Por ANTONIO GARRIDO / En la historia reciente del Partido Popular de Jaén es un caso único. Llegó a la presidencia provincial porque en un momento determinado apostó por el que otros creían que era caballo perdedor, y contra viento y marea ganó, me refiero al ya desaparecido en combate Pablo Casado, que en la provincia tuvo muy escasos apoyos, pero entre ellos estaba este guarromanense de ascendencia vasca, del que por cierto me han hablado muy bien en la preciosa aldea en la que vive. Le conozco poco, pero sigo sus pasos y me hago una idea de la persona y del personaje. Si Casado no llega a ganar en aquel momento, lo que son las cosas, él posiblemente no estaría hoy tocando responsabilidad, especialmente orgánica, aunque es diputado en el Parlamento andaluz, y no lo hace mal, he visto algunos vídeos de sus intervenciones y promete. Como digo él, Javier Márquez, por entonces alcalde y hoy senador, y muy pocos más, dieron la cara por el anterior presidente nacional del partido, pues la provincia se dividía entre Cospedal y Sáenz de Santamaría. Llegó al PP en un momento complicado, todavía con las heridas abiertas tras el congreso en el que el partido se partió en dos y todavía hoy colean las consecuencias, porque después de la práctica ruptura de Ciudadanos, formación a la que se escoraron quienes perdieron aquel polémico cónclave, ahora están volviendo a la casa madre, en parte gracias al trabajo de Domínguez, que se impuso desde el primer momento pacificar internamente a la familia popular, situación absolutamente imprescindible antes de encarar cualquier estrategia política.
No han sido malos los resultados, lo difícil es mantener contento al cien por cien de los varios miles de afiliados y decenas de cargos representativos. Los problemas surgen todos los días en cualquier formación, el reciente caso de Begíjar, con el sorprendente portazo de la alcaldesa salida de una moción de censura al PSOE, ha tenido que ser un buen revés, en los tiempos en que estamos, sobre todo que la regidora, Eufrasia Martínez, dijera que su marcha la ha motivado el hecho de haber sido “utilizada y engañada”. Hay que vivir en los pueblos para conocer que la política local tiene un componente a veces difícil de digerir, ya lo estamos percibiendo estos días en que se han ultimado las listas electorales, que deberán ser publicadas en el BOP el día 26, que en algunas poblaciones militantes incluso históricos de un partido, no tienen el menor problema en cambiar de siglas, a veces hasta a las antípodas. Los aparatos de los partidos no tienen medios de controlar estas situaciones, pero deben reflexionar sobre ellas y en este caso tal vez reconocer que erraron con la precipitada moción de censura.
Pero a lo que iba, la principal labor que hay que reconocerle a Erik Domínguez es que ha mantenido su empeño en seguir agrandando la familia del Partido Popular y los hechos valen más que las palabras. La única referencia visible por el momento es que los populares también ganaron en la provincia las elecciones autonómicas del pasado año, obtuvo 6 de 11 escaños y 135.237 votos frente a los 86.123 del PSOE, que siempre fue hegemónico. La ola de apoyo a Juanma Moreno también se impuso en Jaén, y no desentonó el trabajo de Domínguez, que por cierto cuenta con una gran escudera en su secretaria provincial, Elena González, también delegada de Salud y Consumo, de la que me agrada su manera de trabajar, su empatía y que se ha pateado, y un grupo de dirigentes con ella, toda la provincia, pueblo a pueblo, haciendo partido, que por cierto es la base del crecimiento, no hay fórmulas mágicas, se trata de estar con la gente en las duras y en las maduras.
Este fin de semana el PP ha podido celebrar finalmente su tan esperada convención provincial, y lo ha hecho a lo grande, alrededor de 700 asistentes y dando la impresión, como ha venido ocurriendo desde el famoso “espíritu de Granada”, el congreso regional en el que el PP centró sus planteamientos, de unidad. Bien es cierto que en el ABC de la política está escrito que el poder une y la oposición puede ser un lastre. De ahí que los populares usen y hasta abusen del liderazgo de Juanma Moreno en cada movimiento de ficha que hacen en la provincia, de hecho cada vez que el presidente de la Junta viene a Jaén se pasea tranquilamente por las calles y se da un baño de multitudes, que sería improbable si se tratara de Pedro Sánchez o el mismísimo Juan Espadas, las cosas como son. Pero ojo con creer que en política las situaciones son para siempre, lo que quiero decir es que las cañas se pueden volver lanzas, porque a mi juicio, y entiendo que el de muchos jienenses observadores, la Junta lleva ya unos cuantos años dando largas a Jaén y se le puede estar acabando el crédito. Esto no es lo que dicen los dirigentes provinciales del PP, si bien los hechos desmienten sus delirios de grandeza y tanto ponerse de ejemplo. Menos palabras y más obras.
El gran logro de Erik Domínguez, a mi juicio, ha sido no sólo apagar los rescoldos que aún quedaban de gestiones anteriores, y posiblemente se estaba más por crear conflictos que por resolverlos, aunque no fuera esa la voluntad, sino combatir los problemas y cambiarlos por cercanía y abrazos que reparte a diestro y siniestro todos los días y a todas las horas. Al menos en público. Sigo al PP en las informaciones y por las redes y lo que se percibe es hermandad y camaradería, casi se ha conseguido cerrar etapas y levantar el ánimo. Ya se sabe que todo lo demás depende de las urnas, de la elección que hagan cada uno de los ciudadanos y ciudadanas.
El cónclave del pasado sábado fue para exteriorizar que el PP se encuentra en línea de salida y con la maquinaria dispuesta y con el sueño, una obsesión del presidente provincial de los populares, de conquistar la Diputación, de hecho había propuesto un debate con el actual presidente, Francisco Reyes, para confrontar programas. Reyes ha respondido que no es candidato al cargo, y en parte le asiste la razón porque el organismo provincial es una elección indirecta, lo que se vota en las urnas es la composición de los ayuntamientos, y de ellos sale la Diputación. Domínguez tiene prisa y ganas, además él se ha erigido en candidato y ha preparado un programa con el mismo interés que si fuera a presentarse a unas oposiciones a Notaría, en tanto que los socialistas, aunque sea para cubrir sus formalismos, porque todo el mundo sabe que el puesto está reservado a Reyes, hacen oídos sordos. Cuidado con la euforia, el presidente de los populares pone en esta campaña toda la carne en el asador en la “toma” de la Diputación, tras 44 años de socialismo, es entendible que se trata de una asignatura pendiente porque ha habido alternancia en todas las instituciones menos en el ayuntamiento de ayuntamientos, que se resiste, de hecho fue en su día fijación de Fernández de Moya, pero Domínguez debe ser prudente o se puede dar el batacazo de su vida política, una regla a tener en cuenta es la de no menospreciar al adversario.
Y claro que no pasaría nada si el PSOE pierde la Diputación, esa es la esencia de la democracia, que el poder no es eterno para nadie. Por tanto no es imposible gobernar la Diputación, esta palabra ya hay que desterrarla, pero es improbable, incluso es posible que le ayude más la humildad que una cierta altivez. Creo que esta forma de hacer política forma parte del estilo Erik, que tiene muchos defensores, incluso admiradores y aduladores, pero también me consta que hay una parte crítica, quienes no ven bien, a título de ejemplo, que se venga a la lista de la capital o simplemente, y esto ocurre en otras circunscripciones, como Madrid, discrepen no ya de la aceptación de quienes proceden de Ciudadanos, sino que directamente se les ponga alfombra roja a militantes o simpatizantes que fueron de Ciudadanos y que ahora van a ocupar lugares destacados en las listas del PP.
Visioné durante un buen rato el pasado sábado, tenía curiosidad, el desarrollo de la convención provincial de los populares, con el lema “Pinta de azul Libertad la provincia”, y ahí es donde estaba Erik Domínguez en su salsa como showman, pensé que de no haber sido político su futuro lo podía haber buscado como monologuista, aunque él en lo que se haya formado es en Relaciones Laborales, porque tiene labia, y me cuentan que los mismos esquemas que utiliza de cara al público los usa en las reuniones internas, en cualquier momento puede levantarse de su silla y hacer uno de sus números, eso es una cualidad, aunque no todo el mundo lo entienda, el caso es que sabe ejercer el liderazgo y su equipo parece sentirse cómodo, cuestión fundamental. Están aprendiendo marketing político, no tienen más que seguir los pasos de Juanma Moreno, que es todo un referente en esta disciplina, y colocaron un mapa de la provincia, de color azul, al que aspiran tras el 28 de mayo. Estas elecciones no son las autonómicas y juega mucho, más de lo que pudiera pensarse, el factor personal, el talante y conocimiento de los cabezas de lista, etc.
A veces los partidos lo apuestan todo en la culminación de proyectos y creo que no siempre es lo que se valora con mayor decisión. Pues bien, el discurso de Erik Domínguez en esa cita del sábado, que seguí, terminó al estilo coach: “No me necesitáis, os necesitamos. Sólo pueden los que creen que pueden”, y se dirigió a los 97 pueblos y a las ELAs, nueve, a las que dio un especial protagonismo para que no se sientan abandonadas. Y terminó: “Todo el mundo tiene una mochila. El PSOE, a Pedro Sánchez, Juan Espadas y Paco Reyes. El PP de Jaén tiene a Juanma Moreno (aquí cambió el orden, dando prioridad al líder andaluz), Alberto Núñez Feijóo y Erik Domínguez. Busquen, comparen y si encuentran algo mejor, cómprenlo”.
Hubo otras varias intervenciones, además de los invitados, el presidente de Castilla y León y el secretario general del PP andaluz. Cero autocrítica, la verdad es que esta actitud es desconocida en la práctica totalidad de las formaciones. Naturalmente habló Catalina García Carrasco, la consejera del cupo jienense, en su línea, con el el discurso del jefe Juanma, y regaló corazones a su presidente provincial y al presidente de Castilla y León, y Juan Bravo, que al parecer no se esperaba tener que dirigir la palabra, estuvo optimista, como siempre, para él Jaén será lo más. Por cierto que ayer leí en un periódico nacional que exdirigentes del PP como Fátima Báñez y algunos otros están criticando al equipo económico que acompaña a Feijóo, donde Bravo es pieza clave. Cualquiera sabe si todavía nos lo devuelven. Por supuesto que se le dio su sitio a los pueblos y ciudades de la provincia, incluida la capital, y Agustín González, el candidato a la Alcaldía, ampliamente vitoreado como “alcalde, alcalde”, sacó a relucir su vena literaria, ya saben que propone un Barrio de Las Letras en la capital en torno al casco histórico, muy buena idea, y que en su breve mensaje acudió a personajes como Miguel Hernández y sus “Andaluces de Jaén”, o a Machado, pasando por Lope de Vega y Baltasar de Alcázar con su famosa Cena Jocosa.
En fin, siempre digo que es importante que los partidos políticos, en especial los que tienen mayor responsabilidad en el territorio, sean fuertes, no solo para mejorar su vida orgánica, sino sobre todo para que sean el sostén de una política de apoyo a la provincia, que es lo que Jaén espera de ellos, más aún en un momento en el que se han levantado las expectativas de nuevas fuerzas políticas que vienen a buscar espacios para reivindicar justicia inversora para esta tierra, ya que los partidos tradicionales, entre ellos el PP, que ha gobernado España y ahora lo hace en Andalucía, no nos ha concedido la tan comprometida discriminación positiva, para que podamos converger, porque nos vemos cada vez más alejados y conscientes de que con Jaén las administraciones se han saltado todas las reglas de la vertebración. Del PSOE me ahorro el comentario porque es igual o peor que el PP, sumándole casi 40 años de gobierno en Andalucía, periodo en el que la provincia no consiguió sacar la cabeza, se puede resumir así para que todo el mundo lo entienda. Por eso digo que hacen falta partidos fuertes y capaces de abanderar las exigencias para Jaén, empezando por su propia opción, para lo que no pueden ni deben ser cómodos sino muy reivindicativos, aunque dudo que se atrevan a hacerlo.
Foto: Erik Domínguez y Elena González, ante el mapa teñido de azul, en la convención provincial del PP.