Por ANTONIO GARRIDO / De vez en cuando se suscita, sobre todo en las redes sociales, un debate que tampoco es nuevo, sobre la posibilidad de que un centro de la Universidad de Jaén, en concreto alguna de sus facultades más representativas, pudiera ubicarse en el casco histórico de la ciudad, para darle vida y evitar que se quede vacío por la despoblación que se va experimentando, en parte debido a la dejadez de las administraciones que lejos de actuar en su revitalización lo han dejado agonizar lentamente y este es el momento en el que urge buscar medidas para frenar esta exasperante realidad de mal pronóstico.
Lástima que ahora todas las iniciativas traten de inventar remedios improvisados porque no se haya planificado con tiempo una estrategia para el casco antiguo, que ha sido el gran olvidado en lustros, y ahora se están pagando las consecuencias. Alguna vez he urgido públicamente la necesidad de un Plan Estratégico específico para la capital jienense, en el que se hubiera marcado una hoja de ruta meridianamente clara para el casco histórico, contando con la gente que lo habita, en especial las asociaciones y colectivos más dinámicos que trabajan en favor de este emblemático lugar.
En los últimos años han sido numerosas las reivindicaciones de colectivos ciudadanos por llevar al casco antiguo cualquier nueva infraestructura cultural o de otro tipo, y en la mayoría de los casos han fracasado los intentos, mientras que en otros parece que se está en ello, como el anuncio de intervención en la iglesia de Santo Domingo, aunque los proyectos en esta ciudad se acometen con mucha lentitud debido a las trabas burocráticas y a las dificultades añadidas de la manifiestamente mejorable relación entre administraciones que tiene enquistadas algunas obras largamente esperadas.
Pues bien, tras la llegada al cargo del anterior alcalde, Javier Márquez, recordamos una entrevista con el rector de la Universidad de Jaén, Juan Gómez, en la que el regidor local planteó la presencia de la Universidad en el casco histórico, haciéndose ya eco de cierto sentir popular, si bien la Universidad no ha movido ficha ni es posible que se le espere. Ha pasado el tiempo y de vez en cuando surge el debate a través de las redes sociales, que da idea de que hay un cierto clamor en torno a esta idea. En las últimas campañas para las municipales este asunto estuvo sobre la mesa con absoluta decisión, y este sentir, recurrente, que cual Guadiana vuelve de vez en cuando a la actualidad, llevar la presencia de la Universidad al viejo Jaén.
En este mandato municipal que discurre con Julio Millán como alcalde, y que se encuentra en su fase final, se han establecido nuevas vías de colaboración con la UJA, y es un camino para hablar de todas las iniciativas que puedan establecer sinergias entre las instituciones en favor de la ciudad de Jaén. Se han abierto expectativas y esto ya me parece importante en una ciudad en la que no siempre es posible cambiar impresiones en un tono constructivo sobre aspectos de futuro. Pero, ¿debe la Universidad de Jaén propiciar su presencia en el casco histórico?. Aunque podríamos cambiar el sentido de la pregunta, ¿qué impide que la Universidad decida implicarse en el futuro de la ciudad y tenga presencia activa en el casco antiguo de Jaén? Es evidente que esta no es una decisión que corresponda al Ayuntamiento sino a la autonomía universitaria y por tanto, en su caso, debería ser fruto de la colaboración entre instituciones y pensando en el interés general. Pero no veo, salvo que alguien me corrija, mayor problema, solo depende de la voluntad y de la decisión de las partes.
Es verdad, y he participado plenamente de ello en más de veinte años que he estado ligado al Consejo de Administración primero y después al Consejo Social de la Universidad, que en Jaén contamos con la enorme fortaleza de poseer un Campus que es modélico, donde está concentrada toda la Universidad y posee esta característica de la homogeneidad y del conjunto, no hace falta salir del recinto para encontrarse con todo lo que se demande de la institución universitaria. Esta enorme fortaleza, esta gran comodidad para la comunidad universitaria, que evidentemente lo es, también tiene alguna dificultad, porque ninguna situación es del todo perfecta. La mayor parte de los estudiantes de la provincia llegan y salen en autobuses y vehículos particulares al recinto universitario y se priva a la ciudad de esa relación de la que tantas veces gusta presumir.
Tampoco sería el primer caso, hay bastantes ejemplos de lo que pudiera pretenderse en Jaén, lo señalo por si se apunta como inconveniente, y los alumnos están tan habituados a ello que le parece absolutamente normal, por tanto lo que es común en otros lugares debería funcionar también en Jaén. Lo que quiero decir es que tenemos una Universidad, cierto, pero que está “allí” y su implicación social nos sigue pareciendo escasa desde el punto de vista de que la ciudad se impregne de ella, la viva y la sienta. Fue un paso acertado darle vida al edificio de la antigua Escuela de Magisterio, pero ejerce unas funciones específicas y pienso que limitadas, y hay gente que apostaría por ver el trasiego de estudiantes en el espacio urbano, y qué mejor zona que el casco histórico, precisamente la que necesita dinamismo y donde, también hay que recordarlo, existió hace siglos, aunque se tratara de una realidad un tanto efímera, la antigua Universidad que podría haber continuado hasta nuestros días de no ser por los pleitos y las decisiones interesadas y caciquiles de aquellos tiempos, aunque mejor no entrar en ese embrollo histórico.
Se ha apuntado como lugar de ubicación, si es que fuera posible, el antiguo Convento de Santo Domingo, el actual Archivo Histórico Provincial, pero creo que no habría que cerrarse a ninguna posibilidad, porque edificios existen en el casco histórico si realmente se diera la voluntad para trasladar a Jaén una parte de esa excelente realidad universitaria con la que contamos, tal vez la apuesta podría ser la de una facultad con alumnado suficiente para inyectar vida e ilusión a una zona deprimida y a la que todos los estamentos de Jaén, también la Universidad, pero igualmente el Ayuntamiento y todos los colectivos que están implicados, deberían dar una respuesta. Reconozco, como decía al principio, que no sé muy bien qué hay que hacer con el casco histórico para salvarlo, que las posibilidades se han ido mermando con su deterioro y la falta de una planificación adecuada, pero si de algo estoy convencido es de que trasladar a este lugar centros que muevan población y que sean a la vez referentes de cultura y de formación, serían milagrosos para promover la revitalización y animar a muchos jienenses a fijar su residencia en la zona.
No es incompatible, en ningún sitio está escrito, que haya un Campus excelentemente estructurado y que reciba tantas alabanzas de quienes lo visitan, y al mismo tiempo un centro de la Universidad que se vaya a ubicar al lado de la gente, para que Jaén no solo parezca sino que lo sea, una ciudad con ambiente universitario, con todas las connotaciones en positivo que ello acarrearía. Es un asunto que solo depende de la voluntad, la del Ayuntamiento y la Universidad en primer lugar, y tal vez la Junta si el proyecto requiere, como es lógico, un esfuerzo económico, del que nadie debiera sorprenderse y menos señalarlo como el gran obstáculo, porque la Junta tiene para con Jaén las mismas obligaciones que ha asumido con otras universidades, de modo que no busquemos excusas por este lado. También sé que en esta capital está muy extendida la resignación, mejor no hacer nada, no mover nada, no meterse en complicaciones, el socorrido “ea” para librarnos de cualquier tentación de cambio, de revulsivo, incluso nos dirán que el Jaén de hoy no es el de hace varios siglos y que hay que dejarse de hacer experimentos, ni siquiera con el abandonado casco antiguo. Todo eso y más ya lo conozco desde hace muchos años.
Pero en términos generales, creo que sería bueno para Jaén y también para la propia Universidad que reforzaría sus vínculos con la sociedad, que a veces se queda más en las palabras que en los hechos. De todas maneras y en mi deseo de contribuir al debate sosegado, esta no es sino una opinión más. Quien esto firma solo quiere para Jaén lo mejor y tal vez debamos emprender iniciativas que aunque cueste en principio asumirlas o supongan un cambio de lo ya establecido, nunca nos debe pesar hacer grandes apuestas. Uno de los problemas de Jaén, a mi juicio, es la falta de ambición. Tal vez sea la hora de cambiar esta mentalidad y transformar la ciudad, eso sí, siguiendo un modelo, para hacerla más habitable y no se produzcan ‘guetos’ que en nuestro caso es posible que la historia no llegue a perdonarnos. En resumen, pienso que sí, que una parte, aunque sea testimonial, de la Universidad de Jaén, que también es Jaén, debe venirse a ‘vivir’ a la ciudad y colaborar para darle brillo y futuro.
Foto: Una imagen del Claustro del Archivo Histórico Provincial, edificio situado en el casco antiguo de Jaén.
(Artículo publicado en el último número de la revista Ademar, de los Antiguos Alumnos Maristas de Jaén)