Cuando hace ocho años se marcharon de Jaén las religiosas agustinas contemplativas que tradicionalmente han dado vida al convento de Santa Úrsula, en el barrio de La Magdalena, nadie podía pensar que un monumento de estas características iba a permanecer cerrado durante tanto tiempo, y lo peor es que no hay perspectivas de que la situación cambie.
El convento, que data de la primera mitad del siglo XVI, pertenece a la comunidad de agustinas de Villafranca del Bierzo. Parece que ha habido interesados en la adquisición de este histórico inmueble, pero hasta el momento no se ha producido un acuerdo para darle de nuevo funcionalidad al edificio.
Por su ubicación en pleno casco antiguo tendría mucho sentido recuperarlo y debería ser una prioridad para las administraciones e incluso para el propio Obispado, cualquier cosa menos dejarlo morir y sentir la pérdida de otro exponente del rico patrimonio de la ciudad.
Una pena el futuro que se le abre si no se le pone remedio y pronto.