Por IGNACIO VILLAR MOLINA / En los últimos meses se está produciendo en nuestro país un considerable debate en torno al nivel de competencia entre los bancos y otras entidades. Para profundizar en este tema es necesario recordar la ingente transformación que el sector financiero ha sufrido, especialmente a partir de 2008, obligado por la crisis financiera provocada por la quiebra de Lehman Brothers. En ese año operaban en España más de 60 bancos y otras tantas Cajas, con 45.662 oficinas operativas; en la actualidad conviven una docena de bancos y 29 Cajas Rurales con una capacidad instalada de 17.597 sucursales.
Otro dato a destacar radica en el número de oficinas por habitante. Según un informe confidencial del sector el ratio se sitúa actualmente en 38 oficinas por cada 100.000 habitantes, cota solo superada por Francia donde alcanza 51, pero que excede de la media de Eurozona que sólo consigue 32, lo que permite aceptar que el mercado bancario en España es adecuadamente competitivo. Por otra parte, un aspecto que se debe considerar es si la realidad de la densidad de la red de oficinas puede tener una influencia decisiva en el nivel de calidad del servicio que cada entidad presta a su clientela, de tal forma que compense de alguna forma la falta de competencia medida exclusivamente por los precios de las prestaciones y productos que comercializan o por el cobro de comisiones por los servicios que recibe el cliente.
Por otro lado, para determinar el nivel de concentración en los mercados a partir de modelos de competencia se elabora el índice Herfindhal, que en realidad trata de establecer una medida de esta variable, en este caso del sector bancario. Teniendo en cuenta el importante peso que tiene el factor relativo a la cuota de mercado de cada entidad para obtener un dato fiable, resulta conveniente conocer el mecanismo de cálculo comúnmente utilizado. El método convencional consiste en elevar al cuadrado las cuotas de mercado de cada empresa en un sector, en este caso de cada banco. Así la cota máxima sería 10.000, que correspondería a un caso altamente monopolista en el que una sola empresa ostenta el 100% de cuota de mercado. Lo que resulta claro es que cuantas más empresas participan en el sector y cuanto más equilibradas sean sus cuotas de mercado, más disminuirá ese índice y cuanto menor nivel alcance será más competitivo. Así si el índice es inferior a 1.500 se considera que se trata de un mercado poco concentrado y suficientemente competitivo; cuando este dato se sitúa entre 1.500 y 2.500 puntos debemos entender que ese mercado está moderadamente concentrado con un nivel de competitividad medio y con ciertos visos de peligrosidad; y estaríamos ante un mercado fuertemente concentrado y poco competitivo cuando el nivel supera 2.500. En este aspecto España alcanza 1.327 puntos que significa que, a pesar de la drástica reducción del número de oficinas que se ha producido, todavía se puede considerar como un mercado suficientemente competitivo, aunque si continúa la tendencia seguida hasta ahora, en el último año se han cerrado otras 340 sucursales, puede poner en peligro el ratio de competitividad adecuado.
Sin embargo, a pesar de los datos facilitados, referidos al conjunto de la actividad bancaria global y a la medida de su capacidad instalada, para completar este análisis deberíamos atender a las estrategias comerciales y tarifas reales y específicas que las entidades están aplicando en cada uno de los epígrafes en los que se divide su actividad. Así si consideramos las relativas a las condiciones que aplican en la contratación de las hipotecas podemos encontrar diferentes opciones, tanto si nos referimos a las ofertas relativas a la modalidad, Fija, Variable o Mixta, Hipotecas a Medida, especialmente adaptadas a las circunstancias del cliente siempre que queden suficientemente claros los medios de pago, o incluso a otras como la Hipoteca Dual, un préstamo único, que, a diferencia de la Hipoteca Mixta, ambos tipos, fijo y variable, conviven a lo largo de toda la vida del préstamo, dejando a la decisión del cliente qué tanto por ciento del capital se contrata de cada tramo.
No le van a la zaga las diferencias en la aplicación del tipo de interés en cada modalidad, donde igualmente se pueden encontrar la mejor oferta a tipo fijo al 3.39, obviamente más adecuadas y la más baja en relación con la actual coyuntura de los tipos oficiales, que recordemos se han situado en el 4.50%. De igual forma se pueden contratar en otras modalidades a tipos aceptables, si bien en mi opinión, sería recomendable en esta coyuntura optar por la Hipoteca Mixta que en la mejor oferta permite aplicar un 2.50% para el primer tramo fijo durante 5 años. En cualquier caso estos tipos guardarán una relación directa con el plazo del préstamo y las vinculaciones que adicionalmente se contraten. Lo que sí parece patente es que este panel de oportunidades obliga a hacer una prospección en el mercado en busca de la mejor oferta.
Sin embargo no es este el caso de la retribución de los depósitos, donde, salvo alguna escaramuza insuficiente de alguna entidad significativa, no se advierten intenciones de los seis grandes bancos españoles, que concentran el 73% de los ahorros de sus clientes, que puedan deparar esperanzas de recibir alguna remuneración en consonancia con las abruptas subidas de los tipos que se han producido en los últimos 16 meses. Aunque la banca por internet y algunas entidades extranjeras publiquen ofertas interesantes con tipos cercanos al 4%, el mercado en España permanece sin respuesta. En realidad los que pueden romper el mercado son los grandes bancos, ya que las ofertas de los pequeños bancos, de los bancos de otros países, o incluso de las Bigtech (grandes empresas tecnológicas como Apple, Amazon, Google, Meta, Microsoft, …) no llegan a atraer suficiente volumen. La tímida respuesta que se ha producido de los bancos cotizados del IBEX (índice que recoge los precios de la acciones de las 50 empresas más cotizadas en España), se centra en la oferta de depósitos en cuentas corrientes remuneradas entre 1.50% y 5% con diferentes tramos a retribuir y exigencias de vinculación, en algunos casos con obligación de domiciliar la nómina o contratar nuevos productos.
En algunas instancias institucionales y, especialmente de algunas asociaciones de ahorradores, se tacha al sector de mantener un acuerdo conjunto para sostener la situación actual con el fin de evitar la competencia y soslayar una guerra de captación de recursos que no solo encarecería el dinero nuevo a recaudar sino que contaminaría el resto, ya que esa posibilidad siempre dejaría la puerta abierta a los depositantes para mover sus capitales a otra entidad y ser considerado como nuevos depósitos. A estas alturas no parece válido esgrimir el exceso de liquidez como razón primordial para evitar el cambio de estrategia.
No obstante el ahorrador debe considerar las oportunidades que ofrece esta coyuntura de altos tipos de interés, que si es sorteada por los bancos, a través de los mismos se pueden encontrar otros cauces donde obtener un tipo de interés, adecuado al momento coyuntural de tipos altos, en forma de letras del tesoro y Fondos de diversa índole de atractiva rentabilidad en los que el riesgo es casi nulo o está muy atenuado, aunque debamos pagar al banco una determinada comisión que merme la rentabilidad ofrecida.
En conclusión, si bien la reestructuración del sector bancario español ha mermado el número de entidades y, por ende, el de oficinas, lo cierto es que los datos indican que, salvo en la retribución del ahorro, existe una oportuna competencia entre las actuales entidades operativas en España.