Me gusta hacer turismo enológico, que es una manera fina de decir que me gusta el turismo en el que disfruto bebiendo vino. Todos los años visito en España o en el extranjero zonas vitivinícolas para contemplar la preciosidad de los campos de viñedos, conocer el proceso de elaboración en las bodegas, bajar a los penumbrosos corredores donde entre telarañas se almacenan botellas de añadas antiguas y, por último, catar los vinos. Es una forma de turismo cultural y vital que me apasiona que, en Jaén, por cierto, está en pañales.
En La Rioja, Álava, Valladolid, Ciudad Real, Jerez, la Toscana o Burdeos, por ejemplo, se ha atraído un turismo internacional de calidad con el reclamo vinícola. La oferta turística comprende unos excelentes hoteles en las bodegas y unas rutas por el entorno que ofrecen la posibilidad de conocer ciudades y pueblos de enorme atractivo patrimonial y una seductora geografía. Menudos recuerdos asociados a Dionisos guardo de esos lugares. In vino veritas.
De todos esos viajes regreso con el orgullo local zaherido: ¿por qué en Jaén no seremos capaces de potenciar el turismo oleícola?
Hace unas semanas un reportaje publicado en el Financial Times tuvo una gran repercusión entre los jiennenses. Uno de sus periodistas viajó por nuestra provincia y escribió un elogioso artículo sobre nuestra riqueza artística e histórica en el que, ante todo, resaltaba los millones de olivos que colonizan los campos jaeneros. Tuvo que ser un extranjero, un guiri, quien valorase no sólo la calidad de nuestro aceite, sino las fabulosas potencialidades de cara al turismo. El lema Jaén paraíso interior encierra una verdad pero me gusta a medias, porque también es el lema de un ombliguismo conformista: ¿si vivimos tan bien para qué cambiar? A fin de cuentas en un edén no hace falta mejorar, lo que se traduce en una dulce indolencia.
Hoteles de calidad integrados en algunas almazaras en los que los restaurantes sirviesen comida basada en el aceite de oliva sería, a buen seguro, un éxito. Supongo que en cuanto en alguna provincia española se asiente dicho modelo turístico en Jaén se copiará.
¿O no?