La oposición, especialmente el PSOE, ha montado en cólera contra el acuerdo entre el grupo de gobierno del PP y el concejal no adscrito, Iván Martínez, por el pacto que entienden existe con el equipo de gobierno. No creo que haya ningún pacto escrito, el caso es que las circunstancias han dado la posibilidad al alcalde, Javier Márquez, para sacar adelante las cuentas municipales con votos prestados por exCiudadanos y en el caso de Martínez su adhesión al grupo es más que evidente. El tiempo ha roto el grupo de los tres inseparables que se presentaron en la ciudad a las elecciones locales por el partido de Albert Rivera. Primero abandonaron el partido, luego de los problemas internos que se suscitaron, y empezaron a caminar como trío, hasta que poco a poco se han ido distanciando y en el camino han ido dejado un reguero de situaciones que dan una idea de lo disparatada que puede llegar a ser la política, sobre todo cuando la protagonizan situaciones excepcionales de personas que en realidad lo que tendrían que haber hecho en su día es dejar sus asientos. Y el paso del tiempo ha confirmado plenamente esta teoría. Se trata de tres personas, son completamente distintas las tres, y ya he dicho alguna vez que a Salud Anguita al menos la he encontrado siempre de frente, dando la cara y pasando un calvario junto a sus dos “compañeros” que han terminado por hacerle la vida imposible.
Mucho se apeló al principio al pacto antitransfuguismo, pero pasados los primeros momentos los grupos municipales se acostumbraron a tratar a los no adscritos y en general no ha habido grandes controversias. La pelea ha sido entre ellos mismos, no han necesitado ayuda de los adversarios. Lo más destacado ha sido la polémica de los asientos asignados para los plenos, a la que se vería obligado a acceder el alcalde, pero que muestra que más que estar en la briega política, parece que se está resolviendo situaciones internas. Los tres ediles no adscritos han ido estableciendo posiciones, unas veces han votado juntos, otras han actuado a su aire, y ahora está rota cualquier aproximación. ¿Extraña que Iván Martínez, sea vicepresidente de Somuvisa y que de facto sea uno más para votar con los populares? Pues sí y no.
Aquí se junta el hambre con las ganas de comer, la ambición del edil y la necesidad imperiosa de Márquez por tener una mayoría que le permita sacar temas adelante. El alcalde sabe que ha pasado dificultades, algunas de graves consecuencias, al perder votaciones, y se ha encomendado a lo que algunos creen que simplemente es el mal menor, pero a fin de cuentas una mayoría, la que necesita. ¿Hay un precio político y económicio, cuánto vale una mayoría? Es lícito hacer estas preguntas, pero también, ¿cuál es el precio de la negación continuada, una y otra vez, cuando el alcalde pide ayuda desesperada, y lo ha hecho varias veces, con resultado infructuoso, ante situaciones límite?
La situación ha sido criticada por la oposición, especialmente por los socialistas, pero con independencia del transfuguismo y de las veleidades que se han producido en este tiempo, nadie se lo ha puesto fácil al alcalde para sacar adelante la gobernabilidad del Ayuntamiento. Y lo ha intentado, además de con los no adscritos, repetidamente con el PSOE, pero los socialistas no se lo han puesto fácil y eso que Márquez hubiera dado lo que fuera para sellar bastantes compromisos con el grupo que lidera Manuel Fernández. No ha sido posible, en los no adscritos porque se produjo la desbandada, cada uno por su lado, cierto que previamente dejaron satisfechas sus reivindicaciones económicas, y con el PSOE se ha llegado a una relación irreconciliable, cuando los dos, PP y PSOE, estaban obligados, por corresponsabilidad, en arreglar los desaguisados económicos que promovieron.
Está mal que el PSOE se quiera ir de rositas, esto no tiene explicación alguna y lo peor de su actitud es aparecer como si el problema no fuera con ellos. Claro que el PP ha seguido engordando la deuda, pero esto ocurre cada vez que hay una situación extrema y no hay otra solución que ir pidiendo préstamos. Los créditos hay que pagarlos. El PSOE se ha equivocado en este asunto y si se le añade que en el pleno los concejales parecen haber asumido el papel de delegados de la Junta de Andalucía para cubrir las espaldas al gobierno andaluz, su papel es cuando menos arriesgado política y electoralmente. El pasado verano, en el pleno de agosto, el alcalde salió más que decepcionado, y no ha sido la única vez. Por eso no comparto pero entiendo a Márquez buscando adhesiones donde las haya, seguramente pensará que quien le ha negado apoyo no le puede exigir ahora que se autoinmole y corra el riesgo del desgobierno continuo. Los municipios están para gobernarlos, cada cual busca su fórmula, aquí por desgracia la que hay es la única que ha aflorado por el momento. Es así, y no vale con lamentarse y pedir auxilio al PP andaluz. Es decir, no vale echar a otros las responsabilidades propias.
PEATONALIZACIÓN DEL CENTRO
El equipo de gobierno, con el alcalde a la cabeza, está ahora por la peatonalización del centro. Es un viejo debate que ya inició Carmen Peñalver y que tuvo en contra a los populares. No creo que sea necesario recordar el episodio de la calle Bernabé Soriano, La Carrera, cuando se inició una semipeatonalización porque entonces dio miedo ir a por todas y el PP fue muy drástico, con la foto del entonces alcalde y los concejales a principio de la calle en protesta por la medida. Ahora da la impresión de que se han mentalizado, al fin, con Fernández de Moya fuera, eso sí, de que se trata de una medida necesaria y algunos que estaban entonces en responsabilidades municipales tienen que asumir la nueva situación. Pues claro que es buena la peatonalización, para el comercio, para el patrimonio, para todo. Simplemente hay que convivir con la nueva medida y sobre todo ocuparse antes de causar los menores problemas posibles a los ciudadanos de las zonas afectadas, porque esta acción no tiene por objeto causar perjuicios sino preservar el centro en la medida de lo posible y dar una imagen de ciudad como ocurre en el centro de las grandes ciudades, sobre todo cuando hay un patrimonio considerable como el que existe en la ciudad de Jaén. Ya digo que aunque llega tarde la peatonalización, es una medida necesaria, en vida ciudadana como en tantas otras cosas hay que pensar en mañana, nunca en hoy, y hay que adelantarse a los tiempos y a las necesidades.
CONTRA FCC
Estos días también está siendo noticia la empresa concesionaria del servicio de limpieza en la ciudad FCC, que por cierto lleva cinco años actuando sin contrato después de que expirara el que había y no se ha sacado a concurso, panorama bastante anómalo. La situación ahora es la consecuencia de las denuncias que se le han presentado por la contaminación del vertedero municipal, por el que se le están pidiendo a la empresa responsabilidades de carácter judicial. La oposición se dirige al grupo de gobierno para pedirle explicaciones por estos hechos. Concretamente JeC ha solicitado que FCC no siga prestando el servicio de gestión de residuos “ni un minuto más”, y se remiten a las denuncias de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, la Delegación Territorial de Medio Ambiente e incluso el Defensor del Pueblo. En fin, una situación no deseable, en la que JeC cree que hay que señalar a FCC “la puerta de salida”, al tiempo que recuerda “la grave y sistemática contaminación tanto del terreno como de los aguas superficiales y subterráneas que ha ocasionado y sigue ocasionando esta instalación en la que la empresa se niega a ejecutar las medidas necesarias para corregir o al menos minimizar dichas afecciones”. Los socialistas, por su parte, creen que si el alcalde no actúa se convierte en cómplice. La concejal África Colomo ha señalado al respecto que “ahora que hemos sabido por la prensa que la Fiscalía pide incluso cárcel a los responsables de FCC por la contaminación de suelo y acuíferos producida por las filtraciones del vertedero, no se explica muy bien la tibieza del alcalde con la empresa y la poca contundencia que está demostrando”. Una cosa sí es cierta, FCC, por lo menos en Jaén ha tenido una trayectoria que deja mucho que desear, si quiere seguir aquí tendría que reconocerlo, rectificar y dar a la ciudad todo lo que le ha negado. Así de claro.
SAN ILDEFONSO Y LA CANTERA
Por lo demás esta semana se ha hablado mucho de la situación en el barrio de San Ildefonso y de los vecinos indefensos que se han visto obligados a colgar carteles de sus balcones con frases como “aquí no hay quien viva” para denunciar los ruidos que invaden la zona y causan perjuicios a la vecindad en la que siempre fue una plaza emblemática pero muy tranquila, hasta que llegaron los negocios de hostelería y todo ha cambiado, sobre todo en los fines de semana, y no hablemos cuando se ubican en el lugar los botellones. Parece que se ha dado instrucciones a la Policía, tras algunos clamorosos espectáculos que han sido objetoi de denuncia, a que se actúe para que reine la mayor tranquilidad en la zona. Ahora habrá que ver si verdaderamente es así.
Y mucha gente en Jaén esperando a que la Junta se pronuncie y dé señales sobre el expediente administrativo para conocer la verdadera situación de la empresa que explota la cantera de la Fuente de la Peña y que se ha convertido en un emblema de la lucha ciudadana en Jaén. Colectivos como “Iniciativa Ciudadana. Andamios para las ideas” junto con otros colectivos, ya han expresado su intención de seguir con las movilizaciones, corregidas y aumentadas, si la respuesta no es satisfactoria.
Foto: La Carrera, en la que se emprendió por otro gobierno local un acertado plan de semipeatonalización, un tibio proyecto en el que hay que avanzar.