Por PEDRO MOLINA ALCÁNTARA / En la tercera parte de la adaptación cinematográfica de la epopeya El Señor de los Anillos, titulada El retorno del Rey, Aragorn -uno de los personajes protagonistas- nos ofrece un soliloquio a modo de arenga cargada de épica que, muy probablemente, todos hemos escuchado más de una vez:
“¡Seguid en posición! ¡Hacedles frente! ¡Hijos de Gondor y de Rohan! ¡Mis hermanos! Veo en vuestros ojos el mismo miedo que encogería mi propio corazón. Pudiera llegar el día en que el valor de los Hombres decayera, en que olvidáramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de nuestra comunidad, pero hoy no es ese día… en que una hora de lobos y escudos rotos rubricaran la consumación de la Edad de los Hombres, ¡pero hoy no es ese día! ¡En este día lucharemos! ¡Por todo aquello que vuestro corazón ama de esta buena tierra os llamo a luchar, Hombres del Oeste!”
Permitidme, queridos lectores, que me aproveche de parte de la estructura de este potente discurso para realizar un llamado a la acción animando a luchar por nuestros objetivos vitales, sean los que sean mientras sean lícitos; con determinación, con perseverancia y con entusiasmo. Así pues, me atrevo a deciros:
“¡Queridas personas que me honráis leyéndome! La vida acaricia pero también golpea con una brutalidad ilimitada hasta arrodillarnos, doblegarnos e incluso noquearnos; y pudiera llegar el día en el que, abatidos, nos sintiésemos huérfanos de espíritu y abandonados por nuestras ganas de vivir, pero hoy no es ese día… en que el fango y el hedor de la indignidad nos impregne y nos haga claudicar. Sin embargo, como digo, ¡hoy no es ese día! ¡En este día lucharemos! ¡Nada ni nadie puede garantizar el éxito o la victoria, mas luchando con honor por todo aquello que legítimamente conmueve a nuestro corazón, podremos tener la garantía de una conciencia limpia!”