María Cantos Alcázar, que ha sido durante cuatro años presidenta de la federación vecinal “Objetivos Comunes” (O.CO) abandona voluntariamente este cargo y pone fin a quince años en la militancia vecinal, primero en la asociación Torre del Concejo, del barrio de San Juan, donde aprendió el compromiso de esta noble acción de voluntariado, y después llegó a la presidencia de la federación vecinal más representativa para relevar a un presidente de tan grato recuerdo por sus obras como lo fue Miguel Castro y ahora le sucederá otra mujer, Pepi Alcántara Buendía, responsable de la asociación “Guadalquivir”, del barrio de Belén y San Roque, única candidata.
La abogada Cantos se va del cargo pero no renuncia a su compromiso por una ciudad que le duele, es más que probable, lo digo por lo que la conozco, que se marche un tanto decepcionada y agotada de la inacción que impera en las administraciones de Jaén, pero esta mujer de carácter promete que se va a resistir, quiere esto decir que no se rinde, tiene los años, las tablas, el conocimiento, la implicación, la experiencia de éxitos y de fracasos suficiente, como para emprender una nueva aventura. Y como desde el movimiento vecinal no ha podido lograr todos los proyectos con los que soñaba como presidenta, ha anunciado que desembocará en la política, que es donde únicamente es posible trasladar los deseos en realidades. No ha dicho cómo ni dónde, pero sí ha expresado su voluntad inequívoca de tomar ese camino.
También ha salido escaldada de la política partidista, las relaciones con el poder municipal en esta etapa en la que el PP está al frente del Ayuntamiento, ha sido prácticamente de hostilidad, por parte de los gobernantes, que siempre prefieren colectivos y dirigentes dóciles y cuando no siempre es así confunden al interlocutor o interlocutora con el adversario. Nada más lejano a la realidad. Tampoco ha logrado conectar con el PSOE en la oposición, sobre todo porque no ha escatimado críticas a la Junta cuando ha sido menester. Por tanto, en su papel ha exhibido una neutralidad impoluta al frente de O.CO, ha repartido a diestra y siniestra, ha cumplido con su obligación, defender los intereses de la ciudad, de sus vecinos y sus barrios, aunque haya sido ninguneada.
Ha renunciado a las distinciones y a los puestos de honor para ser un agente a veces incómodo, molesto, pero esta era su obligación, esto es lo que le ha hecho grande, por eso se le reconoce legitimidad, porque no ha sido una voz más del colectivo vecinal asumiendo los planteamientos de las autoridades, cuando ha habido que decir que sí lo ha hecho con normalidad, pero nunca se ha plegado a cualquier poder, ni siquiera cuando algunos han tratado de halagarla y sellar compromisos como si política y movimiento vecinal fueran la misma cosa.
Quiero que quede claro que me causan mucho respeto todas las personas que aceptan la responsabilidad de representar a los colectivos vecinales. No es una labor siempre grata, este de los vecinos comprometidos, presidentes, vocales, socios, etc., es en general un mundo poco reconocido y realiza una labor impagable. En el caso de María Cantos, que es quien hoy nos ocupa, me merece una consideración especial, porque ha sido una persona combativa, pero no desde la posición de fuerza, sino desde el cariño que siente por la ciudad y su impotencia al comprobar un día tras otro, desde la experiencia que da un cargo como el suyo, la pereza de las administraciones, lo que cuesta sacar adelante los proyectos, la cantidad de iniciativas que no han llegado a cuajar.
Por estas razones tiene todo el sentido el que con su cargamento de ilusión, con sus sueños todavía inmaculados, porque sigue siendo una persona bastante joven, haya decidido hacer un alto en el camino y haya anunciado que, junto a algunas de las personas que le han acompañado en su última travesía, la implicación en la política activa, en una opción que pudiera estar situada al centro del espectro y que en este momento veo mayormente identificada en el partido Ciudadanos, aunque no sé si acierto o no de pleno. De ser así sería un fichaje de lujo, María Cantos no es indiferente para nadie, seguramente por su vehemencia, su coraje y su valentía, que ha demostrado en los cuatro años al frente de O.CO le han salido críticos, pero ha ganado también muchos adeptos, sobre todo los de gente que está cansada del seguidismo, de los palmeros, de lo mal que anda Jaén a consecuencia del escaso nivel de crítica y de la desidia. Tiene capacidad y méritos suficientes para ser una gran alcaldesa de Jaén, y yo que la he seguido muy de cerca en los últimos años, me alegraría mucho porque si algo necesita nuestra capital es un revulsivo de esta naturaleza, en este caso una mujer diez que ya no tiene que demostrar nada. Da igual por la lista que vaya, como si va de independiente, tendrá un sitio en el Ayuntamiento. Y lo demás está por ver.
No soy capaz en este momento, y para eso está la hemeroteca, de detenerme en los grandes logros de María Cantos en sus cuatro años de presidencia, rompiendo moldes y desautorizando a los que le negaron el pan y la sal al acceder al cargo y hacerle una campaña inmisericorde y oportunamente orquestada. Especialmente destacado ha sido su talante reivindicativo, que tiene que ser consustancial a una organización de las características tan complejas como una federación vecinal, que tiene tanta tarea para defender. La actuación que ha encabezado contra el abandono de lugares emblemáticos de la ciudad, la recogida de firmas para distintas acciones, su propuesta para conseguir una quita en la deuda municipal, su contacto permanente con las asociaciones miembros, el respaldo a las tradiciones y costumbres de la capital hasta llegar a parecer antipática simplemente por respetar una identidad jienense, su voluntad de trabajar por los intereses de toda la ciudad y no solo de los colectivos a los que representa, sus premios anuales (Los Goya jienenses, los llaman) para identificar aportaciones que coincidan con su propio sentido de compromiso con Jaén, o últimamente su labor activa para poner en funcionamiento la plataforma ciudadana “Jaén merece +”, consciente de la orfandad todavía existente en la llamada sociedad civil, esto muy en resumen, constituyen un balance plenamente satisfactorio y es el mejor aval para que la hasta ahora presidenta se sienta satisfecha y plena del periodo que ha visto transcurrir bajo su mandato.
Pero en especial quiero destacar un rasgo del talante de María Cantos, y es que conociendo su papel y su responsabilidad ha tratado de ser una especie de defensora de la ciudadanía, un puesto que en Jaén tampoco existe, y se ha puesto al frente, sin que le faltara legitimidad para ello, del conjunto de las reivindicaciones y demandas históricas, así como las nuevas necesidades que demanda la ciudad, y esto porque le acompañan factores que son claves para tener esta condición: preocupación por la gente, valentía y ejemplo, y perseguidora constante de las soluciones en lugar de las palabras y los protocolos. Ha trabajado hasta la extenuación, aunque algo que no depende de ella, sino de las administraciones, haya hecho, de acuerdo con una constante en la vida de esta ciudad, que cueste tanto mover un solo papel, más aún que el progreso y el desarrollo se alíen con Jaén.
Ahora, pero de otra manera, se quiere poner ella misma a prueba y pretende hacer ciudad, ser útil y demostrar que cuando se quiere, se puede. Es líder nata, no me cabe la menor duda. De ella se puede decir lo mismo que expresó en su momento Seth Godin, empresario estadounidense, todo un cerebro con la cabeza muy bien amueblaba: “El secreto del liderazgo es simple: haz lo que crees. Dibuja una imagen del futuro. Ve allí”. Suerte María, mucha suerte!!!
Foto: María Cantos Alcázar.