Por ANTONIO GARRIDO / Cada vez tengo más claro que con independencia de que las autonomías tengan sus competencias, para según qué asuntos, entre ellos el de la fiscalidad, debería existir un criterio común, único, estatal. En este momento no es de recibo el panorama al que venimos asistiendo donde Andalucía ha abierto el melón, en realidad lo había empezado la presidenta madrileña, y ahora parece que se inicia una competición a ver quién es más populista y complaciente. No me creo que la preocupación de los políticos, en general, sea el bienestar de los ciudadanos, cuando los partidos y los dirigentes de las instituciones adoptan medidas de este tenor están midiendo tiempos electorales y no podemos olvidarnos que a escasos meses vista tenemos unas elecciones municipales a las que hay que conceder una notable importancia, habida cuenta de los resultados más recientes en las urnas, de las encuestas que se vienen publicando y de los aires que llegan de fuera, sobre todo la sorpresa del ‘efecto Meloni’ en Italia, aunque en ese país dura un gobierno lo que un bizcocho en la puerta de una escuela. Pero conviene tomar nota.
Como ciudadano sería absurdo confesar que me encanta pagar impuestos, pero entiendo que los servicios no se costean por generación espontánea y, asistimos con asombro a la puja a la baja, la disputa entre quienes gobiernan determinadas autonomías en ver quién da más. Creo que es razonable que pague más quien más tiene, esto es de primero de gobernabilidad y de solidaridad. En cuanto al gesto tan aclamado de Moreno Bonilla, al suprimir el Impuesto sobre el Patrimonio, supongo que estará estudiado, pero es incompatible con que nos vendan continuamente que para atender servicios de primera necesidad tengamos que ponernos a la cola en la petición de fondos europeos. Además nos han señalado desde el PP de Jaén que la rebaja aprobada por la Junta supondrá para la provincia la cantidad de 23,5 millones, es decir, tocamos a 36 euros por habitante, poco más o menos. Lo entendería si hubiera suficientes médicos, si la sanidad funcionara como un reloj, etc. Me da igual Moreno Bonilla que Pedro Sánchez, Ximo Puig o Díaz Ayuso, y demás etcéteras, no creo en el populismo y en la bondad infinita de los gobernantes, por el contrario es momento para demostrar mesura y responsabilidad, y actuar con una política fiscal que no sea gravosa para las economías en un momento tan complicado, porque aún estamos viviendo las consecuencias de la crisis, especialmente las familias más vulnerables, y es bastante enojoso reconocer que la mayoría de las rebajas que se anuncian son simples brindis al sol que casi siempre benefician y perjudican a los mismos. El espectáculo es un tanto deplorable, al menos así lo siento.
Y si nos referimos al ámbito provincial y local el panorama no es mejor, sino peor aún. Como llegan las elecciones municipales, reitero, ahora están las espadas en alto y lo que nos queda por ver. El Grupo Popular en el Ayuntamiento de la capital ha denunciado en los últimos días, con datos del Ministerio de Hacienda, que el pago a proveedores por parte del Consistorio supera ya los 1.000 días, lo cual es una auténtica barbaridad, con esta fama cualquiera le trabaja al Ayuntamiento. En el equipo de gobierno ha debido sentar como un tiro y la inmediata respuesta es que jamás se ha pagado como hasta ahora, aunque no se refleje en la estadística, y, más todavía, acusa al PP de haber dejado 107 facturas de difícil justificación en los cajones, por importe de 10,6 millones de euros, que han sido la causa del crecimiento exponencial reflejado por Hacienda, todo ello versión de quienes ostentan el poder municipal. Han dado la cara el alcalde, Julio Millán, y su teniente de alcalde y responsable de Hacienda, María Orozco. Los partidos y sus grupos políticos tienen las espaldas bien anchas porque deberían reconocer sin reservas que todos han dejado facturas en los cajones. No me puedo olvidar de la importantísima operación de pago a proveedores que tuvo que afrontar José Enrique Fernández de Moya para pagar la enorme cantidad de facturas dejadas por su antecesora Carmen Peñalver. Esta no es una opinión, es una realidad, por tanto que cada cual asuma su cuota parte de culpa y no se escuden en el famoso “y tú más” porque de esta situación de ruina y excepcionalidad, ejemplo de Ayuntamiento irresponsable y mal administrador, no se salva ninguno de los grupos políticos que han gobernado, y ya he pedido en numerosas ocasiones que deberíamos tener el cuadro de deuda para poner a cada cual en su sitio. El actual Ayuntamiento, como los anteriores, también suma. Por eso estamos hipotecados hasta 2050, pero no perdamos la esperanza de que en cualquier momento haya que renovar las operaciones financieras y nos vayamos más lejos, para que la deuda la hereden nuestros nietos o quién sabe. Como luego los políticos se van de rositas y tampoco parece que sean vinculantes los informes de los técnicos de los Cuerpos Nacionales de la Administración Local, en esas estamos.
En realidad y este es el resumen, se está más en discutir que en construir. Claro que ya sabemos que la ruina es total, pero de eso se trata, de procurar que se note lo menos posible, empezando por el bolsillo de los jienenses, que bastante tienen con esa hipoteca de por vida. Hagan propuestas, trabajen por Jaén, pero no planteen estrategias tan engañosas porque aquí nos conocemos todos y ya estamos hartos de los unos y de los otros, porque los dos quieren jugar a ser los buenos de la película. Y aquí el que esté libre de culpa que tire la primera piedra.
Finalmente hay otro detalle que no por repetido deja de sorprenderme e incluso me produce cierto rubor, y es que los partidos nos siguen tomando por bobos a los ciudadanos. Está por ver que los de un partido se dirijan a “sus” gobernantes en demanda de apoyo e impulso a Jaén, siempre lo hacen al contrario, como si los “otros” no tuvieran ninguna competencia, estuvieran de simples figurantes. Los socialistas le exigen todo a la Junta y los populares hacen lo propio hacia el Gobierno de Madrid. Siempre ha sido así, molestar al adversario, nunca al propio. Probablemente temen ser llamados a capítulo, pero están siendo leales con sus formaciones, con la tan temida disciplina, y tremendamente desleales con su tierra. También lo he repetido cientos de veces, esta es la causa de que no haya listas abiertas, porque así las siglas controlan y tienen siempre la sartén por el mango. Hace ya bastantes años, en un debate en el Foro Jaén, dos parlamentarios, uno de PSOE y otro de PP, reconocieron abiertamente, sin tapujos, que la disciplina de voto les impedía ejercer mayor presión para beneficiar a la provincia de Jaén. Conservo ese documento, aunque es viejo, de 1994, pero las circunstancias no han cambiado, si acaso para peor, ahora es todo más evidente y actúan a plena luz del día. Me indigna como ciudadano de a pie, pero poco se puede hacer más que denunciar, al menos por mi parte no pecar de omisión y lamentar que con todos estos elementos se le siga causando un enorme perjuicio a Jaén. Claro que para una inmensa mayoría todo esto pasa desapercibido, unos porque están atados a los partidos y les da igual ocho que ochenta, y los demás porque ni siquiera se informan o les llegan versiones distorsionadas, de parte.
Foto: Fachada del Ayuntamiento de Jaén.