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Las empresas de alojamiento de la provincia han hecho un balance de lo que ha representado para el sector en la provincia el pasado año y la sensación que han transmitido es agridulce, en el sentido de que se percibe que ha habido mucho esfuerzo de trabajo y que los resultados no son directamente proporcionales. Es verdad que se ha notado alguna subida en la llegada de turismo, en cambio las pernoctaciones han bajado de tal modo que la provincia de Jaén se sitúa en último lugar entre las andaluzas por este concepto. No cabe duda de que no es el mejor dato, aunque lejos de producir depresión lo que ha de hacerse es seguir la tarea, nada fácil por otro lado, para seguir avanzando, conscientes como estamos todos de la gran importancia de los recursos con que cuenta la provincia en todos los órdenes.

No se puede poner en duda el impecable trabajo de promoción que se está realizando, sobre todo desde la Diputación Provincial, con presencia en todas las ferias, con la difusión de las singularidades jienenses, con la puesta en el escaparate de tantos atractivos con que cuenta Jaén, y de manera especial aquellos en los que tenemos la exclusiva, como el oleoturismo. El trabajo que se ha realizado desde el ente provincial es enorme y no admite lugar a la duda, ahora bien los hoteleros tienen razón cuando, aun reconociendo esta realidad, siguen demandando para la provincia de Jaén una “verdadera y efectiva discriminación en materia turística”.

Efectivamente con todo lo que se ha hecho y se sigue haciendo las estadísticas tendrían que ser más favorables, por tanto hay que plantearse una reflexión sobre las asignaturas que todavía quedan pendientes, y hay que hacerlo desde la humildad. Estos últimos días se han dado saltos de entusiasmo por la comunicación aérea entre Londres y el aeropuerto Federico García Lorca Granada-Jaén, como si fuera la tabla de salvación. Hay que ser realistas. Mucha gente cuestiona el papel del aeropuerto al que en  su día por una cuestión de imagen se le añadió el nombre de Jaén, pero creo que lo que abunda no daña. El aeropuerto no va a ser ninguna panacea, no nos engañemos, pero puede ayudar a los objetivos que se persiguen en el sector turístico jienense y por tanto cuantos más vuelos existan, mejor para ampliar las previsiones.

El problema de la provincia de Jaén, no me cansaré de repetirlo las veces que haga falta, son las comunicaciones, que en términos generales son el principal enemigo con el que se encuentra la provincia de Jaén para su despegue tanto en el turismo como en otros ámbitos. Esto es palmario, un ciego lo ve, por tanto el esfuerzo institucional, sobre todo, insisto, desde la Diputación, que suma ya muchos años, no lo olvidemos, como el que hacen otros ayuntamientos, especialmente Úbeda y Baeza, los Parques, y ahora el propio Ayuntamiento de Jaén con una mentalidad más ambiciosa en cuestiones de marca y de productos, en gran medida se anula porque no es atractivo trasladarse a Jaén, faltan carreteras y desde luego vivimos de espaldas al ferrocarril. El día que las administraciones completen esta apuesta y desde Jaén se exija con rotundidad y con argumentos de peso, tengo la convicción de que poseemos un potencial de recursos que acabarán imponiéndose.

Es fácil encontrar en el día a día a turistas que llegan a la ciudad o a lugares de la provincia y que se quedan sorprendidos al descubrir a esta gran desconocida. Hay que seguir trabajando, no queda otra, pero si nos olvidamos de lo importante, las comunicaciones, estaremos lamentándonos constantemente de una sensación de fracaso que está en nuestras manos resolver. Y por cierto, aparte de las comunicaciones, que son el argumento vital, es muy deseable que los jienenses, empezando por las autoridades que nos gobiernan, nos lo creamos. Hay un ejemplo bien claro de esta cierta indiferencia con que se asumen las cosas en Jaén, y es la declaración de la Catedral como Patrimonio de la Humanidad, hay una evidente dejación que es un lastre que impide soñar en darle un empujón a este Jaén, tan rica la pobre, que diría con toda razón mi siempre recordado Manolo Anguita. Al final todo está en nuestras manos, nada se mueve solo, tampoco el turismo. 

Foto: Estudiantes de la UJA en una visita a la Catedral de Jaén.

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