Por ANTONIO GARRIDO / Como les supongo hartos de escuchar análisis y declaraciones de unos y de otros sobre lo ocurrido en Andalucía y en Jaén el pasado domingo, en la mayoría de las ocasiones con argumentos interesados, porque cada cual barre para casa y lo normal es derivar responsabilidades y no asumirlas en primera persona, cuando los datos invitan a ello, solo voy a añadir el suplemento de una impresión, el día 19 ha ganado la moderación, ha vuelto la centralidad, esa que parecía haber desaparecido con tanta abundancia de siglas, pero que estuvo muy presente en momentos trascendentes de la historia de nuestro país, todavía no olvidada. Sí, la moderación frente al histrionismo, venga de donde venga, esto lo hemos vivido en la precampaña y la campaña andaluza, donde el único que ha mantenido un perfil de mesura, posiblemente sabiendo de antemano que le iba a beneficiar, ha sido el señor Juanma Moreno Bonilla, tanto es así que su propia campaña se ha centrado más en él que en el Partido Popular. El caso es que no ha tenido rival. El PSOE se ha equivocado de campaña, se han estrellado y ahora no saben a quién echarle las culpas, he oído y leído declaraciones sorprendentes, como la de la señora Lastra, justificando el éxito del PP en que Pedro Sánchez le ha transferido a Andalucía los fondos anticovid. Acabáramos.
No sabía que ocho millones de andaluces habíamos sido premiados por la misericordia y el bolsillo del presidente. O nuestro ínclito paisano Felipe Sicilia culpando a la abstención, esa otra gran protagonista de la jornada, en vez de preguntarse qué motivos tienen los abstencionistas para quedarse en casa, si no han de hacer autocrítica (también los demás partidos) en vez de echar balones fuera. Luego está el caso de Vox, la señora Olona se veía en el Olimpo de los Dioses hasta que despertó del sueño y de sus aires de grandeza. La izquierda del PSOE ha pagado cara su división, pero esto no es nuevo, tienen un problema de protagonismos y de identidad. El único al que he visto actuar con un cierto decoro y dignidad es a Juan Marín, quién lo diría, ha presentado su renuncia, en realidad no podía ser de otra manera y se niega a aceptar el premio de consolación que parece dispuesto a otorgarle Juanma Moreno a cambio de su lealtad.
Por lo demás siempre me gusta observar el respaldo a los candidatos en sus pueblos, y cuando tu pueblo te da la espalda, tu gente, ese es un mal síntoma. La excepción es Enrique Moreno, que ha barrido en Porcuna. Soy muy de refranes y hay uno muy bueno que dice: “Quien a los suyos se parece, honra merece”. Creo que se entiende.
En Jaén ciudad vuelve el PP a llevarse de calle las elecciones a casi 14.000 votos de diferencia del PSOE, que es demasiada distancia, y Jaén Merece Más, que se posiciona como cuarta fuerza política en la provincia y segunda en la capital en paridad con los socialistas, contra viento y marea, para alegría de quienes creen en este proyecto y sorpresa para los que reniegan de él y le auguraban una derrota monumental, el caso es que ha venido para quedarse y únicamente le falta tiempo, rodaje, pero en unas municipales, con casi 10.000 votos en la ciudad de Jaén, y con opción de crecer, podría convertirse en la fuerza emergente para decidir el poder municipal. Por cierto, esta fuerza ha sacado unos 8.000 votos en la provincia, pero ha pinchado en una plaza donde teóricamente se le otorgaba mayor apoyo, Linares, que podría haber sido clave para obtener un diputado. Incluso Úbeda ha estado por delante. Alguien me preguntaba esta mañana si la gente de Jaén Merece Más son de izquierdas, como algunos, desde sus intereses políticos propalan, lo mismo que otros los adscriben al otro espectro o directamente les llaman fachas.
He tenido que decirle a una persona: hay algo que seguramente no entiendes ni otra mucha gente puede hacerlo, y es que haya quienes que por pura generosidad y amor a su tierra, y ante el ninguneo de TODOS los partidos que han gobernado España y Andalucía hacia este territorio, hayan decidido comprometerse con su tierra, con JAÉN. He repetido hasta la saciedad que existe mucho seguidismo hacia los partidos, y que son legión los que no ven más que por los ojos de las ideologías. Este es un problema de mentalidad que costará trabajo erradicar, pero es posible que se esté en el camino, salvo que los partidos tradicionales, en el caso andaluz el PP, haya decidido ponerse las pilas y cumplir con Jaén.
Por lo demás no han sido estas unas elecciones locales, conviene no confundir, pero la experiencia dice que estos ensayos cuentan y que la única condición es que el viento siga de cara, que se puede traducir en no cometer excesivos errores y aguantar el tipo.
Dicho esto no voy a seguir abundando en las lisonjas hacia el señor Moreno Bonilla y su equipo, aunque alabé su mesura al valorar el éxito, con humildad, algo en lo que muchos deberían imitarle, y dirigiéndose a “toda Andalucía” sin distinción. Entiendo que se ha sumado al coro de fidelidad un ejército de votantes de Jaén, que han apostado muy probablemente, por la moderación aludida, el PP ha sido el voto útil y a su vez el mal menor. Los dirigentes populares, los candidatos y los fieles ven hasta lo que no existe, están eufóricos, a mi parecer algunos hasta en exceso, pero los que seguimos el día a día de Jaén y lo hemos hecho desde diciembre de 2018, ponemos el freno a tanta vehemencia porque sabemos que el gobierno del cambio ha tratado de venderlo bien, y más en campaña, pero algunos somos muy conscientes de que ha tenido en sus manos hacer mucho más por Jaén, así que cabe permanecer vigilantes y exigentes. La cita con las urnas es cada cuatro años y unas veces se gana, otras veces se pierde, y otras simplemente se aprende. No le pedimos que convierta en realidad en cuatro años lo que otros no hicieron en casi 40, eso no, pero sobran las palabras y es la hora de los hechos. Ahora tienen una prórroga de cuatro años para demostrar lo mucho que dicen querer a Jaén. Lo expresa muy bien la frase evangélica: “Por sus obras los conoceréis”.
Foto: Candidatos y dirigentes del PP jienense, celebrando la victoria electoral.