Skip to main content

BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / «Si no escalas la montaña, jamás podrás disfrutar el paisaje» (Pablo Neruda). Como sugiere el poeta chileno, para conseguirlo, hay que intentarlo. La vida está llena de desafíos. Eso es la vida, como una gran montaña y tenemos que aprender a escalarla para llegar a la cima, aprovechando cada momento. No es fácil, en todo caso el secreto está en no rendirse ante las dificultades, no perder la esperanza ni la sonrisa en este trayecto, porque es verdad que cuesta subir, pero las montañas están para ser escaladas y los problemas para resolverlos. El dramaturgo Molière nos presta una frase: “Cuanto mayor es el obstáculo, más gloria hay en superarlo”. La actriz Bette Davis, por su parte, ve el reto de esta manera: “La clave de la vida está en aceptar desafíos. Cuando alguien deja de hacerlo, está muerto”. Y el que fuera presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, aporta otra cita llena de esperanza: “Siempre parece imposible hasta que se hace”. La escritora Agatha Christie lo expresa a su modo: “Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante”. En realidad es un problema de disposición, de esfuerzo personal y de voluntad. Podría servirnos para resumir una bonita frase del escritor Ramón J. Sénder: “¡Qué pequeñas son mis manos…! En relación con todo lo que la vida ha querido darme”…Además hoy quiero dedicar un pequeño homenaje a un grandísimo escritor andaluz, el jerezano José Manuel Caballero Bonald, miembro de la Generación del 50, Premio Cervantes, fallecido en 2021, cuya obra se distingue por la cuidadosa utilización del lenguaje y el barroquismo. Caballero Bonald tiene muy presente en sus últimos libros «el tiempo que huye», «la fugacidad de la vida». Dice en una de sus últimas frases en vida: «El pasado está muy vivo en estos libros porque, a mí, lo que más me sobra es pasado; futuro es lo que me va faltando». He aquí unos unos versos de su poema Somos el tiempo que nos queda que reproduzco íntegramente al final, porque es tremendamente hermoso: “Cómo evitar el simulacro,/cómo vivir sin desvivirnos?/Surcan los días por tu vientre./Somos el tiempo que nos queda”…Una expresión del poeta y filósofo español Jorge Ruiz de Santayana: “Quien olvida su historia está condenado a repetirla”. Una frase cargada de sentimiento, de emociones y, sin duda, de verdad…La última cita pertenece al escritor Ralph Waldo Emerson: “Dejar el mundo un poco mejor de lo que has encontrado, […] haber jugado y reído con entusiasmo y haber cantado con pasión, saber que alguna vida ha respirado mejor porque tú has vivido, eso es haber triunfado”…Buen día de San Lorenzo!!! 

SOMOS EL TIEMPO QUE NOS QUEDA
José Manuel Caballero Bonadl

Ligeramente tumefacta
pero ofrecida con codicia,
llegó la boca hasta el lindero
de la precaria intimidad.
Iban reptando las parejas
que se apiñaban en lo oscuro:
no se miraban, se sumían
en un compendio de sudores,
se convertían en secuaces
de la penumbra suspensiva.
Como un furtivo postulado
brilló el mechero de los cómplices.

No te preocupes no me he ido,
¿cómo iba a irme sin saber?
Somos el tiempo que nos queda
.

Y ya los cuerpos se anudaban
bajo la oscura marquesina,
sin decidir con qué argumentos
recobrarían su ansiedad.
Era una esquirla el clarinete,
un estertor de la armonía.

Toda la noche resonando
como una sábana en tus pechos,
toda la noche entre emboscadas
buscando llaves que no abrían
.

Chorros de gritos tan vehementes
que entrechocan con los vasos
iban tiñendo de lujuria
los cortinajes y butacas.
Entre el estruendo de los rótulos
unas caderas rebullían
como impulsadas por la piel
incandescente del tambor.

Mira qué prendas, qué proclamas
de irremediable soledad.
Habla más alto, no se escucha
más que el furor de los licores.
Todo está lleno de luciérnagas
y de insufribles fumarolas,
todo parece confiscado
por los que nunca saben nada
.

Pero la boca ya ofrecía
sus rezumantes terciopelos,
boca promiscua, saturada
de zumos ávidos y esguinces.
Está invadida de jadeos,
no se parece a las demás.
No se parece, no es mentira.

Pisando vidrios, esgrimiendo
restos de yerbas y de músicas,
llegaron nuevas avalanchas
de adormilados oficiantes.
Era la hora del suicidio
y algunos miembros de la secta
se desnudaron en la sala
con voluptuosa dejadez.

¿Cómo evitar el simulacro,
cómo vivir sin desvivirnos?
Surcan los días por tu vientre.
Somos el tiempo que nos queda.

One Comment

Dejar un comentario