Por ANTONIO GARRIDO / Ahora, como siempre ha ocurrido, desde el Gobierno se tratan de ofrecer, más en época electoral, noticias relacionadas con las comunicaciones ferroviarias. La última es la mejora de la línea de ferrocarril entre Jaén y Ciudad Real, pero ya pueden imaginarse lo que nos puede tocar con 40 millones repartidos entre diferentes ciudades y provincias. Bueno está todo lo que llegue, pero no es lo que necesitamos. Lamento tener que recurrir con tanta insistencia al tema del ferrocarril, pero me parece que ejemplifica mejor que ningún otro el maltrato histórico de las diferentes administraciones hacia el territorio, aunque la opinión pública permanezca anestesiada, se haya resignado a lo que tenemos y únicamente monte en cólera en situaciones especiales, pero el aislamiento ferroviario al que nos tienen sometido debería hacernos reaccionar, mostrar una mayor capacidad crítica y reivindicativa. Hubo no hace tanto una gota que pareció haber colmado el vaso, la puesta en servicio del AVE Granada-Madrid. Nos cogió de sorpresa que la línea diera y da un amplísimo rodeo para excluir a la provincia de Jaén de su trazado, algo que ya se sabía hace más de veinte años y nadie movió un dedo, ni la sociedad jienense, ni los líderes políticos nacionales, regionales, provinciales y locales. Con respecto al AVE Granada-Madrid ya me permití señalar que la decisión le correspondió tomarla al gobierno de Aznar con el ministro Álvarez Cascos. He comprobado que la verdad contrastada no siempre gusta, tampoco que uno tenga el atrevimiento de señalarlo. La sociedad jienense está dividida en dos bandos, y en términos generales cuesta sacarles de sus posiciones prefijadas. En un artículo referido al citado AVE granadino ya hacía referencia, de pasada, a que el drama del ferrocarril con Jaén, que así creo que hay que considerarlo, afecta a todos los gobiernos de la democracia, a todos los presidentes y a todos los ministros, es decir, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy y ahora Pedro Sánchez. El primero de todos, a quien corresponde una gran responsabilidad histórica de marginación a Jaén, fue Felipe González, en cuya etapa se hizo el AVE a Sevilla, y ni él fue capaz, ni los políticos jienenses tampoco tuvieron la voluntad de convencerlo, para que la línea discurriera por territorio jienense, que hubiera sido ya entonces el mejor impulso para esta tierra que desde entonces no ha levantado cabeza.
Este gobierno inicial y todos los demás, en materia de comunicaciones ferroviarias, y en general en todos los aspectos, abandonaron a Jaén a su suerte. No hay excepciones, todos ellos fueron cómplices del maltrato a Jaén. En este artículo ofrezco varios testimonios que certifican que llevo toda la vida clamando por el tren en Jaén, pero como con tantas otras asignaturas pendientes, al menos hasta ahora, ha sido como predicar en desierto. Pero jamás he pecado de omisión, hasta ahí llegaba mi responsabilidad profesional y de periodista comprometido con mi tierra. Me duele su situación actual a la que no se ha llegado por casualidad, es el resultado de un abandono histórico en el que cada gobierno de la nación hizo su particular aportación. Y la respuesta provincial fue escasa cuando no simplemente nula, y en el regional, con los gobiernos de la comunidad autónoma, todos ellos gobernados por el PSOE, como bien se sabe, hasta hace bien poco, en todo caso contribuyeron con su complicidad o su silencio, no sé lo que es peor, a despojar a Jaén y su provincia de cualquier perspectiva de futuro, desarrollo y modernidad. Esta y nada más que esta, es la historia que yo he vivido y además he contado, así que para quien pueda dudarlo siempre tienen la posibilidad de acudir a las hemerotecas.
1987. ÚNICA PROTESTA DE LOS EMPRESARIOS DE LA CEJ
Este artículo apareció publicado en el Diario Ideal, del que yo era entonces responsable, en una sección muy longeva del periódico, “La Crónica de la Semana”, el 27 de julio de 1987, al hilo de la polémica suscitada porque el AVE a Sevilla ya empezaba a dejarnos fuera de cobertura, y curiosamente solo los empresarios de la CEJ, justo es decirlo, sacaron la cara por Jaén. Lean:
“Han sido los empresarios los únicos que han puesto el grito en el cielo y reiterado el sentimiento de marginación que para Jaén supone la noticia, por otro lado ya conocida, del acceso a Andalucía por Brazatortas. La Confederación Empresarial Jienense, aunque sirva de poco, decidió esta semana elevar protesta a las instituciones del Estado al tiempo que ha sido censurada la actitud de pasividad de las fuerzas políticas. Si echamos una ojeada a nuestro alrededor, algo de esto ocurre. O la Confederación Empresarial es al único colectivo al que le preocupa el asunto y cree que a la provincia se le intenta meter un gol y hacer que una vez más perdamos el tren -tantos como llevamos ya perdidos…- o de veras llevan razón las autoridades que han venido defendiendo con rotundidad argumentos tan difíciles de explicar como que el acceso a Andalucía por Brazatortas, cuyas obras acaban de ser adjudicadas, beneficia a la provincia de Jaén, en razón a que se podría conectar con Córdoba y otras historias para no dormir.
No debe ser fácil, repito, explicarlo, cuando hace casi un año que el gobernador civil de la provincia se entrevistó en Madrid con el ministro de Transportes, Abel Caballero, y entonces se dijo que el titular de esta cartera había manifestad su propósito de venir a Jaén cuando su agenda se lo permitiera –hay que entender que hasta ahora al menos no se lo ha permitido, ¿se le puede recordar para septiembre, señor gobernador?- al objeto de informar de tantos extremos como preocupan a algunos sectores, por ejemplo, ya se ha dicho antes, a los empresarios y queremos figurarnos que igualmente a las fuerzas políticas, sociales y sindicales, y a todo Jaén, porque vernos descolgados en materia de comunicaciones la verdad es que nos produce cada día más una enorme sensación de impotencia.
Esta provincia está en una situación difícil, tiene planteados enormes retos, y uno de ellos es el de las infraestructuras, mejorar la forma de comunicarse por carretera y por tren. Si ahora no se aprovecha la oportunidad para subirse a ese ferrocarril que cada día parece ir distanciándose más y más, mal lo llevamos para el futuro. Nuestros hijos y nietos no nos perdonarán que no hayamos luchado con más intensidad por algo a lo que en justicia tenemos derecho, después de haber dado tanto a cambio de tan poco. Lo mismo que nosotros no perdonaremos que en su día no se pusiera más énfasis para lograr otro frustrado intento que seguimos pensando constituía necesidad vital para esta tierra, el Baeza-Utiel, en el que se hizo un enorme gasto que de nada sirvió. No queremos que las tristes historias de esta provincia –Plan Jaén, Baeza-Utiel, tren del aceite…- vayan sumando y sumando. Jaén se merece mejor suerte de la que ha venido padeciendo”.
A lo largo de mi trayectoria profesional de 50 años he clamado en favor de las mejores comunicaciones con Jaén centenares de veces en todos los medios en los que he tenido la oportunidad de hacerlo. Les voy a dejar con algunos de los artículos contenidos en el libro “En Jaén donde resisto”, cuyo resumen general publiqué en el verano de 2004 cada fin de semana en la contraportada del Diario Jaén, con el título genérico de “Los Siete Pecados Capitales de Jaén”. Ruego que lean estos fragmentos que pertenecen a esa serie:
FRACASO DE LA POLÍTICA Y DE LA SOCIEDAD.-“En este sentido y como un ejemplo entre muchos que se podrían utilizar de la historia más o menos reciente, hay un testimonio que data de 1878, cuando se celebraba un acto en la capital en el que el ministro de Fomento, que por esa época era Queipo de Llano, respondió de forma contundente a un valiente y reivindicativo discurso del director entonces de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, exigiendo, y algo ha llovido, buenas comunicaciones férreas, que aún hoy nos siguen faltando y que constituyen, dicho sea de paso, un estandarte del fracaso de la política y de la sociedad, de los dos, a lo largo de los tiempos.
Pero bueno, decía Queipo de Llano: “La locomotora no la proporcionan los gobiernos ni las influencias de nadie; la locomotora busca riquezas y elementos y allí donde los encuentra marcha, allí se presenta. Si algún día humea el vapor en esta vieja capital, no agradecerlo al Gobierno ni a nadie, sino a vosotros mismos, que habréis demostrado que os sobraban elementos para dar vida a vuestro anhelado ferrocarril”. Es una respuesta demasiado frecuente, pero bien sabemos que la espera complacida, le ha jugado a Jaén muy malas pasadas, eso y el caciquismo cuando no la falta de compromiso de tantos y tan destacados políticos como ha dado este pueblo nuestro”.
UN RETRATO AL VIVO.-“Tengo siempre a mano, a propósito de la resignación, para que no caigamos en errores de siglos, el elocuente texto de la carta que hace casi cien años años escribiera el entonces prohombre de esta tierra don José del Prado y Palacio al eminente periodista y director de Don Lope de Sosa, don Alfredo Cazabán Laguna.
Le decía así el político al periodista: “Jaén, por ahora, no puede aspirar a ser entre sus hermanas andaluzas una ciudad de primer orden en los aspectos de la vida material; sería una locura soñar con algo que pudiera ser emulación de vida comercial e industrial de Sevilla, de Málaga, de Granada y de Córdoba: pero lo que yo firmemente creo y me propongo, es aspirar a ser la ciudad más culta, más progresiva de Andalucía, y si logramos serlo, Jaén, con su atrayente modestia, con sus calles empinadas, tortuosas y estrechas; Jaén asomado a las vegas del Guadalbullón y del Guadalquivir desde las pendientes rocosas de su viejo Castillo, entre murallones medio destruidos y huertos medio abandonados; Jaén el histórico, Jaén el del Santo Reino, Jaén el de las bellas leyendas, Jaén el de las Navas y Bailén, no tendrá los bríos de las aureolas de otras ciudades andaluzas, ni el encanto de sus luces deslumbradoras, ni será rosa de púrpura sevillana, ni blancura de azahar malagueño, ni frondosidad de granadino arrayán, pero podrá ser y será, albor de amanecer del alma andaluza a una nueva y más fecunda vida, perfume de violetas del sentimiento andaluz fundido en un nuevo y más progresivo espíritu”. Termina la cita. Muy bella y sentimental. Y un retrato al vivo.
Es un testimonio de cientos que hay a lo largo de la historia sobre las renuncias de Jaén. Así ha sido y es nuestra provincia de resignada y parece llegada la hora de emprender una batalla pero, ahora sí, con el propósito colectivo de ganarla y esperar que otras generaciones futuras nos traten a nosotros y a nuestro atávico talante con una cierta misericordia e indulgencia”.
JAÉN VERSUS POLÍTICOS.-“La objetiva realidad de la provincia de Jaén es que no le ha ido bien con su clase política. Esta es una de las claves, históricas, como casi todo, del victimismo jienense que es un invento de la propia política, que prefiere la complacencia a la crítica. Tanta exteriorización del agrado de la masa social con todos los regímenes, antes de Franco, con el régimen del caudillo, con los gobiernos democráticos de UCD, con Felipe González, con José María Aznar, y es de suponer que ahora con Rodríguez Zapatero, ha marcado a nuestra tierra desde el punto de vista de un evidente divorcio entre los intereses generales y los de los políticos que antes y ahora hemos elegido. Jaén versus políticos es otra espina clavada en el corazón mismo de una relación de abandono y de olvido. Y claro, así nos fue y así nos va.
Parece obvio señalar que las firmes aseveraciones que hacemos no son incompatibles con el respeto por la dignidad de la actividad política, más aún en el marco de la democracia, donde la última palabra es de los ciudadanos. Son los propios políticos los que han de ganarse el crédito por lo que hacen, y aunque la generalización derive a veces en injusticia, es un referente de arraigado sentir, si bien la dura crítica se convierte al fin en extraña y resignada adhesión votante.
¿Tiene Jaén, pues, lo que se merece? No queremos creerlo, entre otras razones porque el planteamiento es demasiado simplista. Lo que sí se puede afirmar con cierta rotundidad es que los políticos, por lo general, no estuvieron casi nunca a la altura de las circunstancias.
En los últimos años se nos ha querido hacer comulgar con ruedas de molino en el sentido de que la perversión estaba quizá en los diferentes colores de los gobiernos, pero la suerte y el desamparo no han sido distintos con los de una misma adscripción. Uno de los graves problemas agudos es que nos tragamos lo que nos echen con una facilidad asombrosa y sabedores de ello, los políticos, campan a sus anchas y venden sus mercancías con la mayor tranquilidad y descaro, carentes del más mínimo pudor.
Y es que una provincia tan necesitada no debería tener, y mantener, a algunos políticos tan irresponsables en tanto que se han ido perpetuando los temas pendientes. No se nos olvide que seguimos en la cola de las provincias por datos estadísticos objetivos y que sólo obras son amores…”.
JAÉN HA PERDIDO TODOS LOS TRENES.-“A la hora de señalar fracasos objetivos de la política y de los políticos para con la provincia de Jaén uno de los ejemplos más elocuentes y al mismo tiempo más sangrantes lo constituye el hecho de que esta es una de las poquísimas provincias españolas que se quedó hace tiempo de espaldas al ferrocarril, literalmente. La sociedad provincial no movió un solo dedo, por supuesto tampoco se inquietó el conjunto de su debilitada musculatura política, para seguir con la secular tradición, hasta el punto de que en la década de los ochenta fueron desapareciendo servicios ferroviarios hasta condenarnos al ostracismo. Y todo por la vía preferente, la de los hechos consumados.
La estación de Linares-Baeza dejó de ser un referente del movimiento ferroviario nacional, una encrucijada que suponía un plus para nuestro territorio, y a las instalaciones de la capital, casi al mismo tiempo que se producía una fuerte inversión municipal que hemos estado pagando hasta hace poco, con la esperanza de darle rentabilidad y tener no digamos ya trenes AVE sino servicios dignos, con algún que otro Talgo, lo único que le queda es cerrar por liquidación porque mantiene escasos servicios que más que comunicar alejan, en régimen tercermundista, a una ciudad que aboga por ser igual que las demás, pero a la que se le niegan los recursos.
No existe ni una sola razón que justifique este desprecio al desarrollo ferroviario de la provincia, por lo que objetivamente se puede criticar la sumisión de nuestra clase política a los planteamientos de Renfe. De poco sirvió la plataforma creada en el seno de la Cámara de Comercio, que finalmente no cuajó porque los dos grandes partidos nacionales han asumido posiciones diferentes según estuvieran gobernando o en la oposición. En unos casos, ambos dos, defendían o criticaban unos Presupuestos Generales siempre mezquinos para Jaén, o trataban de justificar lo injustificable de la presencia objetiva de esta provincia en los últimos lugares de renta y de estadísticas de desarrollo.
El lenguaje político y la realidad visible siempre han estado en permanente divorcio, no ha sido normal que se asumieran como tales los problemas grandes y pequeños. Lo del ferrocarril no tiene nombre, está en el debe desde muchas décadas atrás. Podemos preguntar desde los intereses que provocaron que la estación de Jaén se encuentre en Espeluy, y que sólo tienen respuesta en las historias caciquiles de antaño, pero que siguieron con el frustrado Baeza-Utiel, el también inexistente tren del aceite, y que ha seguido con la consumación de servicios de manera premeditada y sin la más mínima aparente oposición. Sólo ha habido una circunstancia excepcional, el tiempo en que la UCD logró un servicio directo con Madrid, a horas aceptables y con un servicio digno, que vino en llamarse ‘Platanito’, que desapareció con menos propaganda que cuando llegó.
Pero la experiencia vino a demostrar que en política querer es poder y que no se puede poner como escudo la falta de rentabilidad económica cuando no se ha dado la más mínima oportunidad de que el tren fuera un negocio provechoso y lo es socialmente. El AVE que pudo rozarnos tampoco se hizo nada por lograrlo aunque sólo fuera esgrimiendo la trayectoria de abandono histórico, ahora que estábamos en democracia, y así fuimos perdiendo tantos trenes que en realidad hoy los servicios son escasos y no nos vertebran con nada. Esta es la triste realidad, incontestable. Ahora nos han engatusado con la alta velocidad que aparte de ser un proyecto de largo me lo fiáis, a la hora de la verdad seguirá estableciendo diferencias entre la última de la fila, que es Jaén, y el resto.
Viajar desde Jaén a Madrid y a Sevilla, especialmente a Madrid, es un tormento que debería ponerse como penitencia a todos los políticos que viajan cómodamente en coches oficiales, para que ellos mismos valoren si lo que tenemos coincide con lo que desean para los ciudadanos y ciudadanas que les han votado. Está claro que aquel sugerente anuncio de ‘Papá, ven en tren’ no se hizo pensando en Jaén. Invitamos a cualquier político que tenga un mínimo interés a que solicite de Renfe el estado actual de los servicios con cada una de las capitales de provincia, para comprobar también por este medio que aún hay estadísticas que nos colocan en la antesala de la indigencia”.
PÉSIMAS COMUNICACIONES
Este es uno de los muchísimos editoriales que en casi diez años al frente de Viva Jaén, publiqué en el periódico gratuito en la defensa de las comunicaciones, y en especial las mejoras de los servicios ferroviarios:
“La existencia de unas pésimas comunicaciones es una de las causas más evidentes del estancamiento de Jaén. Por carretera basta entrar en territorio jienense por cualquier punto cardinal para darse cuenta de que nos encontramos con unas infraestructuras más antiguas, con inversiones muy lentas, y ahora paralizadas con la crisis, y con una situación en la que o mucho cambia el panorama o Jaén vuelve a quedarse fuera de las más importantes conexiones a través de los corredores, que no ha sido una apuesta política que le tengamos que agradecer a ninguno de los partidos en el gobierno de la nación. Por lo que respecta al aeropuerto hay que agradecer el gesto de habernos incluido en el Federico García Lorca Granada-Jaén, pero la realidad se ha encargado de desmentir las impresiones optimistas de todas las ‘fuerzas vivas’ de Jaén, que una vez más pretendían hacernos comulgar con ruedas de molino. En tiempos de bonanza no fue posible y ahora con este temporal los aires que corren son los de desmantelamiento y abandono con una importante pérdida de empleo. ¿Y qué decir del ferrocarril? Es uno de los signos de mayor desprecio de las administraciones hacia Jaén, trenes que no responden a nuestras necesidades, impropios de este siglo, algunos encima en peligro de ser suprimidos por falta de rentabilidad económica; lo cual se une a la lentitud pasmosa con la que se desenvuelve la Alta Velocidad, a medio plazo inalcanzable para esta olvidada provincia. Con este panorama, ¿para qué queremos a los políticos que dicen representarnos?
LA INDIGENCIA CON EL TREN SE LA DEBEMOS A LOS DOS, AL PSOE Y AL PP
Este artículo es más reciente y ha sido publicado en mi blog enjaendonderesisto, y está en línea con todo lo dicho durante muchos años:
LES HA VENIDO MUY BIEN. “Una imagen muy habitual de esta tierra nuestra, es la de los enfrentamientos entre las dos formaciones políticas que tradicionalmente han representado al bipartidismo ya un tanto decadente, me refiero a PP y PSOE o al revés, que tanto me da que me da lo mismo, y que tantas veces se han enzarzado en debates y polémicas estériles porque les ha venido bien a sus intereses, de este modo se reían de Jaén en nuestra cara pero ellos trataban de salvar sus culpas. Ha ocurrido a todos los niveles, desde el local hasta el provincial, regional y estatal, pasando por el ámbito parlamentario. Tengo recopilados unos cuantos ejemplos que dan para escribir un libro sobre cómo se toman los políticos de referencia los intereses generales de Jaén. Pero me quedo con uno de los últimos días. El impresentable cruce de acusaciones de unos a otros con respecto a la penosa situación del ferrocarril en Jaén. Los dos partidos lejos de asumir autocrítica no dudan en culpar al adversario. Así el diputado popular Javier Calvente, afirma que es de sobra conocido “el desinterés del PSOE por mantener e impulsar el servicio ferroviario de la provincia”, añadiendo que lo único que ha sabido hacer es paralizar y abandonar el tren, remontándose a la época de Felipe González y de allí para acá. Este cruce de acusaciones ha surgido tras tenerse conocimiento de que ha desaparecido del mapa el tren Alhambra que unía Granada con Barcelona con parada en Linares-Baeza. Calvente comenta que con el PSOE “vivimos en un déjà vu” (expresión francesa que significa ya visto antes) por el descuido de este medio para comunicarnos. Los socialistas, por boca de su portavoz en la Comisión de Fomento del Congreso, David Delgado, dice en cambio que con Rajoy “la provincia pasó la etapa más negra ferroviaria” y perdió 100.000 viajeros. Recuerda que en los últimos años ha habido sequía inversora en las líneas que afectaban a la provincia y ahora viene lo bueno, asegura que el Gobierno de Pedro Sánchez tiene el compromiso de “volver a situar a Jaén donde se merece”… Y añade con mayor contundencia, por si ha quedado alguna duda: “El PP suprimía servicios y el PSOE los incorpora”.
Hay que ver la falta de pudor de los dos partidos que, como en tantas rémoras de la provincia, han actuado de igual manera, es decir, de espaldas a nuestros intereses y este del ferrocarril es un asunto especialmente sangrante donde ambos se han escudado en el otro para lavar sus conciencias. Y lo peor es que se lo hemos permitido. Por eso estamos donde estamos. Estos días el diario El País publicaba un reportaje sobre el abandono del tren más allá de Extremadura. Y porque no han venido por aquí, porque para el ferrocarril en Jaén, en pleno siglo XXI, estamos en la indigencia. Una situación que refleja perfectamente la pasividad y la dejadez de tantos políticos como hemos encumbrado y que a la hora de la verdad han cobrado sus buenos sueldos, han vivido a cuerpo de rey, y si te vi no me acuerdo. Lo puedo decir más alto, más claro pienso que no es posible·.
Foto: Estación de ferrocarril de Jaén.