Por ANTONIO GARRIDO / Este verano ha habidos dos hechos noticiables que me hicieron saltar en las redes sociales haciendo un alto en el necesario descanso que tanto bien hace al cuerpo, sobre todo para dar rienda suelta a necesidades vitales para mantenerse en forma mental, imprescindible el tiempo para la reflexión y para asegurarse de que no peligra la libertad de pensamiento en un tiempo nuevo que se abre a muchas incógnitas, también a una etapa en la que los poderosos, políticos o no, nos pretenden vender sus mercancías y muchos tememos que lo que buscan es anestesiarnos, hacer que se resienta el ámbito de nuestra libertad y hacernos comulgar con ruedas de molino, es decir, vestir de interés general lo que no es más que interés para ellos y lo que representan. Este peligro se extiende por el mundo como una plaga, y en nuestro ámbito, España, es bien visible, así que mejor tener los ojos abiertos antes de que un proceso irreversible y cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, los estrategas de turno nos cambien todas las preguntas, como nos advertía Benedetti.
Uno de los asuntos me lo acaba de recordar el presidente del Gobierno, el ínclito Pedro Sánchez, al señalar ayer que España “está en el mejor momento de la historia”. Lo dijo así, sin anestesia, en realidad les pasa a todos los políticos, también a los provinciales y locales, lejos de hacer alguna autocrítica, nos venden un mundo de fantasía, de modo que los que seguimos el hilo de la actualidad y tratamos al menos de hacer un ejercicio de pragmatismo, advertimos de dos mundos pararelos, el real y el imaginario de los que tienen alguna cuota de poder y no se bajan del pedestal de la euforia y el color de rosa. Pues para los miembros del Gobierno de España, empezando por el presidente, esto es jauja, claro que no puede ni debe extrañarnos que tratándose del argumentario de Moncloa haya sido hace pocas fechas el ministro de Transportes, el señor Óscar Puente, el que se haya atrevido a decir que el ferrocarril en España está “en el mejor momento de su historia”. Ya vamos conociendo cuál es la hoja de ruta de comienzo del curso. Pero no es eso lo que más tiene que indignarnos como jienenses, sino que no haya habido nadie, salvo la oposición, por razones políticas de enfrentamiento, quien salga a replicar poniendo el grito en el cielo con la indignación que llevamos acumulada desde hace décadas, pero nunca se ha hecho una protesta de tal magnitud que motivara un golpe de timón en el Ministerio y en Moncloa. Alguna manifestación, aquel paseo light del verano de 2019, recién llegada la nueva Corporación Municipal socialista al Ayuntamiento junto a Ciudadanos, y las campañas permanentes de Jaén Merece Más, antes como plataforma y ahora como partido, y también en este momento ha cogido la antorcha reivindicativa el Partido Popular, que anuncia una página web, claro que por cuestiones de la política partidista y la pelea permanente entre los dos principales partidos en nuestro territorio, será, casi como todo lo que hacen, un brindis al sol, porque todo lo que no sea actuar unidos, y esto es totalmente improbable, más todavía, imposible, no conduce a ninguna parte, más que a la propaganda.
Este ministro lo estará haciendo bien en algún sitio, no lo dudo, pero con relación a la provincia de Jaén se mantiene el mismo abandono, a la espera de estudios que no llegan o se retrasan, y al final ni un solo indicio de compromiso. Y han pasado siete años del famoso documento del CES que nos presentaron como el principio del fin. El ministro Puente vino a la provincia en la última campaña, a ver si tiene valor de volver a Jaén capital y hacerlo además en tren media distancia de cuatro horas largas y decir en público lo que ha sido capaz de expresar desde su despacho. Rectifico sobre la marcha, es capaz de venir y somos capaces de reírle la gracia como hicimos en su día con el prepotente Ábalos cuando vino a aplacar a la familia socialista tras el Colce. Ya sabía de antemano al denunciarlo que nadie movería un dedo para responderle y exigirle, por eso lamento no ya el silencio cómplice del PSOE, el único que podría intervenir si tuviera algún poder político, sino la ausencia de la sociedad civil que tras la conversión de Jaén Merece Más como partido quedó huérfana y en Jaén es absolutamente necesaria la rebeldía cívica, ante Madrid y ante Sevilla. ¿No hay nadie que sea capaz de articular un proyecto así? Ganas dan de meterse en la aventura, pero en Jaén todo es muy complicado y si te comprometes encima te critican, ni contigo ni sin ti tienen tus males remedio.
Con la Junta, a la espera de conocer lo que nos toca de los presupuestos para 2025, ya nos van haciendo el cuerpo a que el tranvía estará operativo el año que viene pero tal vez a mediados, y permitan que lo ponga en cuarentena, en fin, que estamos donde siempre, por mucho que nos quieren vestir la gestión. Sí, el Cetedex parece que camina con paso firme, pero fiarlo todo a esa infraestructura, que hay que esperar para ver su verdadera magnitud, aunque todo lo que sea bueno para Jaén debe ser bienvenido, es otra desconsideración, porque hay muchos asuntos en lista de espera. Hoy mismo acabo de leer que el Gobierno ha autorizado casi treinta millones para arreglar carreteras de su competencia en los próximos años. Es lo que toca, lo mismo que pagar las pensiones y los sueldos a sus funcionarios, no tenemos por ello que dar las gracias y la guinda es que los parlamentarios y políticos en general nos presenten estas inversiones ordinarias como “apuestas por Jaén”. Me parece indignante que representen a Jaén y se conformen con tan poco. Qué mal elegimos.
El caso es que unos y otros, pero con buenas palabras, esa del compromiso, y en la Junta la retahíla de halagos tipo Jaén está de moda, Jaén se hace de querer, etc., son simple verborrea. Aún recuerdo cuando el entonces consejero de Hacienda, Juan Bravo, nos anunció, antes de marcharse a Madrid, que los presupuestos de Jaén iban a ser ejemplo ante España. Y llegaron, pésimos por cierto, pero nadie se atrevió a desmentirlo. El uso de las palabras y frases rimbombantes que vienen a ser la nada, lo explotan hasta la saciedad. Jaén necesita cariño, que nos decía el presidente Juanma Moreno. Pero la crítica es tanto o más necesaria para que este territorio nuestro despegue. Por eso la pregunta sigue siendo ¿cuándo nos toca?
En cuanto al segundo asunto, no menos importante que el anterior del tren, y urgente, porque se ha avanzado muy poco en veinte años, es no desistir de la aspiración de que nuestra hermosísima Catedral de la Asunción pueda ser declarada Patrimonio de la Humanidad. El papel de la política también aquí ha sido manifiestamente mejorable, la primera vez vino un señor con la vitola de experto, un tal Pancho, de triste recuerdo, y nos metió gato por liebre, eso sí, volvió varias veces hasta que cobró hasta el último euro. Después la Unesco, ante otro trabajo que no respondía a dos argumentos imprescindibles, el cuidado del entorno o la demostración fehaciente de que el modelo arquitectónico había trascendido a tierras americanas. El entorno sigue a medias, nada que ver con los conjuntos de Úbeda y Baeza, donde se les mima. Y en cuanto a la traslación de la planta arquitectónica en estos últimos años ha habido aportaciones muy elocuentes y de solvencia académica e investigadora que permiten establecer la relación que se presume es la única duda a despejar para los entendidos de la Unesco. En efecto, sin terminar de tratar el entorno lo más probable es que nos siguieran dando calabazas, por tanto lo que se necesita es un experto en Jaén que lidere de una vez por todas las acciones a realizar, otro proyect manager que marque los pasos y que dirija el documento que en su día hay que enviar para su evaluación. Solo que no se debería perder más tiempo y para este fin es imprescindible el concurso de la Junta, que hasta ahora no se ha retratado, salvando el apoyo del presidente para la recuperación de las vidrieras, pero el consenso entre las administraciones, también la central en su día, es condición sine qua non.
Alegra que haya quienes no se olvidan de esta asignatura pendiente que tanto tiempo se mantiene en stand by, y que la Universidad Internacional de Andalucía, en su sede Antonio Machado, haya incluido en su propuesta de este verano un interesantísimo curso sobre Patrimonio y Renacimiento, haciendo una obligada parada en uno de los grandes monumentos jienenses, con aportaciones de profesores y conocedores de la materia, también el deán de la Catedral, Francisco Juan Martínez Rojas, que conoce el proceso y por supuesto todos los secretos de nuestra seo. De este curso, cuyo contenido debería publicarse para conocer mejor sus conclusiones, lo que me llamó la atención fue la claridad de ideas expresada por los profesores Felipe Serrano y Mercedes Simal, dos de los estudiosos que mejor conocen el primer templo de la diócesis y que además han tenido el atrevimiento de llamar a las cosas por su nombre, hasta el punto de que consideran discriminatorio el desprecio y el castigo a Jaén, uno más, afirmando con rotundidad que los méritos de la Catedral para recibir el reconocimiento de la Unesco están fuera de toda duda. Es de esperar que quienes deben hacerlo tomen nota y se pongan manos a la obra. Sería una pena abandonar este ambicioso anhelo que tantas alegrías podría darnos en esta ciudad que sigue en edad de merecer. Creo que ya es hora de despertar de la siesta. Tomemos el ejemplo de Úbeda y Baeza, le denegaron la declaración, pero lejos de desanimarse tomaron fuerza, buscaron a las personas idóneas, y ya llevan 21 años celebrándolo. Que no se diga que en Jaén vivimos y gozamos instalados en la resignación, el “ea” de toda la vida.