Por ANTONIO GARRIDO / Un día como hoy, 7 de marzo de 2021, se cumplen dos años, participé en la macrocaravana y por tanto, como cientos de jienenses, cumplí con el compromiso de sumar a una acción de protesta y reivindicativa por nuestro Jaén, que consideré imprescindible si queríamos abandonar de una vez por todas este estado de postración, ya que las administraciones, por sí solas, si la sociedad civil no se moviliza, son incapaces de dar el paso por su cuenta y en Jaén ya llevamos esperando que se obre un milagro no diré que 40 años, que por supuesto, sino muchos más, no olvidemos que en el franquismo también estuvimos ninguneados y que es célebre la frase de Franco de que Jaén le quitaba el sueño, una gran mentira la del insomnio, como lo ha sido después con todos los presidentes que hemos tenido en la etapa democrática, incluido el señor Pedro Sánchez, que ha institucionalizado el olvido y que solo tiene palabras cálidas para Jaén en tiempos de campaña.
Ya sabía a lo que iba, no me resultó ninguna sorpresa las adversidades suscitadas, de todos modos me sumé por convicción de que llegaba la hora de implicarse con firmeza y también en apoyo y solidaridad con las plataformas, en especial Jaén Merece Más, que estaban dando la cara por el territorio y no solo por la capital, abandonada a su suerte, sino por el conjunto de la geografía provincial. Los políticos, aunque levemente, empezaban a inquietarse. Juan Bravo iba a reunirse el día siguiente en Linares y la ministra de Turismo llegaba también en esas fechas a Jaén, aunque al final sería una más en el desembarco de ministros, simples brindis al sol.
Me sentí, como jienense, muy satisfecho y orgulloso tras participar en la caravana, pero mentiría si no añado que también me embargó una sensación de desencanto, primero porque esperaba más respuesta después de los ensayos con la experiencia del domingo, 14 de febrero, y las caceroladas que se habían venido celebrando, y también porque entendí que era vital para mantener en alto la lucha por la dignidad de Jaén, que se centra en la exigencia a las administraciones de respuestas contundentes, no perder ni una sola ocasión para manifestarnos con toda rotundidad y compromiso. Hace dos años el poder no nos lo consintió y no puede extrañarnos, al poder lo que le interesa, en este caso al de Madrid porque es de quien dependen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, es darnos una de cal y otra de arena, el sí pero no, y en resumidas cuentas la subdelegada, Catalina Madueño, que obedece órdenes precisamente de quienes niegan a Jaén el pan y la sal, lo que hizo fue retratarse ella misma y a quienes sirve. Intolerable en una caravana pacífica la presencia de tantísimos efectivos de la Guardia Civil por todo el trayecto, un despliegue a mi modo de ver desproporcionado, pero que tenía su sentido, evitar a toda costa que la marcha, como era intención, siempre desde su rebeldía cívica, llegara a entorpecer el tráfico en Santa Elena, impedido a toda costa.
Alguien dijo y la verdad es que no me extrañaría que así fuera, que la subdelegada tenía preparados los efectivos de los antidisturbios. Lo que no tienen coraje de hacer en territorios donde campa a sus anchas la violencia, se atreven a hacerlo en Jaén. Débil con los fuertes y fuerte con los débiles, en este caso con la gente que jamás ha creado problemas de orden público y a la que hace dos años se les dispensó en algunos momentos un trato desproporcionado, ya conocen la cantidad de multas impuestas, el trato como vulgares delincuentes. Los organizadores debieron plantearse pedir el cese o dimisión de la subdelegada, que no es de Jaén, es cordobesa, pero ejerce en la provincia y fue desleal con ella.
Los gobiernos, y el actual en particular, nos han querido siempre dóciles, sumisos, pero me parece que esto ya no va a ser posible. Lo que pasó aquel 7 de marzo, no fue un fracaso pero probablemente se esperaba más, y fue como un retrato de lo que todavía queda en la provincia de Jaén de su histórica indolencia. Jaén capital fue la que aportó más vehículos, por encima de los 500 según hizo público la Guardia Civil, tengo desde siempre el mayor respeto a la Benemérita, pero igual se quedaron cortos. Y es normal, en la capital el trabajo continuado de la plataforma “Jaén Merece Más” había cuajado durante cuatro años, al menos entre quienes aman a su tierra y están libres de hipotecas políticas, esas sí que son un lastre, y lo digo desde el respeto y la consideración, pero en conciencia entiendo que es así. El caso es que lo que agradecen los poderes, todos, Madrid, Sevilla y los que también en Jaén viven a cuerpo de rey, son los signos de debilidad, el día 14 de febrero, también de 2021, se les vino el aparejo a la barriga, y para la cita siguiente tocaron a rebato, con la ausencia de significados políticos de cualquiera de los dos grandes partidos, y me refiero a ellos porque son los que han tocado poder, pero Unidas Podemos también lo tiene y no movieron un dedo para apoyar a Jaén, y el PP y Ciudadanos, que por aquel entonces gobernaban en Andalucía, tenían que hacer el esfuerzo de pasar de las palabras a los hechos y bien que les costaba. Todos igual de decepcionantes.
Estuve totalmente de acuerdo con una gran parte de la sociedad civil que se expresó a través de las redes sociales, gente que me merecía confianza y que transmiten amor por su tierra, en el sentido de que a lo que de verdad le pueden temer los partidos políticos que con su complicidad con los gobiernos impiden que Jaén salga adelante, es que naciera, como así ha sido, alguna fuerza política de inspiración local o provincial, basada en las grandes reivindicaciones, y en el progreso y el desarrollo de Jaén. Es el compromiso, ese slogan de “Jaén, yo no te olvido” que por aquellas fechas una gran mayoría hicimos nuestro, pero que hemos ido dejando atrás, cuando lo que de verdad preocupa en la política es el comportamiento de rebeldía cívica ciudadana de los paisanos, los que se mojan y los que tiran la piedra y esconden la mano, o arreglan los problemas en las redes, desde un confortable salón, cuando no en las barras de los bares. Sea lo que sea el caso es no rendirse.
Lo del Colce fue una afrenta en toda regla a una ciudad y una provincia siempre al margen de las grandes decisiones del Gobierno. Fue tan dura esa humillación y tan evidente el “espíritu del Colce” que los políticos responsables de Jaén no han tenido más remedio que cocinar a fuego lento alguna respuesta, y de ahí ha surgido el Cetedex, que no es más que una compensación y a cambio de olvidarnos de demandar daños y perjuicios y de retirar procedimientos judiciales que pudiertan comprometer a destacados miembros del Gobierno de España y no solo a ellos. Bienvenido sea el Cetedex, pero ni perdonamos ni olvidamos, y por supuesto hay que seguir exigiendo el pago de la deuda histórica con Jaén, no crean que ya se han ganado el aplauso y las medallas de por vida.
Volviendo a aquella cita del 7 de marzo de 2021, que por supuesto marcó un antes y un después en el despertar de Jaén, señalaba, para los que quisieran comprometerse, una hoja de ruta con tal de mantenernos en vigías permanentes, porque no vale mirar atrás ni para tomar impulso, ni siquiera hay que dejarse llevar por la sensación de fracaso o decepción cuando hay tanto que hacer mirando al futuro. No podemos abdicar de nuestra responsabilidad personal como ciudadanos jienenses. porque en mucha gente ha prendido la llama de la conciencia social y crítica para que nuestro Jaén despegue. En este momento histórico en el que desde algunas instancias políticas se valora, y lo aplaudo, el nombre y la obra de Miguel Hernández, estaría bien que no nos quedemos en la impecable letra del poema, que nos retrata divinamente, y que hoy es himno de la provincia, sino que lo traduzcan en hechos, porque a veces nos da la impresión de que el poeta del pueblo estaba plácidamente recitando a las florecillas del campo cuando lo que hacía de verdad era pedir a los jienenses que no fuéramos dóciles, esclavos exactamente decía él, que nos levantáramos contra las injusticias. Era grande y, además, visionario. Pues de eso se trata, de seguir al pie de la letra el espíritu de nuestro propio himno.
Foto: Una imagen de la caravana que reivindicaba progreso para Jaén hoy hace dos años.