Por ANTONIO GARRIDO / Hoy se ha saldado una deuda que la provincia de Jaén había contraído con una persona verdaderamente singular como ha sido José Luis García-Lomas Hernández, que ha pasado a la memoria colectiva de esta tierra como alguien verdaderamente comprometido con el territorio. Tal y como había sido aprobado por unanimidad en fecha reciente, la Diputación le ha concedido a título póstumo el nombramiento de Hijo Adoptivo de la Provincia, lo cual honra al pleno corporativo que adoptó el acuerdo por unanimidad, pero sobre todo hace justicia a una trayectoria ejemplar de alguien que contribuyó desde el mecenazgo de la entidad que presidía, la Caja Rural de Jaén, a hacer de esta tierra un lugar de expectativas, impulsando social y económicamente todas las acciones, en un sinfín de ámbitos, para dar valor a los intereses de la provincia. García-Lomas ya tuvo oportunidad antes de su fallecimiento de recibir numerosos homenajes y actos de gratitud, pero en este caso se trata del tributo corporativo de todo un territorio que fue cada día el referente del trabajo, la dedicación y hasta el sueño del dirigente financiero que ha sido un personaje verdaderamente providencial.
Ha sido el presidente de la Corporación Provincial, Francisco Reyes, el que ha justificado el nombramiento del primer Hijo Adoptivo de la Provincia, que según está recogido en el Reglamento de Honores y Distinciones, aprobado en 2009, está reservado a aquellas personas que no siendo naturales de la provincia de Jaén, por sus cualidades personales o méritos, y singularmente por sus servicios en beneficio, mejora u honor de la provincia, hayan alcanzado alto prestigio y consideración general, y señaló al respecto que «José Luis García-Lomas es un ejemplo perfecto de estas cualidades». A su nombre pronto se unirá el del poeta Miguel Hernández.
Todavía recuerdo sus palabras en el acto en el que el Foro Jaén de Opinión y Debate le entregó su emblemático Premio Hermenegildo Terrados. Dijo entonces, y fue lamentablemente su última aparición pública: “Aunque sólo fuera por hacer justicia a lo que representó Hermenegildo Terrados por soñar un Jaén más próspero, ya sería motivo para nosotros de enorme privilegio recibir tan alta consideración”. Y terminó diciendo que a la Caja Rural de Jaén y al Foro Jaén les une Jaén, ambos lo llevan en su ADN, “y nobleza obliga, conlleva una permanente exigencia, la de no desfallecer y colaborar, cada uno desde su responsabilidad, a hacerla mejor y más grande”. Dos grandes figuras unidas en un acto, ninguno de los dos habían nacido en Jaén, pero nos dieron ejemplo y enseñaron claramente el camino para progresar, a actuar más y hablar menos. Este tributo póstumo a José Luis García-Lomas nos engrandece a todo Jaén. Su filosofía de actuación nos recordaba viejas campañas, porque no se puede decir más en menos: el dinero de Jaén, para Jaén. O en palabras del propio García-Lomas: “La Caja Rural ejercer un papel de agente social en la provincia”.
El acto ha sido un refrendo hacia su figura, a lo que representó y lo sigue haciendo en el recuerdo, y han estado presentes sus familiares, miembros de la Caja Rural y una destacada representación social, porque a nadie le es indiferente la siembra que durante casi 40 años ya ha venido haciendo en la provincia la entidad financiera, hoy presidida por Juan Núñez Pérez.
El cabeza visible de la Caja Rural, José Luis García-Lomas, hasta el mismo momento de su fallecimiento, recuerdo que llegó casi por casualidad, a coger el timón de la cooperativa de crédito. El ingeniero electromecánico, nacido en Madrid y con residencia en La Carolina, que trabajó para la compañía minera “Los Guindos” y luego desarrolló una amplia trayectoria como profesor de instituto, sustituía en el cargo a un presidente de transición, Álvaro López Guerrero, un empresario jienense muy bien relacionado en los ámbitos financieros de la región y nacional, cuya principal misión fue la de tender puentes para tranquilizar a la plantilla de trabajadores y dar paso a una nueva etapa tras el duro golpe de la intervención estatal de las entidades cooperativas, Caja Rural, Uteco y Cooperativa Provincial Agrícola, presididas por Domingo Solís. La intervención estatal de los símbolos del cooperativismo provincial que había creado Solís (la Caja Rural de Jaén se fundó en 1957), constituyó un bombazo económico nacional, pero no es menos verdad que la llegada al gobierno de un gabinete socialista, el de Felipe González, con Miguel Boyer como ministro de Economía, encontraron un conejillo de indias -luego tuvieron otros- para llamar la atención sobre los desmanes económicos que se estaban dando por todo el país y su decisión de ponerles freno. En el caso concreto de Jaén la orden de intervención vino dada por la importante concentración de riesgos, hay que pensar que el fin era bueno, dotar a la provincia de instrumentos sólidos para prestar apoyo a la agricultura como principal fuente de riqueza, pero se equivocaron las estrategias.
Durante 36 años fue perfecta la hoja de ruta trazada por el consejo rector de la Caja Rural, bajo la batuta de su presidente, que supo rodearse de un director general de valía, que ha sido clave para despejar un horizonte complicado y para liderar desde su responsabilidad el proyecto. Sacar a flote la Caja y ponerla en la situación óptima en que se encuentra, se ha hecho sin necesidad de ayuda de ninguna clase, cuando otros instrumentos financieros se han beneficiado para salir adelante de los fondos estatales. En el caso que nos ocupa no hay que agradecer nada a nadie, ha sido la propia fortaleza de una entidad de provincias que hizo los deberes con tanta responsabilidad hasta convertirse en lo que hoy es, absolutamente imprescindible para los intereses del territorio de Jaén, presente en todos los rincones de nuestra geografía, ajena por tanto a la exclusión financiera, una institución en suma solvente y creíble.
En esta etapa tan fructífera en la que García-Lomas estuvo al frente de la Caja Rural, se estrecharon lazos con las administraciones, los colegios profesionales, y con una ingente cantidad de colectivos de diversa naturaleza, tratándose de la única caja que capaz de hacer un desembolso de estas características. No se puede olvidar que las demás entidades, incluidas las que nos prometieron el pan y la sal, incumpliendo la palabra dada y que quedaba reflejada en documentos que cayeron en el olvido, se echaron para atrás cuando las crisis asomaron por el horizonte, primero la de 2008 y últimamente con la crisis sanitaria y la pandemia, en la misma medida que la Caja Rural de Jaén se hacía cada vez más presente y se producía casi el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Por descontado una de las grandes claves, la primera, de la resistencia y vitalidad de la Caja, sin la cual no sería posible hablar de éxitos, son sus miles de clientes que han depositado en ella su plena confianza, y también sus alrededor de 500 empleados, plenamente identificados con su filosofía.
Especial importancia hay que conceder al nacimiento, tras aprobarse en una asamblea en junio de 2006, aunque oficialmente iniciaría su andadura al año siguiente, de la Fundación Caja Rural, que tanto ha contribuido en este tiempo a favorecer el desarrollo social, cultural y formativo en su ámbito de influencia, su prioridad siempre han sido las personas, y ha invertido una importante cantidad de millones cada año en numerosas atenciones, unas más grandes y otras más pequeñas, pero todas útiles, eficaces y rentables. La Fundación ha sido un descubrimiento y un alivio para muchas inquietudes jienenses, porque ha habido manos sensibles para salvar obstáculos, en este caso una entidad financiera que cuida los números, porque ellos son los que la hacen más sólida y potente para llegar a las personas, que encuentran en ella, por diversos caminos, ayuda y estímulo. De hecho es difícil encontrar un acontecimiento cultural, social, deportivo, etc., donde no esté presente la Fundación y que definen a las claras su vocación de servicio. Este es, sin duda el mejor legado de José Luis García-Lomas. Al frente de la labor de esta Fundación, en calidad de gerente y que es al mismo tiempo subdirector de la Caja, se encuentra su hijo Luis Jesús García-Lomas, tan escrupuloso y eficaz como su padre, y se ha hecho acreedor al aprecio generalizado por saber administrar con equilibrio y generosidad los talentos.
Entre las numerosas distinciones recibidas por el recordado García-Lomas como muestra de gratitud en los últimos años, hay que destacar la creación en la Universidad de Jaén de la “Cátedra Caja Rural de Jaén José Luis García-Lomas Hernández de Economía, Comercialización y Cooperativismo Oleícola”, todo un guiño al sector oleícola que es eje de las actuaciones de los dos estamentos que tienen entre sus objetivos la apuesta decidida por el progreso económico y social de nuestra provincia. La Cátedra que se puso en marcha está dirigida por el catedrático de Comercialización y Análisis de Mercados, Manuel Parras Rosa, quien dirige su contenido a transferir el conocimiento generado al sector oleícola, a través del estudio, la investigación, la divulgación, la transferencia de conocimiento y la financiación en estas áreas, bajo un enfoque interdisciplinar.
La denominación de la Cátedra responde al reconocimiento de la Universidad a la colaboración permanente con la Caja Rural, al papel de apoyo que la entidad viene prestando a la UJA casi desde su nacimiento, de hecho es el medio financiero de referencia y en todos estos años su vinculación ha sido total. Y en esa actitud de relación permanente ha sido decisivo el papel del recordado presidente, José Luis García-Lomas Hernández, en quien la Universidad jienense simbolizaba el interés, la consideración y casi el mimo que se ha recibido en todo momento. De todos modos allí donde está el olivar y el aceite de oliva es seguro que está también presente la Caja Rural, por ejemplo en la IGP Aceites de Jaén, para lo cual se ha firmado un convenio de colaboración. Siempre es así.
En la calle se dice, con razón, que si no existiera la Caja Rural había que crearla. Y es que hay tres entidades que siempre he dicho que tendríamos que defender con uñas y dientes en una manifestación si corrieran algún peligro. Una es la Universidad, por razones obvias; otra la Diputación, sobre todo por su labor promocional de las grandes fortalezas de Jaén; y luego estaría Caja Rural. Son un conjunto de instituciones que deben constituir las líneas rojas de Jaén, por tanto tienen que ser intocables. En el caso de la Caja Rural, tanto la entidad en sí misma, como el que fuera su presidente, han asumido una labor de mecenazgo sobre el territorio de la provincia, de manera que nada que tenga relación con los intereses de Jaén les sea ajeno.
No es casualidad que García-Lomas tenga una calle en La Carolina, y se le hayan dedicado una amplia relación de homenajes de diferentes colectivos, incluso que se le hayan compuesto pasodobles, fundamentalmente en agradecimiento de que el dinero de Jaén esté repercutiendo en Jaén y entre los jienenses, tanto en créditos como en obras de carácter benéfico o social. Una entidad que se ha expandido y está presente en diferentes provincias andaluzas, recientemente en Sevilla, además, claro está, de Madrid y Barcelona. Y estrechamente unida al Plan Estratégico, a la Institución Ferial, a la Real Sociedad Económica, a los colegios profesionales, a la Diócesis, la Catedral, y un largo etcétera. Son sus beneficios los que contribuyen a hacer grande a la entidad y los que permiten que Caja Rural se entregue plenamente a colaborar con el progreso y desarrollo de Jaén.
Por lo demás consta que el nuevo Consejo de Administración que sigue tomando tierra, tiene el objetivo de mantener sus prioridades y su fidelidad al compromiso con Jaén. Con Juan Núñez al frente, le acompaña en la vicepresidencia el prestigioso profesional de la Medicina, Emilio García de la Torre, expresidente del Colegio de Médicos y otra persona con un gran compromiso con la provincia, en tanto que Patricio Lupiáñez, un linarense relevante y con una brillante hoja de servicios, preside la Fundación, y se produce la entrada como consejera de Inmaculada Herrador Lindes, cuya valía es indiscutible, es economista y vinculada a la Universidad de Jaén, directora de la Oficina del Plan Estratégico, pero por su solvencia profesional y personal está presente en estamentos como el Instituto de Estudios Jienenses, la Real Sociedad Económica de Amigos del País o el Consejo Social de la UJA, por citar algunos. Trabajadora nata, pero también estudiosa, se multiplica para ser más útil a su tierra, de hecho acaba de cursar un Máster en Dirección de Empresas por la Fundación San Telmo, y su presencia en el órgano rector es toda una garantía.
El nuevo y gran homenaje a José Luis García-Lomas con este flamante título de Hijo Adoptivo de la Provincia es también un estímulo para la Caja Rural y su nueva e ilusionante etapa. Siempre lo he dicho y este es un buen momento para repetirlo, lo que es bueno para Caja Rural lo es también para la provincia, porque en ambos casos se trata de Jaén. Ojalá que el futuro depare a la entidad situaciones y gestores que la mantengan viva y con el mismo ímpetu y dedicación.
Foto: Un acto de justicia, el nombramiento de Hijo Adoptivo de la Provincia del recordado expresidente de Caja Rural de Jaén, José Luis García-Lomas Hernández.