Por ANTONIO GARRIDO / El de hoy no es un día cualquiera para la política, porque ha llegado la tan esperada sentencia de los ERE, emitida por el Tribunal Supremo y que confirma en sus extremos el adelanto que se produjo hace varios meses. El pronunciamiento del alto tribunal se produce once años después del famoso caso y a partir de ahora, con sentencia firme, seguirá el proceso de recursos, algunos de los afectados tienen la esperanza de que el Constitucional le enmiende la plana al TS, y luego está en el aire la situación de José Antonio Griñán, para el que el Gobierno estudia un posible indulto.
Desde el mediodía se han producido numerosas reacciones, muchas de ellas en apoyo de los ex dirigentes socialistas y otras de severa crítica al episodio que forma parte de la leyenda negra de la política en nuestra comunidad. A título de ejemplo, la Junta y el PP andaluz reclaman al PSOE que sin más dilación pida perdón a los andaluces.
De la veintena de ex altos cargos que en su momento fueron condenados por la Audiencia de Sevilla por malversación, sentencia confirmada por el TS, a nueve de ellos se les impusieron penas que oscilan entre los seis y los ocho años de prisión, entre ellos el propio Griñán y el consejero jienense Francisco Vallejo Serrano (siete años y un día de prisión). Otros nueve ex altos cargos fueron condenados únicamente por un delito continuado de prevaricación, y entre ellos se encuentra el ex consejero de Presidencia, el jienense Gaspar Zarrías, cuya pena es únicamente de inhabilitación. El texto íntegro de la sentencia llega tras haber sido estudiado el voto discrepante que planteaban dos magistradas, cuya opinión es que tenían que haberse estimado parcialmente los recursos presentados, entre otros, por José Antonio Griñán y el propio Vallejo, para los que se solicitaba la absolución del delito continuado de malversación de caudales públicos. Estas magistradas han defendido que Griñán “sólo tuvo un exceso de confianza”.
Lo que nos toca más cerca es que Jaén, nuestra provincia, ocupa un destacado lugar en el mapa en torno a este lamentable caso de los ERE. Dos ex consejeros de la Junta, Gaspar Zarrías y Francisco Vallejo, han sido condenados, pero Vallejo se lleva la peor parte.
Gaspar Zarrías y Francisco Vallejo, como todo el mundo sabe ocuparon responsabilidades en los sucesivos gobiernos como consejeros en diferentes áreas y además Zarrías en calidad de vicepresidente. Ambos fueron, también se conoce sobradamente, figuras relevantes en el PSOE jienense, y Zarrías secretario provincial en una larga etapa, el político más representativo de esta tierra, al que todo el mundo conocía por el apelativo de “el virrey”, que viene a significar la importancia de su condición y responsabilidad en este territorio y muñidor de la política andaluza. De hecho también fue distinguido con el título de presidente de honor de su partido.
En cuanto a Vallejo, fue varias veces parlamentario andaluz, senador en algún momento y siempre un político de referencia para el socialismo jienense. Se podría hacer historia de las responsabilidades que tuvieron y de los compromisos políticos asumidos con Jaén, tanto los que se hicieron posibles como los que se frustraron, como la Ciudad Sanitaria que Vallejo tuvo en su mano cuando ostentaba la responsabilidad de la Consejería de Salud, y el papel del todopoderoso Zarrías, parece que hay consenso al considerar que en la historia política reciente de Andalucía es difícil encontrar personajes de mayor poder que el del jienense, especialmente en su larga etapa como consejero de la Presidencia de la Junta, al lado de un Manuel Chaves cómodo dejando en manos del hábil político las mayores responsabilidades de la gobernabilidad. Zarrías sigue teniendo en Jaén muchos adeptos en el PSOE, pero en la provincia cuenta también con una legión de enemigos feroces que lo consideran el principal ideólogo de la leyenda más negra del socialismo andaluz. El principal reproche que se le hace social y políticamente es que durante tantos años hubo mucha política, cierto, pero la verdad es que Jaén no consiguió levantar el vuelo. Los dos están fuera de la política desde el año 2016, cuando se vieron obligados a abandonar la militancia en el partido donde tuvieron tan larga trayectoria.
Por otro lado me parece demencial que los partidos, aunque es lógico que hagan sus críticas, utilicen la corrupción como arma arrojadiza cuando más de uno y más de dos están salpicados por los escándalos y lo que tendrían que hacer es salir a pedir perdón todos los días y limpiar cada cual su casa. Era un pronunciamiento judicial muy esperado el de hoy y por las primeras reacciones que hemos conocido parece que no contenta a todo el mundo por igual, unos ven un pronunciamiento excesivo mientras otros, no pocos, consideran que los jueces se han quedado cortos en las penas impuestas a los personajes públicos que tuvieron alguna relación con la trama corrupta, una de las más señaladas por su magnitud, de la historia reciente de nuestra democracia, no solo en Andalucía sino en España. El caso ERE, además, parece evidente que en los últimos años ha tenido un alto coste electoral. A pesar de ello los máximos dirigentes socialistas apoyan a Chaves y Griñán, entre ellos el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En el ámbito mediático es Griñán precisamente el que recibe más apoyos y sus propios compañeros defienden su honradez. A tal efecto se valora la confesión general que hace en su libro, de reciente aparición, “Cuando ya nada se espera”.
Cabe recordar que el Caso ERE nació en Jaén, según desvela en su libro, publicado hace más de cinco años, “Caso ERE. Las entrañas de la corrupción institucional en Andalucía”, el periodista jienense Juan Esteban Poveda, quien indica que las claves del escándalo de corrupción tiene su origen en la antigua fábrica jienense Molina. Lo escribe de esta manera: “El primer impulso político fue una honesta reacción ante severas crisis industriales que necesitaban respuestas firmes y ágiles. El problema es que por salir de un atolladero –primero el de Molina y luego otro mayor aún en Santana- crearon, según jueces y fiscales, un sistema opaco y discrecional para gestionar el dinero público”. También hace referencia a los personajes no políticos de la trama, unos pocos, donde sobresale el tan renombrado Juan Lanzas, otro jienense al que se adjudica el papel de “conseguidor” de los EREs en distintas empresas, desde su ámbito de responsabilidad sindical.
En fin, un trago amargo para el socialismo español, andaluz y de Jaén, una ocasión para que la opinión pública enjuicie la actuación de los políticos y haga explotar su indignación, que también tiene derecho, pero de todas maneras, aunque ahora se pidan responsabilidades, desde el punto de vista electoral parece que el escándalo está amortizado. Los defensores a ultranza, legos en derecho y también algunos expertos de renombre, pretenden demostrar que ninguno de los condenados se llevó un euro. Yo no soy juez y son sus señorías los que han juzgado, uno está acostumbrado a no poner la mano en el fuego por nadie. Todo el mundo es inocente hasta que no se demuestre lo contrario, y ahora hay sentencia firme, y toca acatarla o recurrirla mientras las circunstancias lo permitan. El caso es que a pesar del tiempo transcurrido del lamentable episodio nos hace sentir vergüenza ajena por la pesadilla y el hedor de tanta inmundicia como se describe en las miles de páginas de un sumario demoledor.
Foto: En una imagen de archivo, José Antonio Griñán con los jienenses Gaspar Zarrías y Francisco Vallejo, todos ellos condenados por la sentencia del Caso ERE.