“Donde mora la libertad, allí está mi patria”

BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “Donde mora la libertad, allí está mi patria” (Benjamin Franklin). Esta frase contundente del científico y diplomático nacido tal día como hoy de 1706, considerado uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, puede ser una hermosa hoja de ruta si la libertad es ese gran objetivo que anhelamos. Cervantes lo definió muy bien en esta glosa: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciados dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. Y Fernando Pessoa, lo remata con esta sugerente expresión: “No el placer, no la gloria, no el poder, la libertad, solo la libertad”. Es una gran compañera en este viaje, aunque como dice Otto Von Bismak, “la libertad es un lujo que no todos pueden permitirse”…Hoy traemos también al recuerdo a una gran figura como fue Pedro Calderón de la Barca, nacido un 17 de enero de 1600. Se trata de uno de los más insignes literatos barrocos del Siglo de Oro, en especial por su teatro. Es archiconocida esta estrofa de su popular obra La vida es sueño: “¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”… Hoy también merece consideración Anne Brontë, novelista y poeta británica, la más joven de la familia Brontë, que nació tal día como hoy de 1820, autora de dos novelas que hoy son clásicos de la literatura inglesa: Agnes Grey, donde relata una decepcionante experiencia como institutriz, y La inquilina de Wildfell Hall, con una alta calidad descriptiva de una situación muy delicada y magistralmente escrita: la violencia de género y la influencia del alcoholismo en las vidas de quienes directa o indirectamente la sufren. Estos son dos de sus testimonios: “Nadie puede ser feliz en la eterna soledad” y “Su corazón era como una planta sensible, que se abre por un momento a la luz del sol, pero se encoge y encoge en sí mismo con el menor toque del dedo, o el aliento más ligero del viento”…Otro escritor que se nos fue el 17 de enero de 2010 fue el estadounidense Erich Segal, especialmente conocido por ser el autor de la novela Love Story (Historia de amor) y el guion de la película homónima basada en la novela, obras ambas que fueron grandes éxitos en todo el mundo en torno a la década de los años setenta del pasado siglo. La frase más célebre de la historia es esta: “Amor significa nunca tener que decir: lo siento”…No debo ni voy a olvidarme del fallecimiento un 17 de enero, de 2002, del insigne escritor gallego Camilo José Cela, máximo representante de la literatura de posguerra. “La muerte es algo tan tremendamente airado, que sólo la desnudez, la elemental desnudez, puede escindirla del ridículo”. Así se fue Cela, con una concepción de la muerte como una “amarga pirueta de la que no guardan recuerdo los muertos, sino los vivos”, decía. Amante de la provocación y el tremendismo y controvertido hasta la médula, Cela escribió obras tan memorables como La Colmena y La familia de Pascual Duarte, u otras como Viaje a la Alcarria y una especialmente divertida: “La insólita y gloriosa hazaña del cipote de Archidona”. Miembro de la Real Academia Española, recibió los máximos honores literarios: Premio Príncipe de Asturias de las Letras, Premio Nacional de Literatura, Premio Planeta, Premio Cervantes y Premio Nobel de Literatura. Otras frases de su legado: “Lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una” y “La Historia nos enseña dos cosas: que jamás los poderosos coincidieron con los mejores, y que jamás la política fue tejida por los políticos”…Y está referenciado que en este día en que se celebra su fiesta murió (año 356 d.C.) San Antonio Abad, el monje cristiano, fundador del movimiento de los ermitaños, al que en distintos lugares del mundo se profesa una gran devoción, sin ir más lejos en nuestra geografía del Santo Reino. Hay una sentencia que se le atribuye: “Hay una virtud que autentifica todas las demás: es la paciencia”.