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BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “Esto es lo que se aprende en medio de las plagas, hay más cosas en los hombres a admirar que despreciar” (Albert Camus). Es verdad que en La peste, del Nobel de Literatura francés, encontramos muchas explicaciones a la pandemia que hemos padecido, y que ojalá se haya ido para siempre, porque en esa obra, publicada en 1947, el autor trataba de dar respuesta al dolor desatado por la Segunda Guerra Mundial. La novela ha demostrado trascender su marco temporal y geográfico para adquirir el rango de metáfora universal. Ciñéndonos a la frase de apertura si hay algo que nos enseña el gran trabajo de Camus es que en las situaciones de crisis, como la vivida recientemente, sale a la luz lo peor de la sociedad: insolidaridad, egoísmo, inmadurez, irracionalidad…Pero también, y ambos ejemplos los hemos ido percibiendo nítidamente, emerge lo mejor, mucha gente que se da por entero para ayudar a los demás. De ahí que tenga sentido una expresión del novelista francés Alejandro Dumas: “El infortunio es necesario también para descubrir ciertas minas misteriosas ocultas en la inteligencia humana”. Una cita más optimista, pertenece al teólogo y escritor francés François Fénelon y viene a decirnos que el poder de la desdicha tiene un efecto transformador. Dice así: “Solo el infortunio puede convertir un corazón de roca en un corazón humano”…Una frase de Alejandro Casona: “No hay ninguna cosa seria que no pueda decirse con una sonrisa”. Lleva razón el conocido dramaturgo, aunque seguramente muchos pensarán que como toda regla tiene sus excepciones y así es en efecto. He recurrido a esta frase porque me sigo sorprendiendo de la cantidad de gente a la que cuesta la misma vida sacarle no ya una sonrisa, siquiera un mínimo gesto de agrado, si bien a veces nos encontramos con personas verdaderamente encantadoras, que de todo hay en la viña del Señor. La sonrisa es capaz de despertar simpatías y desarmar al hostil, incluso en ocasiones cuando hay que transmitir un infortunio, puede ser el mejor bálsamo. Claro que la sonrisa, para que sea natural y franca, debe salir del corazón: “El corazón alegre, hermosea el rostro” (Proverbios 15:13)…Un recuerdo al escritor, diplomático y político Juan Valera, fallecido un día como hoy de 1905, que fue diputado a Cortes, secretario del Congreso y se dedicó al mismo tiempo a la literatura y a la crítica literaria. Perteneció a la época del Romanticismo. El autor de Pepita Jiménez fue un epicúreo andaluz, culto e irónico. Suyas son estas dos citas: “El bien debe estar siempre a la moda” y “El universo, con toda su pompa y su hermosura, es un caos para el hombre sin fe”…En esta fecha está registrada la muerte, en 1955, del gran físico Albert Einstein, un personaje carismático, el científico más popular y conocido del siglo XX, Premio Nobel de Física en 1921. Destacó también como escritor y de él recogemos estas citas: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”, “Lo importante es no dejar de hacerse preguntas” y “Nunca pienso en el futuro. Llega demasiado pronto”…También un 18 de abril, de 1991, nos dejaba el poeta Gabriel Celaya, perteneciente a la generación literaria de posguerra, uno de los más destacados representantes de lo que se denominó poesía_comprometida, y que obtuvo, entre otras distinciones, el Premio Nacional de las Letras Españolas. Dos textos en su homenaje: “…Y me siento de pronto, levantado, gritando: Os amo, os odio, os muerdo, os desprecio, os abrazo con asco, con nostalgia. No sé más. Perdonadme” y “A veces, unos puntos suspensivos a tiempo resultan más profundos que un verso archipensado”…Sigamos con una cita del escritor y filósofo Ralph WaldoEmerson: “El hombre grande es aquel que en medio de las muchedumbres mantiene, con perfecta dulzura, la independencia de la soledad”…Un hermoso texto de la periodista y escritora Rosa Montero, de su libro La hija del caníbal: “Cómo será mi hora, quién cogerá mi mano, qué llovizna caerá detrás de qué ventana, qué habré hecho de mi vida para entonces”…Un recuerdo para el escritor mexicano Fernando del Paso, autor de José Trigo y Noticias del Imperio, entre otras obras, quien nos ha legado frases como estas: “La historia no se repite, pero a veces se parodia a sí misma” y “El trabajo, la ciencia y las artes, son más dulces que los destellos de una corona”…También merece ser citado el escritor polaco Henryk Sienkiewicz, que fue Premio Nobel de Literatura, periodista y gran defensor de su, por entonces, oprimida patria polaca. El autor de A sangre y fuegoEl diluvio y, sobre todo de Quo Vadis?, nos dejó algunas expresiones de interés, como las que siguen: “¿Ves? Lo cierto es que todos malgastamos nuestra fuerza en la persecución del amor, y el amor huye como un ave, y así nos damos cuenta después de que nuestra fuerza ha sido malgastada inútilmente” y “El cielo es un todo, el agua es otro; y entre esos dos infinitos el alma del hombre está en soledad”…Un pensamiento final del poeta Casimir Delavigne: “El valor hace vencedores; la concordia hace invencibles”.

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

Gabriel Celaya

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,

mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,

fieramente existiendo, ciegamente afirmado,

como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente

los vertiginosos ojos claros de la muerte,

se dicen las verdades:

las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas

que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,

piden ser, piden ritmo,

piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,

con el rayo del prodigio,

como mágica evidencia, lo real se nos convierte

en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria

como el pan de cada día,

como el aire que exigimos trece veces por minuto,

para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan

decir que somos quien somos,

nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.

Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo

cultural por los neutrales

que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.

Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren

y canto respirando.

Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas

personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,

y calculo por eso con técnica qué puedo.

Me siento un ingeniero del verso y un obrero

que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta

a la vez que latido de lo unánime y ciego.

Tal es, arma cargada de futuro expansivo

con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.

No es un bello producto. No es un fruto perfecto.

Es algo como el aire que todos respiramos

y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo

como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.

Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.

Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

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