamentándonos, y por cierto han gobernado los dos partidos mayoritarios, tanto en Madrid como en Andalucía, y el oxígeno para esta situación ha sido bien escaso, y en algunos momentos ni eso.

¿Qué futuro le aguarda a un Consistorio con tanta carga de personal, otra irresponsabilidad compartida, pero teniendo como cómplices quienes deberían vigilar la ejemplaridad, y con unas obligaciones contraídas a las que en bastantes casos no puede responder? Gobernar un Ayuntamiento en estas condiciones es casi una heroicidad, no sé lo que tendrá que pasar para que se obre el milagro o para que, como dijo hace poco Jaén Merece Más, por muy duro que parezca, llegue la hora de la “extrema unción”. Con la cantidad de cosas que se podrían hacer, con las ganas que tienen algunos de apostar por su modernidad, porque tenemos una deuda con las generaciones que vienen detrás y se merecerían otro escenario. Qué pena de nuestro Jaén al que se puede aplicar el famoso dicho popular: “Entre todos la mataron y ella sola se murió”.   

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