Skip to main content

BUENOS DÍAS. Por ANTONIO GARRIDO / “¡Qué pequeñas son mis manos…! En relación con todo lo que la vida ha querido darme”. (Ramón J. Sender). El lado bueno de la vida, el día a día nos enfrenta a retos y desafíos que a veces nos sobrepasan. La propia vida es el don más preciado y en ocasiones caemos en la cuenta de que damos poco y recibimos mucho. Es una sugerente frase del escritor Ramón J. Sender, que falleció tal día como hoy de 1982. Con una trayectoria convulsa en su paso por la política y el exilio, en el ámbito estrictamente literario destaca por haberse hecho acreedor al Premio Nacional de Literatura en su modalidad de narrativa y al Premio Planeta en el año 1969, todo ello gracias a su categoría de autor de una inspiración y fecundidad torrenciales. Otra frase suya: “Sin risa y sin llanto la vida no tendría sentido”…Una cita de Gilbert Keith Chesterton: “Optimista es el que mira a los ojos; pesimista, el que mira a los pies”. Es una llamada al optimismo. Hay una frase de Abraham Lincoln que me gusta recordar: “Nos podemos quejar porque los rosales no tienen espinas o alegrarnos porque los espinos tienen rosas”. El día y la vida es como se les mire. Marco Aurelio lo decía de otra manera: “Medita la belleza de la vida. Mira las estrellas y mírate a ti mismo corriendo con ellas”…Y una cita de Antoine de Saint Exupéry en su delicioso libro El Principito: “Por supuesto que me harás daño. Por supuesto que nos haremos daño el uno al otro. Pero esta es la condición misma de la existencia. Para llegar a ser primavera, significa aceptar el riesgo de invierno. Para llegar a ser presencia, significa aceptar el riesgo de la ausencia”…Recordando a nuestro Federico García Lorca: “Nuestro ideal no llega a las estrellas, es sereno, sencillo; quisiéramos hacer miel, como abejas, o tener dulce voz o fuerte grito, o fácil caminar sobre las hierbas o senos donde mamen nuestros hijos”. El poeta más grande del siglo XX escribe en 1920 al jienense Manuel Ángeles Ortiz este bello texto en el que, a pesar de soñar con lo más sencillo, confiesa tener “la amargura solitaria de no saber mi fin ni mi destino”. Dice más, con un halo de melancolía: “mi corazón ve su ideal lejano”. Y es que como diría Víctor Hugo “uno vive por la realidad; uno existe por el ideal”. ¿Cuál es la diferencia? Los animales viven; el hombre existe”…Una sentencia del propio Víctor Hugo: “La risa es el sol que ahuyenta el invierno de rostro humano”. Y otra de Juan Ramón Jiménez: “En la soledad no se encuentra más que lo que a la soledad se lleva”…Otro personaje literario que reclama atención es la escritora norteamericana Susan Sontag, nacida tal día como hoy de 1933, novelista y filósofa, una de las intelectuales más influyentes de su época, explorando la distancia que hay entre realidad humana, cultural, artística y nuestra interpretación de esa realidad. Autora de obras como Contra La interpretaciónEstilos radicales o Sobre la fotografía. Algunos de sus pensamientos: “Las únicas respuestas interesantes son las que destruyen las preguntas”, y “El miedo a envejecer nace del reconocimiento de que uno no está viviendo la vida que desea. El equivalente a la sensación de estar usando mal el presente”…También quiero recordar que en esta misma fecha, pero en el año 1606, dejaba este mundo el poeta sevillano Baltasar del Alcázar, amigo de Góngora y Quevedo, y para quien la poesía no pasaba de ser un entretenimiento. Si lo rescato para este saludo de “buenos días” es porque se trata nada menos que del autor del célebre poema Cena Jocosa, composición sobre una peculiar cena jienense que se remonta al siglo XVI, contada en redondillas, con esa gracia y salero que solo alguien tan ingenioso, festivo, burlón y jocoso sería capaz de hacer. Un poeta a quien, no lo oculta, le gustaba por encima de cualquier otra cosa, la buena mesa y la mejor cama. En Jaén una calle lleva su nombre, a pesar de que no está muy claro, todo lo contrario, que su poema sea una loa. El caso es que su recuerdo perdura, más aún porque los Amigos de San Antón celebran cada año una denominada Cena Jococa en torno a la fiesta de Santa Catalina, y que ha cumplido ya más de cuarenta años…Y una frase más, esta vez del poeta y filósofo inglés Samuel Taylor Coleridge: “Los invitados se encuentran; la fiesta comienza; puedes oír el clamor”. Me refiero a la fiesta de San Antón, que hoy se conmemora, pues aunque los grandes fastos ya se han celebrado en el fin de semana, queda la lumbre oficial de esta noche para respetar la tradición y cantar y bailar los típicos melenchones y disfrutar alrededor de la lumbre…Una expresión de la poeta uruguaya Ilda Vitale: “Hoy el viento es poderoso, pero no es él quien lo dice, sino las ramas de la encina. Aprender de esa discreción, de esa lección muda del viento”…Un fragmento del poema dedicado por Jorge Luis Borges a James Joyce: “Dame, Señor, coraje y alegría para escalar la cumbre de este día»….Por último, ¿saben que ayer, tercer lunes del mes, se celebraba el Blue Monday (conocido en español como lunes triste), que quien lo inventó lo presenta como el día más triste del año? Fue denominado así por el psicólogo Cliff Arnall, y entre los factores que influyen para esta jornada que se inició en 2005 en torno a una campaña publicitaria, estarían el clima, la llamada “cuesta de enero” y el tiempo transcurrido desde Navidad en el que las personas desistimos de nuestros propósitos para el año nuevo. Dice el escritor John Steinbeck en torno a la tristeza y su impacto en nuestro bienestar: “Un alma triste puede matar más rápidamente que una bacteria”, en tanto que Khalil Gibran lo define en esta frase: “La tristeza no es más que una valla entre dos jardines”. Al mal tiempo, buena cara. Lo expresa el novelista Edmond Gouncourt: “No perdáis vuestro tiempo ni en llorar el pasado ni en llorar el porvenir. Vivid vuestras horas, vuestros minutos. Las alegrías son como flores que la lluvia mancha y el viento deshoja”. A lo que se puede añadir otra visión, la de Benjamin Franklin: “La alegría es la piedra filosofal que todo lo convierte en oro”, o esta otra que corresponde a Albert Einstein: “La alegría de ver y entender es el más perfecto don de la naturaleza”. ¿Lunes triste? Ni hablar!!!

CENA JOCOSA

Baltasar del Alcázar

Reproduzco este singular poema por si alguien todavía no lo conoce:

En Jaén, donde resido,

vive don Lope de Sosa,

y diréte, Inés, la cosa

más brava de él que has oído.

Tenía este caballero

un criado portugués…

Pero cenemos, Inés,

si te parece, primero.

La mesa tenemos puesta;

lo que se ha de cenar, junto;

las tazas y el vino, a punto;

falta comenzar la fiesta.

Rebana pan. Bueno está.

La ensaladilla es del cielo;

y el salpicón, con su ajuelo,

¿no miras qué tufo da?

Comienza el vinillo nuevo

y échale la bendición:

yo tengo por devoción

de santiguar lo que bebo.

Franco fue, Inés, ese toque;

pero arrójame la bota;

vale un florín cada gota

de aqueste vinillo aloque.

¿De qué taberna se trajo?

Mas ya: de la del cantillo;

diez y seis vale el cuartillo;

no tiene vino más bajo.

Por Nuestro Señor, que es mina

la taberna de Alcocer:

grande consuelo es tener

la taberna por vecina.

Si es o no invención moderna,

vive Dios que no lo sé,

pero delicada fue

la invención de la taberna.

Porque allí llego sediento,

pido vino de lo nuevo,

mídenlo, dánmelo, bebo,

págolo y voyme contento.

Esto, Inés, ello se alaba;

no es menester alaballo;

sólo una falta le hallo:

que con la priesa se acaba.

La ensalada y salpicón

hizo fin; ¿qué viene ahora?

La morcilla. ¡Oh, gran señora,

digna de veneración!

¡Qué oronda viene y qué bella!

¡Qué través y enjundias tiene!

Paréceme, Inés, que viene

para que demos en ella.

Pues, ¡sus!, encójase y entre,

que es algo estrecho el camino.

No eches agua, Inés, al vino,

no se escandalice el vientre.

Echa de lo trasañejo,

porque con más gusto comas;

Dios te salve, que así tomas,

como sabia, mi consejo.

Mas di: ¿no adoras y precias

la morcilla ilustre y rica?

¡Cómo la traidora pica!

Tal debe tener especias.

¡Qué llena está de piñones!

Morcilla de cortesanos,

y asada por esas manos

hechas a cebar lechones.

¡Vive Dios, que se podía

poner al lado del Rey

puerco, Inés, a toda ley,

que hinche tripa vacía!

El corazón me revienta

de placer. No sé de ti

cómo te va. Yo, por mí,

sospecho que estás contenta.

Alegre estoy, vive Dios.

Mas oye un punto sutil:

¿No pusiste allí un candil?

¿Cómo remanecen dos?

Pero son preguntas viles;

ya sé lo que puede ser:

con este negro beber

se acrecientan los candiles.

Probemos lo del pichel.

¡Alto licor celestial!

No es el aloquillo tal,

ni tiene que ver con él.

¡Qué suavidad! ¡Qué clareza!

¡Qué rancio gusto y olor!

¡Qué paladar! ¡Qué color,

todo con tanta fineza!

Mas el queso sale a plaza,

la moradilla va entrando,

y ambos vienen preguntando

por el pichel y la taza.

Prueba el queso, que es extremo:

el de Pinto no le iguala;

pues la aceituna no es mala;

bien puede bogar su remo.

Pues haz, Inés, lo que sueles:

daca de la bota llena

seis tragos. Hecha es la cena;

levántense los manteles.

Ya que, Inés, hemos cenado

tan bien y con tanto gusto,

parece que será justo

volver al cuento pasado.

Pues sabrás, Inés hermana,

que el portugués cayó enfermo…

Las once dan; yo me duermo;

quédese para mañana.

Dejar un comentario