Por ANTONIO GARRIDO / No sé si nos afectarán a nosotros las rebajas que propone el ministro de Transportes, Óscar Puente, que categóricamente ha cerrado la puerta a la aspiración de Huelva de conseguir la Alta Velocidad, porque a su juicio, se trata de “una inversión bestial”. Desmiente al presidente Sánchez que poco antes, porque hablar no cuesta dinero y además ya está acostumbrado a prometer y no cumplir, había expresado lo contrario. Me hace pensar que si para la parte occidental, es decir, la ‘otra Andalucía’, no hay dinero, cuesta trabajo aceptar que a Jaén, la última de la fila, como bien sabemos, nos vayan a llegar las inversiones cuantiosas para satisfacer nuestro clamor de décadas. Vamos, que no me lo creo. De los políticos, todos, la mitad de la mitad. A propósito ayer escuché en una emisora de radio declaraciones del presidente de la Junta, Juanma Moreno, que trataba de un tema importante relacionado con Andalucía, no me acuerdo ahora exactamente de qué, pero sí me quedé con el argumento utilizado, que había sido aprobado por el Parlamento de Andalucía y que esto ya era motivo suficiente para defenderlo a toda costa. Ahí ya me salió la vena jienense, sí, la del agravio, porque aunque llevo en esto más de medio siglo, y puedo contar centenares de historias de frustración, también me considero víctima del Colce, porque esa afrenta, siempre lo recuerdo, supuso un antes y un después para Jaén.
No era la primera vez y sospecho que tampoco va a ser la última, no hay más que hacer un seguimiento, de siglos, de la deriva de Jaén y del maltrato de la política. Lo indignante era que nuestro presidente colocara como principal aval la aprobación por el Parlamento andaluz, porque no quiero dejar de acordarme de que fue en esa cámara donde por unanimidad de todos los grupos políticos se acordó que Jaén iba a ser la única candidatura apoyada desde Andalucía para establecer la Base Logística del Ejército, que el Gobierno de España regaló a Córdoba, pero con la complicidad de la Junta y del Partido Popular, gobernante en el Ayuntamiento de la ciudad de la Mezquita. Las mociones son brindis al sol, se utilizan cuando interesa, políticamente también, y cuando no, como ocurrió al caso de Jaén en el Parlamento, nadie la usó debidamente como soporte de una aspiración en la que estábamos soñando. Entenderán que los políticos, en general, me merezcan escaso crédito, dicho sea desde el compromiso que uno tiene con esta ciudad y provincia, por lo que cualquier fracaso, y más si se trata de una mala jugada, una conspiración de intereses, me produce un enorme desengaño, aunque ya está uno curado de espanto.
Compruebo asimismo que de un tiempo a esta parte ha surgido en la política y en la sociedad la inquietud por la red de energía eléctrica, en la que, como no podía ser de otra manera, también estamos en mantillas, y esta es una de las causas, junto a las malas comunicaciones, especialmente por ferrocarril, que tienen frenado el desarrollo de Jaén. El CES Provincial, que analiza con detalle en sus documentos las carencias del territorio, acaba de presentar una propuesta para impulsar la red de transporte de energía para que entre en el territorio en el horizonte 2025-2030, con el objetivo de que se pueda dar respuesta a las necesidades de los ejes de industrialización y, en consecuencia, permitan el desarrollo socioeconómico. En lo de las fechas parece que van generosos, largo me lo fiais. También en esto fallamos, contamos con una red tercermundista, propia de otros tiempos, y es clave para progresar, sobre todo cuando estamos pidiendo a voz en grito empresas tractoras y llegado el caso no se le pueden ofrecer medios para instalarse, sobre todo si necesitan buenas comunicaciones y servicios, como la Electricidad, que son básicos. Precisamente en febrero pasado, asistimos en el Foro Jaén de Opinión y Debate a una interesante conferencia del Doctor Ingeniero Industrial y profesor de la UJA, Pedro Gómez Vidal, y el experto confirmó que efectivamente en Jaén somos una isla, estamos aislados en potencia eléctrica, basta observar el mapa de la Red Eléctrica Española. Por tanto tiene sentido que se reivindique al Gobierno, otra exigencia de la deuda histórica con el territorio.
El informe del CES Provincial está ahí, pero el Gobierno en el ámbito de sus competencias hace tiempo que debió apostar por dotarnos de este instrumento imprescindible. Es verdad lo que se dice con mucha frecuencia por los políticos que se marcan el objetivo de vendernos la moto, que Jaén es tierra de oportunidades, es decir, hay muchas fortalezas, pero ese discurso es un tanto engañoso cuando lo que nos falta, nuestras carencias, son fundamentales para ofertarlas a todas esas empresas y emprendedores que quieran sumar sus esfuerzos en favor de Jaén. Esta provincia y esta ciudad no se valoran más por los discursos complacientes, estamos en un momento procesal donde a las palabras hay que acompañarlas de los hechos. Oportunidades, sí, muchas, pero infraestructuras y servicios para que nadie excluya a Jaén por sus déficit.
Se está cumpliendo la obsesión del alcalde, Agustín González, de convertir el edificio del Banco de España, de Rafael Moneo, en un Distrito Tecnológico Digital. Al principio muchos, incluso dentro de la Corporación, no apostaban por el proyecto, seguramente pensaban que correría la misma suerte que otras iniciativas sugeridas para este espacio. Ya se le empieza a ver color y nadie discute que el regidor se ha salido con la suya, aunque queda ahora una segunda parte pendiente de resolver, y es darle una ubicación digna y estable, al Archivo Municipal, muy rico, con documentos de enorme valor, para el que la concejal de Cultura tiene alguna alternativa. En su momento quiero recordar que se firmó un convenio entre Ayuntamiento y Diputación para buscar un buen emplazamiento y actuar sobre los fondos, en este momento ignoro qué fue de aquello, pero como jienense me interesa mucho que el Archivo esté en el mejor lugar y no viaje de un lado para otro, hay que darle la dignidad que merece porque ahí está parte de nuestra propia historia y debemos conservar ese material como oro en paño. Atrás han quedado tantos destinos como a lo largo del tiempo, al más puro estilo Jaén, se le trataron de adjudicar al Moneo. Entre otros fines, porque hay más, estuvo a punto de convertirse en Conservatorio de Música, de hecho se firmó un protocolo entre la Consejería de Educación y Ciencia (en tiempos de María del Mar Moreno) y el Ayuntamiento, para que fuera la sede del Conservatorio Superior, pero también en el anterior mandato figuraba como Museo del Aceite en la que se iba a llamar Avenida de los Museos, que también quedó en agua de borrajas, y a alguien se le ocurrió en un determinado momento, que podía albergar al Centro de Turismo Interior, en la etapa de Juan Marín, pero suponía hacerle la competencia a Úbeda. Ese edificio emblemático ha tenido muchos novios en las últimas décadas y únicamente el actual alcalde ha logrado en tiempo récord darle una función, que por el momento comparte con el Archivo. Veremos si mañana viene alguien que pretenda desandar este camino.
De los temas ciudadanos ahora está en el candelero el ya famoso colector de los Puentes, que suena muy rimbombante y que también nos lo venden como algo que da la impresión de que veremos de hoy para mañana. No es tan fácil, pero es verdad que en este momento Ayuntamiento y Junta tratan de afrontar un problema que viene de muy atrás, lo recuerdo bien en el primer Ayuntamiento democrático con el concejal de Urbanismo, Juan Ramón Pajares, que no lograba verle salida y algunas de sus declaraciones de entonces eran de un pesimismo extremo, sobre todo para las familias que habitan Los Puentes, porque prácticamente se les obligaba a tirar las viviendas. Con el tiempo aquel peligro se fue rebajando, en parte porque los propietarios se levantaron y los políticos vieron que las urnas les podían castigar. De aquellos polvos, estos lodos. Ahora decir que ya está todo solucionado sería una exageración porque no es así, pero sí es cierto que en las reuniones de la comisión en la que están las administraciones y los propietarios, hay ganas de terminar esta angustia, resucitar la iniciativa después de que juntas directivas a lo largo de los años, y políticos también, habían decidido arrojar la toalla a causa de tanto trámite y papeleo, una cantidad de dificultades para poner de acuerdo a organismos afectados que ha hecho pasar los años sin que llegara la solución y a ser posible el consenso. El delegado del Gobierno de la Junta, Jesús Estrella, ha dicho que existe el compromiso del Colector por parte del gobierno andaluz, pero hay una exigencia previa, la regularización de las viviendas. No existe la palabra imposible si se persigue un objetivo, en este caso cuesta, pero ya va siendo hora de que esta asignatura pendiente de la ciudad sea aprobada. El PSOE en la oposición lo tiene ahora más fácil, por eso se ocupa de meter prisa. Tuvo un tiempo en el que pudo hacer sus deberes al completo, ahora debería esperar y en lo posible, aunque sea pedir peras al olmo, colaborar.
Por último, ¿dónde anda metido el movimiento vecinal? No me refiero a las asociaciones de vecinos que trabajan por sus barrios, que es la primera de sus obligaciones y responsabilidades. Mi clamor es por el movimiento vecinal que como sociedad civil organizada en sus asociaciones y formando parte de una federación han sido en muchas ocasiones elementos activos en la defensa de los temas de preocupación ciudadana. Lo comentaba el domingo con la presidenta de la federación vecinal OCO, Pepi Alcántara, una mujer que ha trabajado mucho en los últimos años, topándose con problemas de desinterés, de asociaciones divididas por las diferentes sensibilidades políticas…el caso es que Pepi Alcántara, que representa con mucha dignidad al colectivo y que viene anunciando desde hace tiempo un paso atrás en esta responsabilidad, se lamentaba de que con tantas asociaciones y gente implicada en ellas, en la protesta de la Plataforma en favor del Parque de La Alameda se encontrara ella sola. Es difícil de entender, sobre todo cuando en determinados momentos de la historia reciente de Jaén el movimiento vecinal ha sido pieza clave, lo fue en el Colce, pero también me vienen a la memoria las acciones que se desarrollaron en la etapa de María Cantos, incluso antes. Hubo un tiempo con tres federaciones vivas en las que esta sana competencia constituía un gran activo para la ciudad, porque el movimiento vecinal era una especie de perro de presa para el buen funcionamiento de la democracia municipal. Pepi Alcántara ha dignificado su cargo, se multiplica lo que puede para estar en todos sitios y dar la cara, tiene un toque de moderación y su actitud es la de no casarse con nadie, pero hablar con todo el mundo. Merecería respaldo y compromiso, pero se ve que son malos tiempos para el compromiso, al menos en esta instancia.
Y luego está la política que llega a abducir a los colectivos y a las personas, de tal manera que a veces la propia presidenta se ve en la necesidad de explicar que acude a una convocatoria a título personal. Los gobiernos están interesados en tratar con movimientos asociativos afines, prefieren el halago a la crítica, y si no los hay tratan de favorecerlos, no me refiero al momento presente, esto ha ocurrido siempre. Esta no es una crítica expresa al Ayuntamiento, que por supuesto se le pueden hacer, por el contrario hoy quiero romper una lanza por la concejal Maribel Lozano, que le está dando vida a su área y por lo que se percibe a través de los medios de comunicación y la observación personal, es activa, dinámica y se le nota su procedencia. No, ella no es el problema, el problema es que este Jaén nuestro se mueve por impulsos y tiene un comportamiento cíclico, unas veces se activa y otras se adormece, entra en ese mal tan antiguo de la indolencia. Una pena, porque un movimiento vecinal vivo es imprescindible en una ciudad con aspiraciones. Y un Ayuntamiento, aunque a veces reciba críticas, lo necesita, plural, responsable y comprometido. Su pasividad es un mal síntoma, esto es una evidencia.
Foto: En Jaén estamos aislados en potencia eléctrica, basta observar el mapa de la Red Eléctrica Española para sentir la realidad de otro olvido del poder.