Por ANTONIO GARRIDO / EL TREN, SIEMPRE EL TREN. Hace tres años por estas fechas, me recuerda mi chivato Facebook, que el ambiente social estaba que ardía en Jaén y no solo a causa del calor, que también, sino por el aislamiento ferroviario. Las redes sociales eran el mejor termómetro para medir el grado de indignación de los jienenses, sobre todo al saber que el AVE Granada-Madrid tenía que hacer un trayecto larguísimo, a todas luces incomprensible, en lo que parecía una estrategia premeditada para evitar territorio de nuestra provincia. Lo que ocurre es que aquí casi siempre reaccionamos tarde porque estamos hablando de una infraestructura proyectada hace más de veinte años, y lo verdaderamente extraño es que los políticos de Jaén no advirtieran de la barbaridad que se iba a cometer. La pregunta que hay que formularse directamente es ¿para qué están los políticos de Jaén?, tantos como tenemos y que nos representan en las administraciones, en los parlamentos, también en un ámbito más local, la Diputación y los ayuntamientos que tendrían que interesarse por todo lo que nos pueda afectar. Pues nada. A buenas horas, mangas verdes, para quejarnos del recorrido del AVE Granada-Madrid, cuando ya no tenía solución, y hemos tenido nada menos que veinte años para hacerlo, y los hemos desaprovechado.
Pero al menos quedaba el profundo malestar a causa no solo de este hecho de la buena nueva para Granada, que por otro lado nos alegraba porque también lo merece y ha sufrido un castigo importante durante años en materia ferroviaria, aunque lo de Jaén no tiene parangón, nos han ido desmantelando de una manera lenta y decidida numerosos servicios de trenes y las quejas, cuando las ha habido, han durado cuatro días y nadie ha protestado enérgicamente por ello, entre otras cosas porque los políticos nos han ido engañando con declaraciones grandilocuentes, como ellos bien saben hacerlo, porque son catedráticos en esa materia, y además hasta hace bien poco actuaban a sus anchas porque la sociedad civil estaba adormilada, y aún sigue pero ya bastante menos desde que surgieron colectivos como la plataforma “Jaén Merece Más”, que como no baja la guardia en sus reivindicaciones y le canta las cuarenta al lucero del alba, con argumentos, y además ahora con carácter de partido, se ha vuelto incómoda para el poder, entre otras razones porque han estado muy mal acostumbrados. Lo cierto es que Jaén no avanza en esta materia y en esos días de hace tres años, una vez más y van… todos abrimos los ojos y nos dimos cuenta, también la ciudadanía en general, que en la situación en que nos han dejado poco podemos confiar en el futuro, lamentablemente es así. Pero como siempre ocurre en Jaén, donde somos de impulsos, aquello se acabó y hasta una nueva oportunidad, porque es un tema Guadiana, lo sacamos de vez en cuando, nos desahogamos, y hasta la próxima ocasión.
Toda España se enteró de los problemas de incomunicación y de aislamiento de Jaén, de que Jaén sufre abandono y que nos quedamos sin trenes por el ninguneo histórico del poder, mejor dicho, de los poderes, todos por igual. Todo lo que se roba al interés de Jaén es política, porque es responsabilidad de los políticos y de una pésima asunción de sus responsabilidades para con este territorio…Mientras, en las redes sociales los jienenses se expresaban con toda rotundidad, frases como “que se conozca esta triste realidad”, “lejos de haber invertido en nuestro progreso, se han dedicado a ir desmantelando lo poco que teníamos”, “Jaén es la olvidada de Andalucía gracias a los políticos”, “más aislados que nunca” o “lo que se viene haciendo con Jaén es una vergüenza”.
La situación era y es extrema y ahora caben dos salidas. Una pedir responsabilidades a toda la clase política de los últimos veinte años que no movieron un dedo por el ferrocarril en Jaén. Dos, exigir a los políticos que en este momento tienen el mando para que cojan el toro por los cuernos y de una vez por todas saquen a Jaén de la situación indigna en la que se la ha situado en servicios ferroviarios. Si no son capaces de conseguirlo, deberían tener la decencia política de marcharse. Por cierto, la viñeta que estuvo circulando del dibujante de Diario Jaén, Juancarlos Contreras, fue sencillamente genial, al describir en cuatro trazos lo que pintamos en el mapa ferroviario. Es decir, nada.
Pues han pasado tres años y aquí seguimos con la misma angustia y desesperación de siempre, olvidados de las administraciones. ¿Dónde está el resultado de las gestiones que iban a hacerse con el Ministerio de Fomento, ya no con Ábalos, que se fue sin mostrar el mínimo interés por dar respuesta al problema y en todo caso la solución que se propuso, vía Córdoba con lanzadera, fue un fracaso. Hubiera bastado mostrar empeño tomando como guía el impecable informe elaborado ¡¡¡en 2017!!! por el Consejo Económico y Social de la Provincia de Jaén, oportuno, serio y esclarecedor. Pero han pasado estos años y no se atisba ningún horizonte de optimismo, a este gobierno le quedan dos telediarios y perspectivas no existen, solo buenas palabras de vez en cuando y blablabla. Otro fracaso en la línea de flotación de esta herencia de los gobiernos que han jugado con los intereses de Jaén. De vez en cuando el personal se moviliza a la vista de que los servicios no solo no mejoran sino que han ido empeorando, en estas temporadas últimas ha sido decepcionante además de vergonzoso, impropio de la atención que merece una capital de provincia. La protesta que promovió ese mismo 2019 el alcalde de Jaén, Julio Millán, recién llegado al cargo, cuando se quería comer el mundo, y que tuvieron cuidado en la Subdelegación del Gobierno para que fuera comedida, un mal simulacro de movilización, se quedó en un mero brindis al sol, en un engaño, y a las pruebas me remito. ¿Dónde está la respuesta, qué seguimiento ha hecho el Consistorio después de aquella acción, con quién o quiénes se han reunido…? Pues eso, de vez en cuando Jaén, tan pacífica, tan comprensiva con los poderes, tan apática, acumula indignación y salta, pero los políticos que tienen responsabilidades ya saben que esto es flor de un día y que basta esperar pacientemente unas cuantas jornadas para que las aguas vuelvan a su cauce. Incluso las actuaciones más combativas pierden fuerza ante la evidencia. Por eso llevamos décadas, y me quedo corto, de espaldas al tren, que es igual que decir al progreso y a la modernidad. Pero, eso sí, todos nos quieren vender la moto. Nos vienen engañando como a chinos. Lo dicho, el tren define muy bien el olvido de Jaén.