Por ANTONIO GARRIDO / La fecha del 4 de diciembre de 1977, histórica para nuestro territorio, va tomando fuerza en nuestro calendario como el día en que se despertó por primera vez, de manera multitudinaria, una reacción del pueblo andaluz, representado en las calles por más de dos millones de personas, clamando por un futuro digno para Andalucía, comunidad que había llegado a la transición democrática un tanto sofocada y con el peso de muchos problemas económicos y sociales. Pues bien, ahí empezó todo, el camino que hemos recorrido los andaluces desde entonces hasta el momento presente. Además de conmemorar el 28F como el hito que permitió votar nuestro propio estatuto de autonomía, plenamente vigente, el pasado año, el Consejo de Gobierno de la Junta decidió dar carta de naturaleza a lo que se ha venido en denominar el Día de la Bandera, en homenaje a la unión en torno a la identidad andaluza.
Foto: Esta es la Bandera de Andalucía, entrelazada con la de la UJA, entregada hoy en el solemne acto celebrado en el Aula Magna de la institución universitaria-
La propia Junta lo celebra, hoy mismo lo ha hecho en Jaén, con un emotivo acto que ha tenido lugar en el Museo Íbero, pero me van a permitir que centre mi atención en la iniciativa que ha creado en su nueva etapa la Universidad de Jaén, liderada por Nicolás Ruiz como rector, para dar relevancia a esta fecha haciendo un homenaje a jienenses de referencia para hacerles entrega de una bandera singular porque es la mezcla de dos enseñas, la andaluza y la propia de la Universidad de Jaén, ambas entrelazadas, y con un significado que parece que no necesita de mayor explicación. La Universidad de Jaén está orgullosa de ser de donde es, por tanto, sin renunciar a su vocación provincial tiene un sentimiento de pertenencia a la Andalucía de todos. En su primera edición la UJA ha elegido para homenajear a un brillante escritor de la tierra, el novelista Emilio Lara, uno de los mejores exponentes de la novela histórica, con una impresionante biografía, y, por encima de todo, es un egresado de la propia Universidad de Jaén, de la que en su intervención ha hecho los mejores elogios.
El acto promovido por la UJA se podría resumir como la voluntad de la institución académica por remarcar su filosofía, que en palabras del rector quiere ser un símbolo de unión y fraternidad, y él mismo ha remachado que “con este sencillo acto pretendemos difundir los valores encarnados en nuestra bandera (la blanca y verde) y, sobre todo, recuperar el espíritu de unidad que demostramos como sociedad para conseguir una Andalucía mejor, una tierra de oportunidades que atraiga el talento y que suponga avanzar juntos”.
Foto: Presidencia del acto. De izquierda a derecha, Alberto del Real, Emilio Lara; el rector, Nicolás Ruiz; Salvador Cruz Artacho, y la secretaria general de la UJA, María José Carazo Liébana.
Ha sido una celebración en la que se ha exaltado la autoestima, la que representa la propia provincia y su Universidad, de ahí que se haya decidido homenajear a Emilio Lara, antiguo alumno, que representa muy bien “esa naturaleza humanista que fomenta el encuentro y la convivencia”, en palabras del rector, quien además ha aludido a la reacción del escritor en las redes sociales afirmando que con este homenaje “volvía a Ítaca”, y aprovechó para decirle que tiene las puertas abiertas y siempre será bien recibido. Nicolás Ruiz ha agradecido la presencia de miembros de la comunidad universitaria, autoridades y representación de la sociedad civil, así como de estudiantes de varios centros de enseñanza. “Hemos venido con la intención de aprender”. El siguiente en intervenir ha sido el catedrático de Historia Contemporánea de la UJA, Salvador Cruz Artacho, con una lección sobre lo que supuso el 4 de diciembre para el impulso de la autonomía, un camino lleno de dificultades, “pero con un final feliz”.
A través de sus palabras y las imágenes proyectadas, quien esto escribe ha recordado haber sido testigo presencial a la vez que un activo más en el clamor por la democracia, la presencia en las calles de nuestro Jaén de miles de personas sumándose a aquella jornada de hace 46 años, y a través de su relato, el profesor Cruz Artacho, sin dejarse ninguno de los datos y fechas cruciales del proceso, ha ido desgranando de qué manera se afrontó el debate de la vertebración del territorio, para recordar un pensamiento de Gala cuando dijo que Andalucía se sentía como una “bella durmiente”, que había sido maltratada, pero “una bella durmiente”, había señalado el escritor, “se muere o se despierta”. Acto seguido fue el vicerrector de Comunicación y Desarrollo Territorial, Alberto del Real Alcalá, el encargado de proclamar una semblanza del homenajeado, con referencia todos los hitos de su trayectoria vital como escritor. El final de su intervención resume muy bien lo que es hoy Emilio Lara: “Estamos ante un nombre capital de las letras españolas, cuya trayectoria y obra, en novela, deben servir como referencia para todos, pero especialmente para jóvenes que se acerquen al mundo literario y a la historia”.
Foto: Emilio Lara, en un momento de su brillante intervención.
Y luego ha hablado Emilio Lara, como siempre, o casi siempre, sin papeles, con la brillante oratoria que lo distingue, en un discurso que él mismo había titulado “Andalucía en España_ una vocación universal”, donde el papel protagonista se lo ha concedido a Jaén y a la UJA, esta Ítaca “donde me siento feliz”. Aunque ha empezado por el principio, narrando su niñez y adolescencia, el amor por los libros, y cómo la lectura de autores como Julio Verne, Marguerite Yourcenar, Umberto Eco o Vallejo Nájera, con sus respecticas obras, despertaron en él la temprana vocación de escritor, de modo que la narrativa histórica “llegó a ser una pasión y ya no concibo la vida sin ella”. Siguió el hilo de los recuerdos para detenerse en su llegada a la entonces flamante Universidad de Jaén, para estudiar Humanidades, y lo retiene en su memoria como “un amor a primera vista”, de modo que por si cabía alguna duda, no dudó en decirlo más claro: “Todo lo que soy se lo debo a esta Universidad”, se sintió fascinado por las materias en las que se instruía, y, probablemente de lo que se sienta más satisfecho, es de que sus profesores le enseñaron a pensar con un soporte, la lucidez. “No me cabía duda de que el progreso de esta provincia estaba aquí, en el Campus de Las Lagunillas”, siguió diciendo, para elogiar al profesorado y por servir de imán la institución para retener el talento propio y ser el gran velero deseado por esta provincia. Más aún, en su opinión la UJA, lo mejor que le ha pasado a la provincia en los últimos 50 años, está llamada a ser una de las grandes universidades de España, “puesto que para ser grande, hay que actuar a lo grande”.
No se olvidó de reivindicar el peso real de Jaén, una sociedad tradicionalmente abandonada por los poderes públicos, que siempre estuvimos anestesiados, subvencionados, para afirmar que depende de nosotros mismos desterrar determinados lastres. Ha llamado a la jaenerización de Andalucía “para hacer valer que tenemos el mejor aceite del mundo”, porque, ha continuado el homenajeado, “podemos ser la California del Mediterráneo”. En esta glosa del papel de Jaén en Andalucía, ha descrito la propia forma de ser de los jienenses con respecto a su identidad andaluza, para llegar a la conclusión de que ser de Jaén es una forma de ser andaluz, como ser andaluz lo es de sentirse igualmente orgulloso de pertenecer a España. Ha sido calurosamente aplaudido. Quienes no han tenido la oportunidad de escuchar hasta ahora cómo habla en público Emilio Lara han quedado sorprendidos, muy gratamente, pero sorprendidos. Para quienes lo hemos escuchado tantas veces, no podemos sino admirar su brillantez y elocuencia, que hoy ha vuelto a confirmar en este día grande en el que ha sido premiado nada menos que por la institución más importante de Jaén, la que está llamada a ser la tabla de salvación del territorio, la que provoque el cambio mental y material de la provincia.
El rector, Nicolás Ruiz, ha sido uno más de los impresionados, y tras felicitar muy efusivamente a Emilio Lara, ha pasado, para la clausura del solemne acto, al que viene siendo hilo argumental de sus intervenciones, alto y claro, señalando a la UJA como el gran buque insignia de la provincia para transformarla, tarea, ha dicho, “en la que nos vamos a dejar el pellejo”, para añadir: “Pensamos en grande, pero nos lo tenemos que creer, sin complejos, ni conformismo, ni autocomplacencia”, también se ha sumado a las palabras del protagonista del acto señalando que hay que cambiar las palabras subvención por inversión, y ha terminado con este mensaje: “Somos nosotros los dueños de nuestro destino. Hacen falta pasos firmes y largos”, apostando por las nuevas generaciones, y ha hecho una invitación o un ruego, construir el futuro entre todos, olvidando los aspectos ideológicos que nos pueden distanciar y dejando claro que el futuro no puede depender de factores externos, “porque aquí lo importante es la UJA y Jaén”.
Foto: Inés Robles, interpretando con sentimiento el Himno de Andalucía, como cierre del acto.
Una mañana agradable, un marco tan especial como es el Aula Magna de la UJA, centenares de estudiantes escuchando y aprendiendo, igual que el resto de los asistentes, interiorizando de dónde venimos y a dónde vamos, asumiendo el compromiso de aquel memorable 4 de diciembre de 1977, y como broche de oro, escuchando una bella interpretación del himno andaluz en la voz de una artista de la tierra, Inés Robles. Enhorabuena a los organizadores, especialmente a Alberto del Real y su Vicerrectorado, por este día en el que se han unido Andalucía y la UJA y nos ha hecho caer en la cuenta, una vez más, de que hay líneas rojas que la sociedad de Jaén no debe permitir que se crucen, o mejor aún, no vamos a dejar que ocurra. Y a buen entendedor…
Foto: El rector de la UJA, Nicolás Ruiz, entrega la bandera entralazada de Andalucía y la UJA al escritor jienense Emilio Lara.