Por ANTONIO GARRIDO / Lo comentaba estos días pasados, que ahora los fondos Next Generation, Próxima Generación, que proceden de Europa, se han convertido en el cajón de sastre para numerosos proyectos en lista de espera, algunos de décadas, que pretenden sacar adelante las administraciones que no lograron hacer frente a inversiones en tiempo y forma, porque tenían responsabilidades para ello. Bien sabemos que no hay dinero para todo, que los fondos son finitos, aunque no es menos verdad que con cuentagotas se van aprobando proyectos y ojalá que veamos muchos convertidos en realidad, aunque no tantos, supongo, como proclama desde el principio el entusiasmo de los responsables públicos.
No olvidemos que la Diputación elevó peticiones por un río de millones de euros, creo que del orden de los 5.000, también en nombre de los ayuntamientos, y nos hemos hecho acreedores apenas al 5% de ese total, y que solo el Ayuntamiento de Jaén, que de momento tiene poca suerte, se responsabilizaba en gestionar casi 300 millones de euros en diferentes iniciativas, esto era en el mandato anterior. Nos alegraremos todos de que los Next Generation sean de verdad capaces de constituir un revulsivo, aunque se trate en algunos casos de obras que ya deberían estar realizadas desde hace tiempo y si no ha sido así la culpa la tiene la falta de voluntad inversora de las administraciones competentes.
Viene esto a cuento del nuevo episodio de optimismo, esta vez justificado, que se detecta en Diputación respecto a intervenir en la iglesia de Santo Domingo, que lleva un retraso impresionante y en la que el compromiso era que intervendría la Junta, pero la anterior pasó, y la actual remitía a un cambio de marco jurídico que entendí que en realidad era un “vuelva usted mañana”. De cualquier manera he de reconocer que cuando conocí, en su momento, hace ya unos años, el tiempo pasa que vuela, la visita de Francisco Reyes y Julio Millán a la iglesia de Santo Domingo, con el ánimo de volver a plantearse el proyecto de su rehabilitación, ya me pareció un hecho positivo, más que nada porque cuando la Diputación está por medio el éxito está asegurado, al menos esto es de justicia reconocerlo, verbigracia el Olivo Arena. Hay un clamor en los ámbitos culturales de que el patrimonio monumental y artístico, como esta joya, pueda estar en el escaparate. Pero en Jaén todo cuesta mucho y obtener frutos supone prolongadas esperas.
Ojalá que los fondos Next Generation sean la solución, más el compromiso añadido de la Diputación de invertir también en rehabilitar lo que fue el Real Convento de Santo Domingo, declarado BIC y que forma parte del conjunto del edificio del Archivo Histórico Provincial. La Diputación es titular del inmueble cedido en 1992 a la Consejería de Cultura, en un convenio de gestión que concluye en 2026, para su integración en el citado Archivo Histórico, con el compromiso que asumió la Junta de acometer las obras necesarias para su restauración y conservación hasta dejar el templo, de una notable importancia monumental, para el disfrute de los jienenses y los visitantes, y como marco de manifestaciones culturales. El gobierno andaluz, en su momento, ejecutó algunas obras en la iglesia, al parecer con una inversión del orden de los dos millones de euros, hasta el año 2008, pero sin llegar a concluir las tareas. En su día, si se logran ultimar los trabajos, será otro espacio, hoy desconocido por el público en general, para sumar a los que se encuentran próximos como el Hospital de San Juan de Dios y, por supuesto, el Centro Cultural del Palacio de Villardompardo.
Hasta aquí el panorama no ofrece duda. Ahora bien, el presidente de la Diputación, Francisco Reyes, le volvió a sacar las castañas del fuego a la Junta en la época en que la gestionaba el PSOE y a día de hoy, todo sea por echar una mano al ruinoso Ayuntamiento capitalino que no está para inversiones precisamente y a la Junta que no ha mostrado voluntad, al menos que se sepa. En el año 2016, algo ha llovido, la entonces presidenta del gobierno andaluz, Susana Díaz, adoptó el compromiso en visita personal para que este hermoso edificio abriera sus puertas con objeto de ser un elemento dinamizador más en el casco antiguo, pues bien, los siguientes años pasaron en blanco, eso sí, con la novedad de que en mayo de 2017 visitaron la iglesia, el presidente de la Diputación y el entonces consejero de Fomento, Felipe López, anunciándose una inversión en el inmueble de 1,5 millones de euros con cargo al 1% cultural. Fue entonces cuando se informó de que estaba solicitado un estudio diagnóstico y patológico para evaluar la situación del monumento emblemático del Renacimiento del Sur, y se dijo entonces por el mismo consejero que se establecería la hoja de ruta para una intervención que el político jienense pretendía que fuera “cuidada y de la máxima calidad arquitectónica”. Dijo más, sin querer entrar en fechas, se iba a actuar “con toda velocidad”·y despejó cualquier duda económica, porque, según sus palabras, “la parte financiera está recogida dentro de los recursos que en el horizonte 2020 tenemos previsto para la conservación del patrimonio”.
El siguiente paso, transcurridos dos años desde el compromiso de la presidenta Susana Díaz, fue la firma de un convenio entre Junta y Diputación, ya estábamos en 2018, con los mismos actores, para invertir 3,7 millones de euros al 80 y 20 por 100, pero de esto hace seis años y pico. El anterior gobierno no fue eficiente, las fechas lo evidencian, pero llegó el nuevo equipo a la Junta y si te vi no me acuerdo. De la alegría inicial pasamos, como tantas veces, a la decepción, en tantos años no se supo o no se quiso hacer y ahora, la nueva Junta tampoco parece, obras son amores, haber demostrado la necesaria voluntad política, porque cuando esta existe todos los obstáculos se pueden salvar, está más que demostrado.
¿Qué nos gustaría a los jienenses? Que hubiera oportunidad a un acuerdo institucional, como en otros casos. Cuando se hablaba de colaboración estrecha entre Junta y Diputación, en función de que el edificio no le es ajeno, en parte suponía, y la historia se puede repetir ahora, en hacerle los deberes al gobierno andaluz, al que en su momento Reyes justificaba mucho más de la cuenta y no le enviaba recados públicos de exigencia. En resumidas cuentas, ahora ya están concedidos los fondos europeos, casi tres millones de euros, para el Programa de Mejora del Patrimonio Histórico, y en su día se brindó el apoyo de la Universidad de Jaén de cara a elaborar un proyecto consistente, y en todo caso está la Diputación que ha manifestado su compromiso explícito, por lo que todo hace indicar que en un periodo razonable la iglesia de Santo Domingo pueda sumarse al catálogo monumental de Jaén. Es un buen momento para el patrimonio porque hay sensibilidad, pero lo primero de todo es creer en nuestra riqueza monumental y en la necesidad de preservarla.
Foto: Una imagen de la antigua iglesia del Real Convento de Santo Domingo.