Por ANTONIO GARRIDO / Sin duda uno de los temas de permanente actualidad para los que somos y nos sentimos de Jaén, es el recuerdo de la gran manifestación caravana de hace dos años que hizo historia y que nos reconcilió como sociedad civil de que al fin llegaba la hora de sublevarse ante tanta injusticia, diciendo alto y claro “hasta aquí hemos llegado”. La plataforma ciudadana “Jaén Merece Más”, que tenía detrás a varias decenas de colectivos, algunos muy comprometidos con la causa, no solo organizaba esta multitudinaria cita, a la que por cierto también quisieron restarle notoriedad, pero no pudieron porque no se engaña fácilmente a todo un pueblo, el caso es que había quien pensaba que esta iba a ser una experiencia más como tantas Mesas por Jaén creadas en distintos momentos para amortiguar reveses serios, pero que quedaron en aguas de borrajas por la indolencia tradicional de esta tierra.
Jaén Merece Más sigue con la pretensión, ahora como partido político, aunque la plataforma no se ha extinguido, de convertirse en la auténtica y genuina voz de Jaén en las instituciones, estuvo a punto de lograrlo en Andalucía, pero esto va a depender de la voluntad de los partidos y de la decisión de los jienenses. Bien es cierto que hace dos años, como ocurriera también con la gran manifestación olivarera, en algún momento teníamos la impresión de estar reivindicando al aire, al sol mañanero de Jaén, porque aquí tenemos la singularidad de que fácilmente se unen a las marchas hasta los que han sido y son cómplices necesarios de nuestras desdichas. Es muy curiosa esta situación tan sui géneris. Y por cierto, me acabo de acordar, ¿qué se sabe de los agentes sociales políticamente tan reconocidos, ausentes en ciertas luchas pro Jaén si no son ellos las que las provocan? Un día hay que hablar alto y claro de presencias y ausencias.
Hay quienes se incomodan porque al hacer una valoración del fracaso de la política con Jaén en toda la era democrática, de épocas anteriores y de los insomnios históricos mejor no hablar, no se haga una distinción tan precisa de las responsabilidades de los dos gobiernos que ha habido en España, PSOE y PP, porque la Unión de Centro Democrático tuvo un periodo efímero. Creo que cada palo debe aguantar su vela, aunque es verdad que en este momento la base de la protesta y de la indignación general fue el proceder del Gobierno de España. Los dirigentes socialistas fueron modulando su discurso, estar con Jaén, pero…Y a la hora de repartir responsabilidades curiosamente empezaron por la Junta en vez de hacerlo como todo el mundo por las dos personas que se merecieron la reprobación popular, aunque a la postre el gobierno andaluz se convirtió en cómplice necesario y tampoco estuvo a la altura de las circunstancias y a la altura sobre todo de la dignidad de Jaén.
Lo tuvo más complicado el alcalde, Julio Millán, Jaén entero elogió su gesto honorable, las cosas como son, al escribir esa famosa carta, pero pasó de inmediato a nadar entre dos aguas, tratando de conciliar y hay veces en las que esto no es posible, por eso él sí se la jugó ante la atenta mirada de la ciudad. La posición de Reyes, al que el PP llama “el otro alcalde”, es algo más confortable. Aunque no negamos su complejidad, la Diputación es un fortín, se trata de una institución que, en términos generales, da más que quita y ahí tiene Reyes un buen parapeto. Por algo lo quiere emular el adversario.
Dicho lo cual si hay que destacar una frase elocuente de los días posteriores a la macromanifestación, es lo dicho en Jaén por la entonces bien mandada delegada del Gobierno en Andalucía, Sandra García. Palabras textuales: “El Gobierno toma nota de la manifestación en Jaén e informará con total transparencia sobre el Colce”. Nada de nada, pero ni entonces ni después. Pelillos a la mar.
A propósito de la humillación histórica a Jaén, he encontrado un recorte de prensa, del periódico Ideal en concreto, del año 1987, es una crónica firmada por mí, el 27 de julio de ese año, en la sección La Crónica de la Semana, que mantuve durante mucho tiempo, titulada “El ferrocarril que se nos va y el ministro que no viene”. Se trataba de un clamor periodístico al comprobar que Jaén se quedaba fuera del itinerario decidido para el AVE Madrid-Sevilla. Y ¿saben los únicos que alzaron la voz reclamando el sentimiento de marginación que suponía para la provincia el revés de que el AVE no tocara territorio de Jaén? Fueron los empresarios, la Confederación Empresarial Jienense, solo ellos, nadie desde la política movió un dedo para defender a Jaén de lo que pudo ser y no fue. Pues de aquellos polvos estos lodos.
También fue un gobierno socialista, con Felipe González a la cabeza, y nos quedamos con las ganas de que viniera a dar la cara, el por entonces ministro de Transportes, Abel Caballero. Pues de esto han pasado ya 36 años y ello supuso que la Expo del 92 en Sevilla también nos pasara sin pena ni gloria. Maldita hemeroteca. Claro que entonces la sociedad civil estaba fuera de combate, resignada, porque de haber existido tal vez estaríamos ahora hablando de otras cosas. A cuántos políticos deberíamos haber designado personas non gratas en Jaén en las últimas décadas, cuánto hemos aguantado, qué resignación tan grande la nuestra…
Por eso cuando ahora nuestros políticos repiten como papagayos que “para crecer se necesitan herramientas” como tienen otros territorios, por ejemplo Córdoba, nos están dando la razón, porque esas herramientas son las mismas que no reivindicaron con firmeza los que estaban obligados a hacerlo para responder a una provincia entregada a su causa elección tras elección, en el semillero de votos, que es tanto como decir que los responsables públicos abdicaron de sus obligaciones, la primera luchar por el progreso de su ciudad y provincia. Para según qué cosas, ya es demasiado tarde.
Imagen: Un recorte periodístico donde denunciábamos, hace ahora 36 años, que el AVE Madrid-Sevilla dejaba de lado a Jaén y solo hubo una airada protesta, la de la Confederación Empresarial Jienense (CEJ).