La Asociación de Vecinos Passo, del Polígono del Valle, acaba de conmemorar oficialmente sus primeros 40 años de existencia. El actual presidente del colectivo vecinal, Mario Liébanas Johnson, emprendedor e inquieto donde los haya, con su junta, han decidido hacer un alto en el camino para rememorar la trayectoria de esta apasionante aventura en favor del barrio.
Es el momento de reconocer la tarea desarrollada por sus presidentes desde el inicio, personas comprometidas como José Cruz, Pedro Camacho, Antonio Liébanas, José Ignacio Gámez, Charo López, Ángel Ibáñez, Antonio Lara, Francisco Guijarro, Fernando Campos, María Vicenta Fernández, Lola Contreras, Rafaela Puerta, Pedro Lechuga, Ana Ferreres o el actual Mario Liébanas. No figuran en la relación por orden cronológico. Con algunas de estas personas a lo largo de los años hemos tenido contacto fluido y conocemos de sus desvelos en favor del barrio.
Recuerdo, porque llevaba yo muy poco tiempo en Jaén, el momento inicial de esta asociación de vecinos. José Cruz, un profesional taxista, fue uno de sus impulsores y de la mano figuraba la primera secretaria que tuvo este colectivo, Ana María Quílez, que ya se iniciaba en su tremenda vocación social.
El Barrio del Polígono del Valle se fue poblando con las promociones sociales que desarrollaba el Ministerio de la Vivienda, aprobados en los últimos años del franquismo. Centenares de viviendas para crear un nuevo barrio en Jaén, donde como suele ocurrir con demasiada frecuencia y nuestra ciudad es un buen ejemplo de ello, se ignoraban de entrada las infraestructuras que debían acompañar a tantas viviendas y hubo que improvisar años después.
La asociación de vecinos Passo, desde el primer momento, estuvo cerca de los problemas, de las necesidades y de los vecinos del barrio, tarea desarrollada en circunstancias especiales porque coincidía con la ilusionante llegada de la transición política y las ansias de democracia a todos los niveles, también desde el incipiente movimiento vecinal que representaba Passo y mucha gente joven tirando del carro de esta asociación, que se ha mantenido firme en su vocación de servicio al barrio durante todo este tiempo, de manera que se le ha tildado de muchas cosas, sobre todo desde las instancias del poder, pero Passo ha sido una asociación honesta cuya única y absoluta prioridad ha sido no descuidar las reivindicaciones de mejora para la barriada a la que representa.
Las demandas de los vecinos, desde el primer momento, estaban referidas a problemas de primera necesidad, tales como infraestructuras mínimas, limpieza, servicios sociales, etc. Como desarrolla en un estupendo trabajo la profesora Ana Belén Gómez Fernández, sobre Movilización y protesta en Jaén durante la transición democrática, la forma más común de reclamar la atención de las entidades públicas, dentro de la legalidad, consistía, generalmente, en presentar un escrito avalado por el mayor número de firmas, aunque no faltaron formas de protesta un tanto sorprendentes. Una de las más llamativas, como recuerda la profesora, consistió en organizar a los vecinos con picos y palas para construir ellos mismos las aceras hasta llegar al colegio a lo largo de la Carretera de Torrequebradilla. También las luchas tratando de realizar una manifestación o el envío de escritos con diversos problemas llevaban consigo una transgresión de la legalidad establecida.
El caso es que recuerdo un gran protagonismo de Passo en el año 1976 de su nacimiento, y en los sucesivos, porque el régimen controlaba a los grupos sociales reivindicativos, por eso la Policía estaba muy presente cuando había la más mínima movilización. Eran los tiempos del granadino Enrique Martínez Cañavate como gobernador civil de la provincia de Jaén. La ciudad no es que diera muchos problemas, no quitaba el sueño a los políticos de entonces, pero al menos les dolía la cabeza de vez en cuando. Sectores de la Iglesia, como Cáritas con el entonces director, Esteban Ramírez, apoyaban todas las iniciativas en favor de la democracia, la HOAC también estaba posicionada en este ámbito y dando la cara. Fue precisamente en el año 1976 cuando se celebró en Jaén la primera manifestación política convocada por el Partido Comunista, y fue espectacular la llegada a la ciudad del líder histórico comunista Ignacio Gallego, tantos años en el exilio, al que recibió un amplísimo contingente policial.
El caso es que Jaén fue tardía en la participación de los vecinos en la vida pública, pero Passo fue un gran revulsivo y forma parte por derecho propio, y de manera muy preferente, de la historia democrática y del movimiento vecinal en la ciudad.
Hablar de Passo y recordar la trayectoria de esta asociación nos lleva al recuerdo de un tiempo apasionante en el que tanto se ansiaba la llegada de la democracia para quedarse. Canciones de la época como “A galopar”, “Un pueblo es”, “Mi querida España”, “Habla pueblo, habla”, “Canto a la libertad”, “Para la libertad”, “Al alba”, “Libertad sin ira” y otras muchas, nos ayudaron a hacer el tránsito más llevadero.
Yo mismo recuerdo con especial nostalgia aquellos momentos en los que dirigía informativos en Radio Popular y el programa “Buenos días, señor alcalde”, con la suerte de no ser advertido en ningún momento por la censura existente, por lo que me sentí privilegiado puesto que dentro de lo que cabe tuve la oportunidad de dirigir en la radio jienense los primeros informativos en libertad, en una Radio Popular que entonces jugó un papel decisivo en favor de la apertura democrática, cosa que no se ha reconocido históricamente en todo su valor.
No quiero dejar de destacar en aquella coyuntura el papel de otros agentes, como el Colegio Universitario Santo Reino, un revulsivo de ideas, o del Colegio de Doctores y Licenciados, liderado por Pilar Palazón, abanderando la lucha por la libertad y los derechos en general.
Por todas estas razones creo que ha merecido la pena que Passo celebre su aniversario porque es una manera de reivindicarse también y de que la reivindiquemos los jienenses por lo que representó en un momento clave de la historia de nuestra patria y de nuestra propia ciudad.
Nos agrada que el actual alcalde de Jaén, Javier Márquez, junto con otra autoridades y representantes municipales hayan acudido a celebrar el 40º aniversario y de que el primer regidor local haya abierto las puertas de su despacho a Passo, que tantas veces ha sido ninguneada sobre todo en tiempos de Fernández de Moya como alcalde. Tal vez lo que haya molestado en el Ayuntamiento es que Passo no ha abdicado en ningún momento de su responsabilidad y gracias a ello ha conseguido mejoras para el barrio que de otra manera no se hubieran logrado.
De Passo además de ser la asociación más veterana de la ciudad lo que se puede destacar es que desde sus comienzos ha mantenido la misma línea, una actitud de servicio al barrio y a sus vecinos y de permanente reivindicación ante las administraciones, en especial Ayuntamiento y Junta, que son las que pueden aportar soluciones a los problemas de la zona, una de las más castigadas por el paro.
De ahí que se haya hecho tanta demagogia barata, por ejemplo Fernández de Moya llevó el acto final de una campaña electoral a la barriada para tratar de hacer ver que figuraba entre sus prioridades y a la hora de la verdad, con la vara de mando en la mano, se te vi no me acuerdo. Hay otros ejemplos, del PP, del PSOE y de todos, porque el Polígono siempre ha sido recurrente, un buen conejillo de indias para los compromisos incumplidos.
Algunas cosas se han hecho, pero queda mucho por encarar y aunque la Junta ha anunciado actuaciones, nada se puede hacer sin el concurso del Ayuntamiento, de ahí que se valore el buen tono de la reunión del colectivo vecinal con el alcalde, que ha satisfecho por igual a ambas partes.
Ahora el barrio, más vale tarde que nunca, entre sus prioridades, ha puesto el objetivo en mantener relaciones con la Universidad, a la que se considera vecina, porque en efecto lo es, para buscar líneas de colaboración y conseguir que el Polígono del Valle tenga la consideración de Barrio Universitario, y beneficiarse de esta favorable situación. Lo cual quiere decir, junto a otros proyectos e iniciativas, que pasados los 40 años el proyecto de Passo sigue muy vivo y quiere adaptarse a la realidad política y social de hoy, para hacer lo que los iniciadores de la asociación soñaron, un Polígono del Valle que sea ejemplo para la ciudad. Se ha hecho mucho, es indudable, pero queda bastante por hacer, sobre todo pensando en tantas familias que viven el drama del paro, pero igualmente seguir construyendo este proyecto de futuro en el que nueva gente aporta inquietud y ganas para dar al barrio ilusión, esperanza y confianza.
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Un momento de la celebración de los 40 años de Passo, el jueves en el Polígono del Valle.