Por JULIO PULIDO MOULET / La segunda prioridad de los políticos es mejorar la vida de los ciudadanos, resolver los problemas de sus comunidades o ayuntamientos y en suma contribuir con su esfuerzo a eso que llamamos estado de bienestar. La primera conservar sus cargos y su poder a costa de lo que sea incluido mentir, insultar, menospreciar y cuando son oposición hacer o decir lo contrario de cuando gobernaban. Ejemplo de lo antedicho la penosa situación sanitaria que si en Andalucía antes de dos mil diecinueve era mala, a partir de esa fecha empeora vertiginosamente. Mientras en Aragón, Navarra, Asturias, Cantabria, Cataluña y Madrid superan los seiscientos médicos por cien mil habitantes en Andalucía andamos por cuatrocientos cincuenta.
La atención primaria en pueblos y zonas rurales está en manos de profesionales mal pagados, sin experiencia, con contratos por días, extranjeros que apenas hablan nuestro idioma y consultas que como en Martos de doce sólo operan cuatro o cinco. Hartos de retrasos y conscientes de que las primeras víctimas del sistema son los sanitarios han convocado acciones de protesta. ¿Hay solución? Sí. Subir dos mil millones anuales el gasto sanitario. ¿Cómo? Detrayendo de partidas de Fundaciones, Agencias Públicas, Empresas participadas y chiringuitos clientelares varios. Oído Juanma y Catalina.